Con la recién noticia del fichaje de Florian Lejeune por el SD Eibar después de dos grandes y magnificas temporadas en Girona, el homenaje al central francés es más que obligado.

Son ya dos campañas seguidas que el club catalán se ha quedado a las puertas del ascenso a la categoría reina, pero pese a eso el nivel de uno de los equipos más humildes del campeonato es de auténtico equipo de la máxima elite. El caché del conjunto de Montilivi ha crecido hasta tocar lo más alto con una plantilla luchadora y ambiciosa. El hambre de poder subir a Primera ha sido insaciable pero la diosa fortuna una vez más le ha dado la espalda a los gerundenses.

El Girona se ha convertido en este enorme equipo gracias a una defensa sólida y casi inexpugnable liderada por el central galo. Desde que aterrizó en Montilivi el verano de 2014, la afición le ha alabado como a los más veteranos de la plantilla siendo protagonista en todos los partidos dónde ha participado desde el minuto cero. Una auténtico cerrojo en defensa, Lejeune ha conseguido sacar sus mejores calidades en el equipo catalán  hasta el punto de ser uno de los mejores valorados en su posición. Su salida de balón ha es impecable y con enormes cualidades ofensivas. Su gran altura de metro noventa le avala como de los zagueros más completos de la categoría y también un gran goleador en los balones aéreos.

Su bastante ofensiva se demuestra en los goles marcados estas dos temporadas en el cuadro blanc-i-vermell. Ha participado en 81 partidos oficiales y ha conseguido materializar ocho goles. Uno de los goles más emblemáticos del francés fue en el último suspiro del partido frente al Lugo en Montilivi que suponía el 2-1 en el marcador y el ascenso directo a Primera División, pero el colegiado lo anuló por un claro fuera de juego. Por un momento la afición gerundense se veía tocando el cielo pero en tan solo un instante el golpe fue demasiado duro.

Pasada la primera temporada en territorio catalán, Lejeune pasó a pertenecer al Manchester City en verano de 2015, pero consiguió continuar su carrera en el club de Montilivi en calidad de cedido y sin llegar a vestir de manera oficial la camiseta del conjunto británico. La afición gerundense le agradeció su gran gesto siendo así uno de los jugadores mejor valorados y queridos de la plantilla blanc-i-vermella, además de ser uno de los nombres claves en el once de gala de Pablo Machín.

En esta segunda etapa ha llegado a materializar tres de los ocho goles y dar dos asistencias. Su papel en el eje de la zaga ha sido aún más imprescindible demostrando que con su ausencia el equipo ha sido mucho más débil a la hora de defender. En definitiva será uno de los nombres que quedará gravado en la historia del club catalán