Minuto 93. Empate a uno. Mikel Méndez, autor del primer gol de la tarde, roba un balón en el centro del campo y juega en largo buscando en el área rival a algún compañero. En esos momentos, los locales se vuelcan en ataque persiguiendo la última oportunidad del partido. El esférico encuentra a Gorka Eraña, quien trata de zafarse de su marcador y es derribado dentro del área. Los cerca de 10.000 ojos que pueblan las tribunas de Lasesarre buscan a un único protagonista, el colegiado del encuentro, el señor Hernández Cifuentes. Unos interminables segundos transcurren desde el momento en el que el atacante gualdinegro cae al suelo y el trencilla se lleva el silbato a los labios. Y lo hace y con su brazo derecho señala el punto de penalti. Pena máxima. Lasesarre estalla. Pero hay que meterlo. La leyenda del Baraka tiene acostumbrada a su parroquia a no lanzar las campanas al vuelo ante situaciones de este tipo. El elegido para lanzar desde los once metros es un curtido jugador. Es Joseba Arriaga quien coge la pelota, es quien la coloca en el fatidíco punto y quien dirige su mirada hacia el cancerbero navarro, De Miguel. El árbitro da el OK, Arriaga dispara centrado y la bola besa las red amarilla y negra de la meta navarra. Gol. Locura en las gradas. Es el minuto 94, el Izarra saca de centro y, prácticamente a continuación, se decreta el final del encuentro. Barakaldo CF 2 - CD Izarra 1.

Un dramático y vibrante final de un choque en el que sobró emoción y faltó fútbol. Un desenlace de infarto que mantiene al equipo dirigido por Iñaki Zurimendi como cuarto clasificado a falta de un partido para la finalización de la liga regular. Un resultado agónico que condena, definitivamente, al CD Izarra al descenso a la tercera división. Un final que desató la pasión y que viene a justificar el porqué el fútbol es uno de los deportes que más fervor desata, sea en la categoría que sea.

El Barakaldo se adelanta

Pero, como se ha dicho, más allá de la emoción que se produjo en el descuento de la segunda parte, de la tensión reinante y del ambiente en Lasesarre, el choque, futbolísticamente hablando, fue más bien flojo. Un encuentro que, a priori, pareció tornarse en plácido para los locales cuando, a los cinco minutos de juego, una falta botada desde la izquierda por Mentxaka era remachazada de un soberbio testarazo en el segundo palo por Méndez. Arrancaba el partido y el Barakaldo CF se adelantaba en el marcador. Durante esos primeros compases, los gualdinegros siguieron insistiendo sobre la meta defendida por De Miguel y a punto estuvo de ampliar en una gran jugada de Orbegozo por la izquierda que definió, en un esocrado mano a mano, buscando el palo largo. En esta ocasión el balón no quiso entrar y se marchó lamiendo el poste.

La avalancha de juego fabril concluyó con un remate de cabeza de Garrido que, libre de marca y en una posición casi inmejorable, mandó a las manos del cancerbero navarro. Esta acción se produjo en el minuto 11 y, a partir de ahí, el partido entró en una fase anodina y aburrida en la que el juego se desarrollaba, de forma desordenada, en el centro del campo. Un periodo que también sirvió a la escuadra dirigida por Txetxu Martínez, para ir sacudiéndose la presión inicial y para ir saliendo, poco a poco, en busca de la más que necesaria victoria para los intereses de los de Estella.

Empata el Izarra

De esta forma, en el minuto 13, se produjo la primera acción de peligro del equipo blanquiazul. El atacante Paris se aprovechó de un fallo defensivo de la zaga local para buscar la frontal del área y lanzar un disparo que se marchó rozando el palo derecho de la meta defendida por René. El CD Izarra empezaba a respirar y a ver que podía tener posibilidades de rascar algo de Lasesarre. Y, de hecho, en el minuto 34, llegó el empate. En una brillante jugada por banda derecha, un pase de la muerte dentro del área fue empujado sin querer por el defensor barakaldés Unai Medina. Las tablas se elevaban en el electrónico del coliseo vizcaíno.

Desde entonces y hasta el descanso, poco más que reseñar. Ambos equipos tomaban el camino a los vestuarios prestos a recibir las instrucciones de sus respectivos entrenadores, orientaciones que, en ambos casos, sólo podían ser dirigidas buscando el objetivo de los 3 puntos ya que el 1-1 al descanso no servía para nada a ninguno de los dos contendientes

Así, ya en la segunda mitad, fue el Barakaldo el que salió más decidido en busca de la victoria, pero sin llegar a ganerar grandes ocasiones de peligro. El Izarra no generaba peligro pero conseguía contrarrestar las acometidas del Baraka. Los de Zurimendi no acababan de encontrarse cómodos sobre el verde de Lasesarre y buscaban romper la férrea zaga navarra por las bandas, por el centro y por alto sin que en ninguna ocasión se produjesen acciones de peligro. Al técnico de Alonsotegi le tocaba mover ficha. Comenzaban los bailes en los banquillos. De esta forma, el canario Tyronne abandonaba el terreno de juego para ceder su puesto al experimentado Arriaga.

El cambio no consiguió alterar en demasía lo que se estaba observando y el interés se mantenía por la incertidumbre del resultado más que por el espectáculo que se estaba ofreciendo. Iñaki Zurimendi, como hiciera siete días antes en Tudela, apostó por dejar una defensa de tres y sustituyó a un sancionado Unai Medina por Iban Espinosa. Más polémica suscitó el último cambio decidido por el míster fabril. En el minuto 83 y con el Barakaldo volcado sobre la meta del Izarra, Orbegozo, el delantero centro y pichichi de la categoría, se iba al banquillo siendo relevado por Gorka Eraña.

El guión, con todo, no variaba. La escuadra local buscaba el gol que le diese la victoria y que le mantuviese, una semana más, en puestos de playoffs, más cuando se sabía que el Lleida, su inmediato perseguidor, iba venciendo a la Real Sociedad B en Zubieta. El Izarra, por su parte, se defendía con uñas y dientes pero, incomprensiblemente, no buscaba con ahínco el triunfo, algo necesario dada la delicada situación clasificatoria en la que se encontraba, sabiendo, en definitiva, que el empate no le sacaría del pozo. Apenas unas tímidas aproximaciones y un par de saques de esquina fueron el bagaje ofensivo de los navarros.

Y, de esta forma, llegamos a la escena final, al desenlace relatado en el primer párrafo de esta crónica. Tiempo de descuento de 4 minutos y en el último de ellos, penalti a favor del Barakaldo, transformado por Joseba Arriaga. Un 2-1 que se puede calificar como justo viendo los méritos y el esfuerzo desarrollado por ambos conjuntos, si bien hay que reconocer que el partido de los gualdinegros fue de todo menos brillante.

"Sospechoso penalti"

En sala de prensa, los técnicos de ambos equipos valoraban de distinta para forma lo sucedido en esos 94 minutos. Txetxu Martínez, míster del Izarra, además de felicitar a sus jugadores por el esfuerzo realizado y al Barakaldo por la victoria, cargó las tintas contra el colegiado del encuentro. Martínez consideró que al Izarra "nunca" le pitarían a favor ese penalti y llegó poner en tela de juicio la actitud del árbitro cuando, al pitar el final del encuentro, elevaba los brazos hacia arriba. Esta acción le pareció "sospechosa" al entrenador navarro quien, además, no entró a valorar si el penalti era justo o no, pero sí el hecho de que, a su juicio, se pitó con el tiempo de prolongación ya cumplido. En lo estrictamente futbolístico, Martínez admitió que su baza no era volcarse sobre la meta del Barakaldo si no tratar de aprovechar alguna jugada de estrategia.

"El penalti fue clarísimo"

Por su parte, Iñaki Zurimendi, se felicitó por los tres puntos conseguidos y por el hecho de que, por primera vez esta temporada, la suerte le sonreía a su equipo en los minutos finales de un partido. El de Alonsotegi calificó el choque de "complicadísimo" pero consideró que el Barakaldo fue el que más méritos hizo para llevarse los tres puntos. El míster gualdinegro destacó los inicios de cada parte por parte de sus hombre aunque admitió que pasadas esas fases, el encuentro se igualó mucho y que, por momentos, el Izarra fue superior en el centro del campo. Respecto a la polémica y decisiva jugada final, Zurimendi consideró que "el penalti fue clarísimo".

De esta intensa forma, la Liga regular se ha despedido del campo de Lasesarre. Lo que ahora esperan los aficionados gualdinegros es poder volver a su estadio dentro de dos semanas. Eso significaría que el Baraka habrá obtenido un resultado positivo el próximo domingo en las Gaunas o que el Lleida cae derrotado en su estadio contra el filial del Osasuna y, así, certificaría su clasificación para los 'playoffs' de ascenso a Segunda A. En todo caso, el Barakaldo CF depende de sí mismo y no le queda otra que buscar la victoria ante una SD Logroñés que no se jugará nada, a diferencia del rival del Lleida, el Promesas, que tratará de eludir el descenso en esa jornada final. Lo que sí se puede dar por seguro, es el apoyo incondicional de la hinchada barakaldesa que, previsiblemente, se desplazará en masa hasta la capital riojana. Para facilitar dicho desplazamiento, la junta directiva de la entidad vizcaína pone a disposición de sus aficionados autobuses al módico precio de 6 euros.

En lo que respecta al CD Izarra, no le queda otra que empezar a pensar en la próxima campaña, comenzar a planificarla para regresar lo antes posible a la categoría de bronce. El conjunto navarro despedirá la temporada en su casa, Merkatondoa, frente al ya campeón del grupo II de la 2ªB, el Deportivo Alavés.