Un pasito más. Otra vez con la línea de llegada en el horizonte. Con el olor del éxito en el aire. El Hospitalet, después de caer frente al Tenerife hace dos semanas, se ganó la posibilidad de luchar para volver a ser grande y ascender a Segunda División.

Tuvo que luchar, y mucho, frente a un Caudal que llegó a la ciudad con un resultado muy positivo de la ida, pero que dio la sensación de no acabar de entrar en el partido y despertar demasiado tarde.

El partido fue malo. Lento. Espeso. Ambos equipos mostraron la responsabilidad de jugarse un premio gordo, y nadie quería apostar fuerte o arriesgar. Dejar atrás los sótanos del fútbol español es una responsabilidad muy grande para dos clubes que durante décadas se han paseado a por los campos Tercera y Segunda B, y el juego y las piernas lo notaron.

Empezó el partido con un aspecto desolador en las gradas. Un contraste absoluto con el día del Tenerife, y la línea habitual de los partidos del equipo durante la temporada. Deberá el club replantearse la captación de masa social si realmente aspira a engrandecerse.

El Hospitalet se hizo con la posesión en los minutos iniciales, pero el peligro era escaso. El Caudal, encerrado y dificultando la movilidad local, parecía sentirse algo más cómodo e incluso se topó con el larguero después que Javi Sánchez tirara una falta lateral con maestría.

El juego estuvo muy trabado y no fue vistoso

Pero todo cambiaría en el momento que Corominas recogió un buen pase largo y reventó el balón a la red. El marcador se desequilibraba pero igualaba la eliminatoria. A partir de ahí, los de Miguel Álvarez se mostraron más relajados y cómodos, pero las porterías no tendrían mucho más trabajo hasta la media parte.

Reanudación gloriosa

Si la fiesta no estaba siendo muy divertida, Osado se encargó de animarla al hacer una inteligente diagonal con el balón desde la banda derecha y chutar desde fuera del área para llevar a su equipo, momentáneamente, a la ronda final. Los ribereños veían, otra vez, la puerta de los sueños abierta para ellos.

Con desventaja, el Caudal no reaccionó rápidamente

El Caudal parecía estar inmerso en una especie de slow motion que, evidentemente, no facilitaba a aumentar sus opciones de recuperar la ventaja en la eliminatoria. La suerte para los asturianos era que, con un solo gol, la eliminatoria era suya. No sería así.

Porque si además de realizar un partido espeso, enfrente hay un portero como Craviotto, las opciones se reducen. A falta de 7 minutos el cancerbero hizo una espléndida parada doble cuando el banquillo visitante ya cantaba el gol. Entonces, ya sí, los de Paco Fernández iban contrarreloj  y con prisas. Las últimas embestidas no darían su fruto, y el Hospitalet, que acabó pidiendo la hora y defendiendo con todo dentro del área, gritó de alegría al recordar que hay trenes que sí pasas dos veces.