Italia continuará siendo la única selección con tres entorchados consecutivos en la misma categoría (Sub-21, en su caso). Esta Sub-19 española encontró las vías necesarias para hacer daño a su rival, pero no obtuvo premio en esta ocasión. La selección fue más que su contrincante, que también contaba con jugadores interesantes, aunque asumieran un papel de gregarios en muchos momentos. En su mejor partido, los chicos del 94 dijeron adiós a la categoría.

La selección asumió el mando y encontró de nuevo una vía convincente por los costados. La vuelta de Bellerín aportó agilidad y llegada a España, y eso fue algo (una atención más para el rival) de lo que también se benefició el carril izquierdo, ocupado por Moi Gómez y Gayá. Solo cabía no perder demasiado de vista al joven Martial, caído en banda, que ya mostró credenciales en un para uno en el que solo tuvo que recortar a Jaime en el doce. Rubén blanco desvió el lanzamiento del nuevo jugador del Mónaco.

La vuelta de Bellerín aportó agilidad y llegada a España, y eso fue algo de lo que también se benefició el carril contrario

Francia, desde la inferioridad

Francia concedió la iniciativa al equipo de De la Fuente, pero el asumir el papel de gregario, no iba a ser algo tan natural en los galos. Hace tan solo unos días, los jugadores lituanos, conscientes de sus limitaciones, interpretaron perfectamente lo que les demandó su técnico, algo que no iba a suceder igual con los jóvenes de Smerecki. España se sintió incluso algo más cómoda que en encuentros anteriores, aunque su rival casi siempre dispusiera a todo el equipo por detrás de la línea de balón.

Y sobre todo por ese costado derecho la selección iba a insistir una y otra vez. En una combinación rápida, Bellerín desdobló con gran ventaja sobre sus rivales, pero su centro no encontró a un Iker Hernández que cobraría más protagonismo segundos después. El donostiarra corrió un balón largo que le dejó mano a mano con el central del Athletic de Bilbao, Aymeric Laporte. Le superó en la lucha, ya dentro del área, y a punto de armar la pierna para sacar un pase claro fue sujetado por el brazo y derribado de una forma demasiado clara. Una acción diáfana, ya que no había más jugadores cerca. Grinfeld, el árbitro israelí, no lo interpretó así y dejó continuar el juego.

Iker Hernández superó a Aymeric Laporte y fue derribado de una forma demasiado clara

Pero la dinámica favorecía a España, con una clara implicación ofensiva de los laterales. Los continuos movimientos de Vico, Moi Gómez y Vadillo hacia el centro invitaban a la selección a ser superior en la zona de tres cuartos cuando la pelota llegaba hasta ahí. Esa fue una seña del equipo, muy bien trabajada previamente y a la que no supo encontrar respuesta Smerecki. Por eso no debió ser algo extraño que el derribo a Vadillo llegara en una carrera de las suyas, pero en esta ocasión por el centro. Tal vez este penalti sí señalado no fue tan evidente como el anterior, pero lo cierto es que todos los defensores franceses llegaron a destiempo.

Con juego; sin suerte

José Rodríguez anotó desde los once metros, pero este tampoco iba a ser el partido de España. La lacra para el equipo se consumó en las malas salidas del área. Casi sin tiempo de digerir el tanto. Francia mandó un balón lateral al área, la defensa española ganó el despeje pero ingenuamente devolvieron el balón a un Jean que, con toda la retaguardia saliendo, le dio la fatídica asistencia a Benzia. A un partido, en 90 minutos, todo puede ocurrir, pero las situaciones divididas se van decantando de una forma tendenciosa.

Los galos seguían con su planteamiento desde la inferioridad y España, con sus virtudes y sus defectos siempre buscó con valentía la portería contraria. Bellerín volvía a ser protagonista y una tempestiva subida suya no fue aprovechada por Iker Hernández. Después, Francia, con un Rabiot intentando hacer daño entre líneas, tuvo algunas llegadas infructuosas tras errores de sus marcadores. La selección, de todos modos, despidió la primera mitad con dos llegadas en las que Moi y Vadillo no atinaron.

Clara superioridad en la reanudación

La sumisión de Francia fue aún más palpable en los segundos 45. Gayá quiso igualar todo lo bueno de Bellerín en la primera mitad y multiplicó sus subidas. Formó una notable dupla con Vadillo por aquel costado, en un ejercicio de dedicación que tiene que valer de mucho para el futuro. Pero el juego, a veces caprichoso, no quiso que la selección tuviera la misma frescura cuando alcanzaba el área francesa.

Por alto, la Sub-19 también estuvo a punto de marcar en una córner en el que Vadillo tocó y Borja, poderoso, remató un palmo por encima del larguero. Era el 55. El del Sporting se está destapando como un central interesante, y al que solo el paso de los minutos, con el desgaste, le alumbró alguna debilidad. Todo el equipo, en general, hizo el partido más completo del campeonato ante un rival de entidad y encerrado permanentemente.

Gran jugada

Esta superioridad quedó reflejada como nunca en la gran jugada rozando el minuto 68. Con un Bellerín estelar, la selección tocó hasta encontrar ese pasillo tan recurrente en el lado derecho. De un lado a otro; empezando por la derecha y continuando por la izquierda. La selección tocó con paciencia durante un minuto, algo que no es casual. El pase de José Rodríguez hacia el del Arsenal fue el preludio de un magnífico "uno-dos" de éste, que tras romper a su rival cedió a la llegada de Vadillo por el lado contrario. El bético remató con toda la intención, pero la suerte no le escuchó y el balón rozó el palo derecho de Beunardeau.

Con un Bellerín estelar, la selección tocó hasta encontrar ese pasillo tan recurrente en el lado derecho. Su centro lo remató Vadillo ajustado, pero sin suerte.

Luego llegó el desgaste, pero la selección completaría unos 90 minutos muy serios. De la Fuente sustituyó a José Rodríguez en el 80. El riojano no quiso, posiblemente, arriesgar después de que el medio viese la amarilla por cortar una contra. La salida del madridista le quitó fuelle y sentido al mando del equipo por el centro, pero la superioridad era tal que la esperanza en que el gol llegara era lógico que no se perdiera en esos instantes.

Prórroga e injusto desenlace

Los gestos comenzaron a cambiar en el 86, cuando Francia, de nuevo de forma aislada, se hizo con el balón tras una serie de rebotes. Con la defensa española reculando, a Rabiot le llegó una pelota en el costado izquierdo, que inteligentemente mandó al borde del área pequeña para la llegada de Hunou. Pero el medio no atinó a rematar con toda la ventaja y con la defensa descolocada. Un gol que hubiera sido duro, de llegar en ese momento.

La estocada definitiva llegó en un momento más crítico. A falta de un minuto para el final de la primera parte de la prórroga, con el recuerdo fresco de la eliminación en el Mundial Sub-20, un córner botado en corto encontró su prolongación en la internada del suplente Rodrigues. El centro de éste, un balón blando, desafortunadamente no acertaron a despejarlo Pablo Íñiguez, en primera instacia, y después Borja. El central Conte lo recogió, y con su pierna mala, entre la intención y la fortuna, colocó el balón raso entre las piernas de los defensores y muy lejos de un Rubén Blanco sin visibilidad.

La estocada llegó a falta de un minuto para el descanso de la prórroga, con el recuerdo fresco de la eliminación en el Mundial Sub-20

La desesperación fue otro peso inmediato para las espaldas de los Sub-19. Y entre el cansancio y la desconcentración pudo llegar algún otro tanto francés a la contra. La selección trabajó el partido, como es norma, intentando vencerlo creando superioridades. Buscó soluciones a lo que de nuevo fue un entramado defensivo planteado por su rival. En la iniciativa no encontró el triunfo, pero encontró respuestas y sigue en el camino de no resignarse ante el rival. Lituania 2013 ya tiene final, y no estarán los dos equipos que más propusieron para disputarla (Portugal y España).