Stina Blackstenius. Ella lo hizo todo, ella decantó la balanza. La espigada y fuerte delantera sueca del Linköping apareció una vez más para dilucidar el camino hacia el tercer oro nórdico en categoría femenina sub-19. Stina ha conseguido alcanzar la treintena de goles en dos Europeos. Números de estrella.

España lo intentó y tuvo la posesión del esférico. Pero no fue suficiente. Un inteligente entramado defensivo sueco dinamitó las opciones nacionales de conseguir un torneo que se resiste desde hace once años. Aún así, y pese a la derrota y las lágrimas de las protagonistas, hay que recordar que la Selección Sub-20 volverá a un Mundial de la categoría, algo que no se repetía desde 2005. Y semejante éxito lo ha conseguido esta generación.

Mismo esquema en ambas escuadras

Tanto Jorge Vilda como Calle Barrling repitieron el mismo esquema que emplearon en semifinales, y que habitualmente venían poniendo en práctica a lo largo del torneo continental. Si el preparador español apostaba de nuevo por el trivote en el centro del campo, Barrling lo hacía con un más directo 4-4-2.

Donde sí hubo cambios fue en el nombre de las protagonistas, concretamente uno por selección. Si en Suecia era Hallin en el lugar de Jansson para acompañar arriba a Blackstenius, España fue Lucía Gómez la que dejó su sitio a Ortega. Así, la delantera madrileña ocupaba la punta de lanza con Nahikari caída a banda derecha.

Con estos cambios se daba inicio a una esperada final que más de 7.000 personas siguieron en directo en el estadio israelí. El encuentro comenzó como se esperaba, con una España siendo protagonista absoluta de la posesión del esférico y una Suecia que se acomodaba en su terreno de juego, achicando espacios y complicando el toque fluido español.

Momento Blackstenius

El partido transcurría sin muchos sobresaltos, con un decorado en el que primaba el control rojo pero en el que se intuían aisladas pinceladas amarillas. Hasta que apareció Stina Blackstenius. La delantera ya avisó en dos ocasiones rozando el ecuador del primer tiempo. En una de ellas se aprovechó de un rebote para lanzar por encima de una valiente Elena, y en otra se inventó varios regates en la frontal del área que para alivio español no tuvo consecuencias negativas.

Blackstenius protagonizó dos zarpazos definitivos en el primer acto

Pero a la tercera no perdonó. Saque de esquina de Aronsson y remate de Blackstenius en el segundo palo, anticipándose a Rocío, que la marcó con contundencia durante buena parte del encuentro. Aunque en esa ocasión concreta la sueca le pasó por delante. El tanto en contra hizo daño en la moral española, pero más lo hizo el segundo.

Y es que apenas transcurridos ocho minutos, fue de nuevo Stina Blackstenius la que se aprovechaba de un fantástico centro de Almqvist al segundo palo para volver a conectar un buen cabezazo que se colaba en las redes defendidas por la manchega Elena de Toro. Era el 0-2 y el electrónico todavía marcaba el minuto 38.

El resto del primer acto estuvo marcado por esos dos zarpazos. España no terminaba de sobreponerse al golpe anímico y apenas era capaz de penetrar el buen entramado defensivo amarillo. Sandra y Alba estaban muy acosadas por la presión nórdica, y la clásica y habitual fluidez española no aparecía. Tocaba cambiar cosas.

Mucho corazón

La vuelta de vestuarios no trajo consigo un cambio radical, ni mucho menos. Hubo un cambio posicional entre Ortega y Nahikari, pero nada diferente en lo relativo al planteamiento inicial. Tampoco lo haría Suecia, a la que todo le estaba saliendo tal y como soñaba. Siguiendo por los mismos derroteros, España lo intentaba con corazón pero no encontraba vías de solución ante un combinado nórdico que no se aventuraba al ataque como sí lo hizo frente a Alemania en semifinales.

Gran jugada de Núria Garrote en el 2-1. | Foto: UEFA.

Paulatinamente, y viendo que el contexto seguía sin ser favorable, Jorge Vilda dio entrada a Laura Domínguez por Ortega y ya posteriormente a Paula Mañoso por Falcón. El objetivo era claro: refrescar las bandas. Lo cierto es que resultó, o por lo menos los costados empezaron a ganar más protagonismo del que estaban teniendo hasta ese momento. Tras un par de interesantes disparos de Núria Garrote y la propia Laura Domínguez llegó el tanto.

Fantástica jugada en banda de la citada lateral catalana para poner un centro perfecto al corazón del área que Sandra se encargaba de convertir en un ilusionante 2-1. España lograba reducir distancias en el marcador a falta de diez minutos para el final y la emoción volvía a instalarse en el estadio y en las jugadoras. Aunque Suecia seguía avisando, o más concretamente Blackstenius, a la Selección ya solo le valía ir con todo.

Sentencia y oro

Y de ahí vino el último y valiente cambio español. Marta Turmo dejaba su sitio en la defensa para que Leire Baños engrosase el número de centrocampistas. La llegadora jugadora de la Real Sociedad era la escogida para aupar al equipo hacia adelante en los últimos instantes.

Pero, lejos del empate, llegó la sentencia definitiva. No fue Blackstenius, pero sí volvió a ser protagonista. La sueca ganó área por enésima vez, llegó hasta línea de fondo y se la dejó en bandeja a Angeldal, que no perdonaba llegando desde atrás. Era el 1-3 y el descuento ya hacía acto de presencia. Poco más sucedió. Todo el pescado estaba vendido.

Blackstenius, la mejor

No hubo dudas. Stina Blackstenius, la mejor del torneo. La delantera sueca dio un recital de cómo apretar a las defensas. Y España también lo sufrió en la final. Stina apareció donde y como quiso. Y lo más importante, fue diferencial en casi todos los escenarios. No en vano, acumula la treintena de goles en los últimos dos Europeos, incluyendo fase de clasificación y fase final. Números al alcance de muy pocas, de poquísimas.

Blackstenius fue clave en el devenir del torneo. | Foto: UEFA.

Además, obviamente, se convirtió en máxima goleadora. Sus seis tantos igualaron los seis también conseguidos por Miedema la temporada pasada. Concretamente en este Europeo 2014/15, Blackstenius anotó ya once en la primera fase clasificatoria, convirtiendo uno frente a Moldavia, seis contra Montenegro y cuatro ante Irlanda. Ya en la Ronda Élite, fue la autora de un doblete ante Serbia y de un importantísimo tanto ante Italia que ayudó a la agónica clasificación sueca para un torneo continental que se han terminado adjudicando.

Ya en Israel, la delantera anotó los citados seis goles, siempre dobletes. Hizo dos contra las anfitrionas, otros dos ante Alemania en semifinales y las definitivas dianas frente a España en el definitivo asalto por el campeonato. Fue la estrella, no hay duda.

Ya son cinco consecutivas

Aunque las lágrimas aparecieron en los rostros de las internacionales españolas tras la finalización de la gran final, la Selección ha vuelto a hacer historia. No en vano, son cinco ya las finales consecutivas en grandes torneos que ha disputado en categorías inferiores en el último año y medio. Tres fueron en categoría sub-17, una contra Alemania y otra frente a Suiza en los Europeos y otra contra Japón en el Mundial de Costa Rica; y dos más en sub-19, ambas en los dos últimos Europeos, ante Holanda y Suecia.

En definitiva, cinco finales de cinco posibles. Un reto muy difícil al alcance solo de las mejores. Generación tras generación desde 2009, todas han estado presentes en las grandes citas. Hay calidad y cantidad. El futuro del fútbol femenino español está en inmejorables manos. Y a buen seguro que en un futuro esas lágrimas de tristeza serán sustituidas por sonrisas de satisfacción. Porque el trabajo siempre trae frutos.