Juan Carlos Valerón Santana, exjugador. 17 de junio 1975, Arguineguín, Gran Canaria.

A un futbolista que le llaman “mago” no hace falta mucha más descripción.  Uno de los jugadores más queridos de la historia. No solo en Canarias, no solo en A Coruña. Ni siquiera solo en Mallorca o la ribera del Manzanares. Un jugador querido por mayoría absoluta. El jugador risueño y de voz dormida. El jugador que saca una sonrisa ya sea en una entrevista o  en un campo de fútbol. Un gran jugador fuera, y por supuesto dentro del césped. El flaco dio lecciones de fútbol allá donde piso. Un mago que nunca desvelará sus trucos y que esta campaña, la que ya es historia, dijo adiós a este deporte que tanto enseñó.

Valerón lo fue todo, con un palmarés hueco.  Desde que  se abriera camino desde las islas, las Canarias y las peninsulares, el jugador que jugaba con chaqué tan solo dio un paso atrás, el que tuvo que dar cuando descendió a segunda con el Atleti. Su verdadera historia de magia la contó en la Coruña.  442 partidos oficiales, 32 goles y casi 60 asistencias con el equipo gallego. Partidos de Champions irrepetibles (las  eliminatorias ante el Milan), “Centenariazo” en el Bernabéu y miles de cátedras por Europa.

Un media punta clásico. Fino, lento, de tobillo de goma.  La capacidad de ver lo que otros no veían. Autor de pases imposibles. Frío, acaparador del tiempo. Recursos infinitos. La falta de velocidad, la suplía con un sinfín de cualidades en el regate y en la decisión. Su compañero en el Dépor, Albert Luque descubrió en unas declaraciones que Valerón y Djalminha – otro mago al que Juan Carlos le eclipsó – estuvieron tres años sin perder al fútbol tenis. Se jugaba a 15 puntos y daban 10  de ventaja.

Hay una pregunta en el aire y es la de qué hubiera pasado si Valerón hubiera coincidido con la generación posterior en la selección. En cuanto a títulos, seguramente nada hubiera cambiado, ya que España ha conseguido los tres títulos desde 2008 hasta 2012. Sin embargo el juego de España hubiera alcanzado otro grado más de juego. El Mago de Arguineguín hubiera coincidido con esta España de su discípulo Silva, Xavi, Alonso, Iniesta, Busquets o Cazorla. Más talento para el mejor equipo de la historia.

Valerón contaba con la inteligencia y el tempo de Xavi, con la imprevisibilidad y los recursos técnicos de Iniesta, con el último pase  y la llegada de Silva, el físico de Busquets. Aun así, fue el jugador encargado de bañar de fútbol una generación, pobre en títulos pero de gran importancia. El media punta de Camacho y compañía, la conexión entre el doble pivote y Raúl. El encargado de dar talento, previo a la generación de arte que se venía.

Con la selección disputó 46 encuentros oficiales y anotó cinco goles. Estuvo presente en la Eurocopa 2000, testigo directo del famoso gol de Alfonso ante Yugoslavia. Estuvo presente en el mundial de Corea 2002, un mundial que España pudo optar a algo más de no ser por otros factores que se escapaban a las botas de Valerón y de cada jugador. Y por último participó en la Euro de Portugal 2004, anotando el gol de la única victoria (1-0 a Rusia) en la corta participación española en fase de grupos.

El Mago de Arguineguín, el 21, el Flaco, deja de dar lecciones de fútbol. Sin títulos, también se puede grabar un nombre en la historia del fútbol.

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