Ya se ha dicho todo lo posible sobre Andrés Iniesta. Se han usado toda clase de adjetivos positivos: genio, mago, figura… es imposible recapitularlos todos. Un jugador que ha pasado por muchos infiernos, sobre todo en forma de lesiones o incluso de muertes (la de Dani Jarque como gran ejemplo), pero que ha logrado siempre la gloria. Y que, en sus piernas, atesora más calidad que ninguno. Un jugador diferente. Un jugador mágico. Un jugador eterno en el recuerdo de todos.

Sobre todo, el jugador que dio el primer Mundial a la selección española, una Copa del Mundo más lejana de lo que parece. El gol ante Holanda en la final fue el resurgimiento, cual ave fénix, del manchego. El calvario de lesiones que sufrió ese año con el Barcelona ponía en duda incluso su participación en el Mundial. Y, finalmente, fue el factor diferencial.

Un gol de Iniesta a Holanda en la final brindó a España su primer mundial

Así espera ser también en esta Eurocopa con una selección que también quiere apelar a ese espíritu de “ave fénix”: tras el horripilante hundimiento de 2014, tocó una regeneración que tuvo en Iniesta su máximo componente. Sin embargo, el centrocampista sufrió un gran bajón en su juego, que hizo que tanto con el Barcelona como con la selección española no fuese tan determinante como se esperaba. La derrota en Eslovaquia hizo plantear muchas cosas.

Pero desde entonces, todo fue para arriba. Andrés volvió a ser determinante con el Barcelona, logrando el triplete, y ayudó de manera brillante a la cómoda clasificación de la Roja hacia Francia, ganando los demás partidos. Su culmen en el resurgimiento ha llegado esta campaña, en la cual ha vuelto a brillar con luz propia, volviendo a ser en muchas ocasiones el mejor del conjunto catalán.

Ahora llega el torneo continental, en la que habrá varios puntos determinantes para Iniesta. El primero será su relevancia dentro del campo: la selección española no ha cambiado para nada su estilo, pero ya no es el equipo del “tiki-taka” de 2010. Sobre todo, un punto diferencial puede ser su posición: probablemente juegue en banda en el 4-2-3-1 que Del Bosque plantee, pero cuando más relevancia se le ha visto ha sido jugando en un 4-3-3 como volante. Ahí es donde Andrés Iniesta tiene más trascendencia en el juego.

En el 4-3-3 como volante es cuando Iniesta ha creado más peligro

Aunque, eso sí, jugando en banda en la selección no se le ha visto nada incómodo, más bien lo contrario. Sin embargo, es posible que ante las posibilidades de que David Silva y Nolito monopolicen las bandas, el de Fuentealbilla tenga que actuar en la mediapunta. En el pasado Mundial ya disputó en esa posición el partido ante Chile, y tampoco sería algo raro por sus características.

Otro punto a tener en cuenta será el físico. Tras una temporada exigente en el Barcelona, las características de Iniesta se pueden ver mermadas si el físico no acompaña. Pese a la impresionante calidad técnica que atesora, ya se ha visto como en algunos momentos puede flojear en ese aspecto, lo que puede ver su participación en el juego mermada.

Pero el aspecto en el que el del Barcelona debe ser absolutamente imprescindible es el hecho de encontrar espacios. Ante rivales que puedan plantear estrategias defensivas o ante partidos que por cualquier motivo se atasquen, el factor que desequilibre el encuentro puede ser la tremenda calidad que Andrés Iniesta tiene para encontrar espacios.

El manchego puede estar ante su último gran torneo a nivel de selecciones, sobre todo en el caso de que la selección española no dispute la Copa Confederaciones, siendo su presencia en Rusia 2018 casi imposible. Por lo tanto y tras grandes éxitos, siendo uno de los artífices del Mundial y dos Eurocopas de España, Iniesta afronta su último gran reto: la Eurocopa de Francia.