No hay dos sin tres. España busca su tercera victoria consecutiva ante la selección de Croacia después de cuajar dos enormes partidos ante la República Checa y Turquía, respectivamente, dejando a los turcos fuera de combate en esta Eurocopa de Francia 2016. Además, el empate vale a España para pasar como primera de grupo y a Croacia para clasificarse como segunda. El cuadro croata parte en las apuestas –y sobre el papel- como el rival más peligroso del considerado grupo de la muerte por tener en sus filas a jugadores de primer nivel en defensa, en el centro del campo y en la delantera. Pero, si algo destaca en el conjunto balcánico, es la sala de máquinas con estrellas como Luka Modric e Ivan Rakitic, aunque cuenta en ataque con un viejo conocido de la Liga BBVA y del Atlético de Madrid: Mario Mandzukic. A pesar del potencial del combinado croata, la selección española llega en su pico álgido de forma y de sensaciones con un estilo más confirmado que nunca con Iniesta en estado de gracia.

Las buenas sensaciones se han instalado en la expedición española, confirmando el estado de optimismo. Después de una fase de preparación titubeante que despertaba los peores augurios con los asuntos extradeportivos de por medio y la inesperada derrota ante la selección de Georgia, España ha dejado claro que no ha ido a territorio francés de Erasmus. David de Gea ha despejado las dudas en portería con una gran marca de imbatibilidad merced a una sólida defensa con Juanfran Torres y Jordi Alba en los costados, franqueados por Gerard Piqué y Sergio Ramos. En el centro del campo, un agigantado Sergio Busquets mantiene la posesión, mientras que Cesc pone su movilidad al servicio de un equipo dominado por la batuta de Andrés Iniesta. Y, en ataque, Silva, por banda derecha, y Nolito, entrando por la izquierda, sirven de balones a un Morata superior en área rival que caza remates tanto por arriba como a ras de suelo.

La amplitud por bandas, clave

El juego de la selección nacional necesita de una importante aportación de los laterales y es ahí cuando entran en escena Juanfran Torres y Jordi Alba. Las críticas al juego, cuando España caía en la monotonía de la selección, se basaban en el abuso de ‘centrocampismo’ y de circulación del balón por dentro por el escaso aporte por bandas que lastraba al conjunto de Vicente del Bosque, pero se ha demostrado que esas combinaciones por el centro abren una vía de escape a los laterales de la selección. Una alternativa al juego de la selección que ya sirvió en la Eurocopa de 2012 para mantener el trono europeo ante una Italia netamente inferior.

La introducción de Nolito y Silva en el once inicial hace que ambos atacantes jueguen a pierna cambiada, obligados a meterse por dentro para buscar el disparo o centros envenenados en la búsqueda de un delantero con movilidad como Álvaro Morata o una referencia pura como Aritz Aduriz, dejando las líneas de cal a favor de las incorporaciones de los laterales de Atlético de Madrid y de FC Barcelona, que buscan el pase atrás ante la llegada de los centrocampistas o los envíos a zona de peligro para los delanteros. Por otro lado, el tercer partido de la fase de grupos puede servir para ver el debut de Lucas Vázquez, inédito en la Eurocopa, en una competición continental con el conjunto de Vicente del Bosque, aunque todo apunta a que el gallego partirá desde el banquillo y, en función del resultado, podría relevar a David Silva.

Sin Modric no hay paraíso

El faro del conjunto de Croacia no es otro que Modric. El centrocampista del Real Madrid ilumina la creación de juego balcánico. Una capacidad que se ve mermada tras la lesión de Luka, que sufrió una distensión en el aductor de su pierna izquierda en el empate a dos ante la República Checa. La ausencia del madridista podría derivar en la inclusión de otro compañero suyo en el Real Madrid como es Mateo Kovacic, quien ya le reemplazara ante los checos.