Después de ocho años, la selección española dejará el próximo 10 de julio de ser la vigente campeona de Europa. Queda totalmente confirmado después de que los jugadores de Vicente del Bosque fueran derrotados en octavos de final contra Italia. El equipo azzurri tenía ganas de revancha después de los episodios en las dos últimas Eurocopas, donde los españoles siempre salieron victoriosos. Ahora, con un equipo que parecía venido a menos por las lesiones, Antonio Conte tiró de ingenio y de mucha pizarra para anular todas las armas de su rival y aprovechar sus opciones a la contra. La jugada le salió bien, con Éder, primero, e Insigne, al final, saliendo rápido a la contra y haciendo mucho daño. Sin duda, una victoria trabajada en el campo, pero que se había fraguado en los banquillos.

El partido comenzó con un gran dominio del equipo italiano. Salieron desde el inicio a presionar muy alto, recuperar rápido la pelota y, en dos o tres toques, poner el balón en el área. Esto se extendió hasta el minuto 15, suficiente para que los italianos tuvieran dos ocasiones muy claras y obligaran a De Gea a probarse al máximo. A partir de ahí, la selección española fue recuperando buenas sensaciones muy paulatinamente. Del Bosque ordenó a Iniesta, Fàbregas y Busquets que se juntaran y se encontraran más, obligando a Nolito y Silva tirarse más hacia el medio. De esta forma, empezaron a recuperar la pelota, pero seguían con muchos problemas para superar la línea defensiva rival. El partido siguió así incluso muchos minutos después del 1-0. El equipo italiano no se echó atrás más que por necesidad del empuje rival hasta los últimos 20 minutos, donde, entre otras cosas, se vieron los problemas de España para abrir huecos en la defensa.

Los goles

Aunque Conte planteó un partido de salir a presionar la salida de balón, forzar los errores y, si no, replegar y echarse rápido a la contra. Sin embargo, el primer gol no llegó de esta forma, aunque también fue muy ‘a la italiana’. En uno de tantos balones laterales, la recogió en la frontal Pellé, uno de los grandes protagonistas; no consiguió terminar su jugada, pero provocó una falta muy peligrosa, que acabaría convirtiéndose en el primer gol. El balón estaba a 22 metros de la portería y junto a él había varios grandes lanzadores. Al final se decidieron por Éder, aunque su disparo no era demasiado bueno; la pegó por el palo del portero, a media altura y con potencia. En principio, era fácil para De Gea, pero el meta del United falló al no retener la pelota, dejándola muerta en el área. Al rechace fue Giaccherini, que fue derribado por el portero; sin embargo, nadie se percató del verdadero peligro: Chiellini apareció totalmente solo desde la barrera, y pudo marcar a placer. Un grave error del portero, pero también de la defensa tan pasiva.

Chiellini celebra el primer gol. | Imagen: UEFA.com
Chiellini celebra el primer gol. | Imagen: UEFA.com

El segundo tanto fue producto de la desesperación de España. El técnico italiano había sustituido a Éder por Insigne, otro delantero muy rápido. También había dado entrada a Darmian para reforzar la banda derecha de las subidas de Jordi Alba. Precisamente, la resolución fue absolutamente contraria. En el minuto 91 de partido, ‘la Roja’ se había volcado sobre la portería italiana para sacar un córner. A la contra, tres jugadores sentenciaron con el segundo gol. Insigne lo hizo todo en el centro del campo para anular la poca presencia española en esa zona. Pero el verdadero error estuvo en la defensa de Jordi Alba, que, directamente, no bajó y condenó a sus compañeros. Darmian apareció libre de marca por su banda y obligó a Ramos a venir a cerrarle. Esto liberó a Pellé, que remató a placer. En líneas generales, la victoria fue bastante merecida para la selección italiana, pero los dos goles fueron dos errores graves en defensa de España.

La gran victoria de Conte

Los jugadores italianos realizaron grandes actuaciones individuales; gente como Éder, Pellé, De Rossi, Bonucci o Buffon tuvieron una gran tarde. Sin embargo, todo el mundo coincide en que el ganador del partido fue su entrenador, Antonio Conte, que anuló tácticamente a España. Y no lo hizo encerrándose atrás y bloqueando el juego español, sino saliendo arriba, presionando la salida de balón y con superioridad en el centro del campo. Su gran éxito fue a aislar a los tres centrocampistas rivales; Busquets tuvo que cambiar continuamente de posición para encontrar apoyos en la salida desde atrás. Iniesta y Fàbregas tampoco se encontraron entre ellos, y cuando lo hacían era bajando casi a la altura de Busquets. Esto obligó a Nolito y Silva a venirse hacia dentro y vaciar las bandas. Por ahí, con la línea de tres centrales, Italia tenía todas las de ganar.

Con balón, los italianos tuvieron mucho criterio a la hora de construir fútbol. Pegaron pocos pelotazos, y los centrocampistas y delanteros tuvieron mucho protagonismo. La defensa de 5 permitía a los carrileros sumarse al centro del campo y generar esa superioridad que acabó por condenar a ‘la Roja’. Además, jugaban con una ventaja adicional: al hacer jugadas rápidas con solo cuatro o cinco jugadores, la línea defensiva no tenía por qué perder la posición. Así, subían al ataque los cuatro de arriba más los dos carrileros, y así ni De Rossi, ni los centrales tenían que perder su sitio. Solo Chiellini hizo en contadas ocasiones de lateral izquierdo cuando De Sciglio se venía hacia el centro.

Antonio Conte, dando instrucciones. | Imagen: UEFA.com
Antonio Conte, dando instrucciones. | Imagen: UEFA.com

Pero con un gran victorioso, también hay un gran derrotado. En este caso, tenía que ser Vicente del Bosque, quien no supo anticipar ni anular los movimientos de su colega, Antonio Conte. El seleccionador español apostó por los mismos once jugadores que en los tres partidos anteriores, y físicamente lo notó el equipo. En la segunda parte se vio un equipo lento y sin ideas, con escasa fluidez en el juego. En la segunda parte, intentó solucionar los problemas para llegar a la portería apostando por un juego mucho más directo. En el descanso metió a Aduriz por Nolito, tirando a Morata a una banda y dando más remate en el área. Con el segundo cambio intentó rematar la jugada dando entrada a Lucas Vázquez, que desbordó bien por banda. El problema fue la lesión de Aduriz, que obligó a Del Bosque a meter a Pedro de falso 9. Apostó por un fútbol más directo en lugar de buscar dar superioridad en el medio con Koke y Thiago; evidentemente, y a la vista de los resultados, la estrategia le salió mal.

Llega la travesía en el desierto

Del Bosque, sobre su continuidad: "Hablaré con el presidente"Tras la tormenta, a la RFEF llegará la calma, y tendrán que pensar en el futuro de la selección. El principal y más inmediato será conocer la situación de Vicente del Bosque, si continuará o no. El seleccionador no anunció nada tras la eliminación, más allá de que tendría que hablaría con Angel María Villar. Todo hace parecer que dará un paso al lado y dejará que otro entrenador culmine la transición que él empezó hace dos años. Así lo dejó caer en muchas ocasiones antes de viajar a Francia, aunque nunca dijo nada. Es una situación desconocida en la Federación, que, hasta ahora, siempre supo si su entrenador continuaría antes de un gran torneo. Las elecciones de septiembre pueden tener algo que ver; ante la posibilidad de que Villar pueda dejar de ser el presidente, querrá esperar antes de tomar una decisión que puede ser definitiva.

En la plantilla también continuará el relevo generacional. Se espera que Iker Casillas anuncie su retirada de la selección en los próximos días, después de haber sido suplente toda la Eurocopa. Seguramente, habrá muchos más cambios en las convocatorias. Queda en el aire el futuro de Pedro, Fàbregas o Aduriz (que tendrá 38 años en el Mundial de Rusia). Otros tantos como Saúl o Isco podrían encontrar su sitio, quién sabe si, incluso, en el once titular. Lo que está claro es que habrá grandes cambios, como ya los hubo tras 2014, y quién sabe si una evolución en la forma de jugar de la selección para adaptarse a los nuevos jugadores. Habrá que verlo.

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Juan Marín
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