El pasado lunes, terminó la Eurocopa de Francia para la selección española; quizá, demasiado pronto dadas las expectativas que se habían formado en torno al torneo. El combinado español solo fue capaz de llegar hasta octavos de final, donde una selección italiana muy fuerte les mandó para casa. En este artículo, se analizará como ha sido la aventura para los españoles. Porque preparar una gran cita como esta no es nada fácil. Todo comenzó en la designación de las sedes en el país galo, una vez certificada la clasificación. Como ya es habitual en ‘la Roja’ desde que Vicente del Bosque está al mando, buscaron un lugar apartado de grandes ciudades que propiciaran aglomeraciones de gente. El lugar elegido fue la Isla de Ré, un pequeño pueblo en la costa atlántica. Este proceso corresponde al cuerpo técnico del equipo, que revisa las posibilidades que ofrece la organización del torneo y elige la que mejor se adapte a sus preferencias.

Así fue la previa de la Eurocopa

El siguiente gran paso de Del Bosque llegó el 17 de mayo, una semana antes de que se concentraran los primeros efectivos en Las Rozas. En la mañana de aquel martes, el seleccionador ofreció la lista provisional de 25 futbolistas, más otros 11 suplentes. La convocatoria definitiva no se conocería hasta el 4 de junio; estaba previsto que fuera algunos días antes, pero la lesión de Carvajal fue un duro contratiempo. La incorporación de los futbolistas también fue algo torpe y trabada, por eso fue importante la presencia del equipo suplente. La primera hornada llegó el 23 de mayo, donde se incorporaron todos los que no jugaran alguna final. El resto, a excepción de los jugadores de Real Madrid y Atlético (por razones obvias), se unieron al grupo el 28 de mayo por la mañana. Colchoneros y madridistas llegaron a Las Rozas tres días antes del último amistoso.

El grueso de la concentración preparatoria se realizó, como ya es tradición, en Austria. Este país se ha convertido en talismán desde que, allí, España se proclamara campeona en 2008. Sin embargo, el primer amistoso se disputó en Saint Gallen (Suiza). Con solo siete jugadores de la lista preliminar, aquel encuentro no sirvió más que para hacer debutar con la absoluta a un grueso importante de jugadores. Las pruebas llegaron con los otros dos partidos. Primero, contra Corea del Sur el 1 de junio, esta vez ya en suelo austriaco. Aunque el partido más importante fue el de Getafe contra Georgia, porque jugaron la mayoría de los que apuntaban a ser titulares en el torneo.

Las polémicas en la lista de 23

Otra gran tradición en la selección española es la polémica que se levanta con cada convocatoria que ofrece el entrenador. Para esta Eurocopa no pudo ser menos, y la lista definitiva sacó lo peor de mucha gente con algunos nombres. En primer lugar, está la presencia de Cesc Fàbregas y Pedro Rodríguez, después de no haber tenido un buen año en el Chelsea. El jugador catalán, además, llegó para ser titular indiscutible por delante de jugadores como Koke, a quien reclamó la afición pero, muy a su pesar, no disputó ni un minuto en los cuatro partidos. Pedro, sin embargo, llegó para ser suplente y partir siempre desde el banquillo. Esto provocó, en un momento dado, uno de los momentos de mayor tensión que se recuerda en las últimas grandes citas en la selección española. Básicamente, el canario declaró que él no estaba para hacer grupo, y que si no era titular no le merecía la pena seguir luciendo la zamarra española.

Pero también llamaron la atención algunos nombres que se quedaron sin viajar a Francia. Uno de los más sorprendentes fue el de Saúl Ñíguez, considerado jugador revelación en el fútbol español y uno de los mejores centrocampistas de la temporada. El rojiblanco había entrado en la lista de 25, y todo apuntaba en la dirección de que estaría en la definitiva. Sin embargo, Vicente del Bosque eligió otras alternativas y le dejó en casa. Quien ni siquiera estuvo en la lista previa fue Paco Alcácer, aunque había sido un hombre importante en la fase de clasificación (convirtiéndose en el máximo goleador español por delante de Costa y Morata). Al contrario que otros jugadores, esta vez sí pesó el mal año del Valencia.

Dejando a un lado todos estos nombres, la convocatoria no tuvo mayores controversias. El entrenador salmantino continuó su “transición pacífica” incluyendo nuevos nombres muy reclamados, como Lucas Vázquez, Aduriz, Bruno o Bellerín (aunque este último entrara de rebote). Otros, que ya estaban consolidados, dieron el salto a la titularidad. Hablamos de Nolito, Morata y, sobre todo, David de Gea. Tres hombres que fueron entrando poco a poco en los planes de Del Bosque y que, al final, se consolidaron como indiscutibles en ‘la Roja’.

Un juego demasiado continuista

La manera de jugar no ha distado mucho de la vista en la última década a la selección española. Un fútbol basado en largas posesiones de balón, con problemas para abrir defensas muy encerradas pero muy peligroso con espacios. En general, era mantener el mismo estilo que dio los mayores éxitos a la selección española. Entonces, ¿cuál ha sido el problema? El principal, que se ha mantenido una línea demasiado conservadora, sin apenas cambios en el juego a pesar de que se han cambiado piezas fundamentales. La clave hasta 2014 era la presencia de Xavi Hernández en el campo, eje del equipo y hombre entorno al cual giraba absolutamente todo. Él distribuía y controlaba que todo se sostuviera con un orden claro. Con su retirada, esta pieza desapareció del tablero porque nadie fue capaz de asumir ese rol.

Precisamente, otro problema bastante relacionado con este ha sido la monotonía. A pesar de cambiar algunas piezas importantes, el juego sigue siendo el mismo y esto parece aburrir a los jugadores. Lo que más se ha echado de menos en toda la Eurocopa ha sido el factor sorpresa y la capacidad para que las individualidades rompieran el ritmo, más allá de las genialidades de Iniesta. Esto, sumado a una evidente lentitud en el juego (salvo algunas fases del partido), han llevado a España a ser incapaz de superar una situación adversa. Sin duda, el reto para el próximo seleccionador será recuperar la chispa que, un día, tuvo un equipo campeón que, ahora, da sensación de derrotado.