El campeonato de Liga se termina y el Sevilla es incapaz de lograr la ansiada victoria como visitante, que se resiste desde septiembre. El lastre de las estadísticas fuera del Sánchez-Pizjuán impide al conjunto de Emery sumar puntos que permitan competir con garantías por los puestos europeos. Así, el ritmo de puntuación es lento. La séptima plaza se aleja, mientras que se posiciona junto al Getafe en el octavo puesto, que será una incógnita hasta que finalice el campeonato. Porque precisamente, Málaga y Sevilla podrían tener un particular duelo de intereses hasta después de la conclusión de la Liga. En La Rosaleda, en el terreno de juego, los futbolistas de Emery merecieron mucho más, pero no pudieron noquear a un rival que ha llegado al final al límite de sus fuerzas.

Mejora las prestaciones  pero no muestra contundencia ofensiva 

Hace meses, el Sevilla no sólo perdía como visitante, sino que exhibía unas lamentables prestaciones que, de no ser por la solvencia como local, hubieran convertido el tramo final del campeonato en un infierno que ya ni se recuerda por Nervión. Ahora, el equipo de Emery ha logrado voltearla dinámica, al menos en actitud, porque los puntos aún escasean. Y no llegan en forma de victoria porque no exhibe la contundencia ofensiva que llega por inercia en el Sánchez-Pizjuán. La ocasión de Rakitic en la fase final del encuentro es demasiado ilustrativa.

El Sevilla no tardó en controlar el partido, porque al Málaga le resultaba más beneficioso para su condición física. El Málaga condicionó parte de sus opciones al talento de Isco, al que apenas le acompañaron las musas. El joven centrocampista se perdió en la banda izquierda, por donde apenas generó peligro. El conjunto de Pellegrini trató de lanzar contras peligrosas, pero que terminaron casi siempre de manera estéril y sin peligro para Beto. En el Sevilla destacó de nuevo Perotti, que se ha convertido en una referencia y un gran recurso ofensivo. El argentino participó por ambas y lideró las mejores acciones de ataque de su equipo. Perotti asistió con bastante asiduidad al área, pero tanto Rakitic como Negredo remataron sus centros de manera defectuosa. La mejor ocasión del Sevilla la abortó Kameni, que despejó con grandes reflejos un disparo muy duro de Coke desde media distancia. Kameni suplió con solvencia a Willy Caballero, que se lesionó en el partido entre semana del Bernabéu. El Sevilla apenas sufrió porque realizó una primera mitad muy disciplinada en defensa. Sólo un error en la marca de Alberto Moreno en un saque de banda inquietó a Beto.

Rakitic desperdició la mejor ocasión del Sevilla

En la segunda parte, el Málaga continuó con un ritmo bajo. Lo intentó pero las ideas escaseaban cuando se acercaba al área rival. Como si ya hubiera exhibido todo su fútbol y su potencial en la temporada. Y en la reserva tan sólo queda lo mínimo: orgullo. La segunda mitad resultó aburrida hasta el minuto 75 cuando el Sevilla evidenció sus carencias como visitante. Y no se aprovechó del error defensivo de Weligton, que precipitó una jugada a la contra del Sevilla. Navas asistió a Negredo que, dentro del área, prolongó la jugada a Rakitic, pero el croata, incomprensiblemente, mandó fuera su cabezazo cuando el sevillismo ya tenía la calculadora haciendo cuentas. El fallo del croata le resta dos puntos a esos números que casi no salen. Porque quedan 3 jornadas y, desafortunadamente, una de ellas no se juega en el Sánchez-Pizjuán, sino en el Reyno de Navarra. Al minuto, Negredo también se sumó de cabeza a la lista de ocasiones perdidas. El Málaga terminó el partido con un extra de fuerza e ímpetu pero de manera más heroica y estética que práctica.

El empate le sirve al Málaga para dejar a 7 puntos al propio Sevilla, el rival que marca esa octava plaza, aún irreal de puestos europeos. Eso sí, los malagueños  cuentan con un partido más. El Sevilla termina una jornada más con la frustrante sensación de que esta vez sí pudo ser, pero la cabeza no ejecuta el buen trabajo y las mejores sensaciones cuando compite fuera del Sánchez-Pizjuán. 

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