No es novedad que el Sevilla vaya a realizar grandes cambios en la plantilla de cara a la próxima temporada, ni tampoco que esos cambios se vayan a realizar desde la defensa, sobre todo en la parte central. Fazio tiene todas las papeletas para salir en verano, en tanto que en 2014 queda libre, además de Bernardo, actualmente cedido, a quien se le busca una salida que lo desvincule definitivamente del club. La vuelta de Spahic es un hecho, aunque hay que esperar las últimas palabras de los dirigentes del Anzhi, así como las de Cala, que a pesar de disfrutar de minutos en los últimos partidos tampoco tiene clara su continuidad.

Un jugador que sí estará el próximo año en la zaga será el joven Israel Puerto, iniciando incluso la pretemporada con el primer equipo. Noticia llamativa es que quizás uno de sus acompañantes sea Alberto Botía. El murciano estaría vinculado al club hispalense hasta 2017 de haber jugado 27 partidos por más de 45 minutos, aspecto imposible de realizar a estas alturas, o si el equipo se clasificaba para competición europea, posibilidad no cerrada hasta el momento.

De esta forma, el entorno y agente del jugador, Juanma López, del Grupo Doyen, quieren saber cuanto antes la decisión que tome la entidad nervionense, porque de dar un no al jugador, éste quedaría libre en el mercado, acechado por equipos europeos que le siguen de cerca. Por ello surge un conflicto aquí para el club, el de renovarlo por 2,5 millones y tenerlo a la espera de una mejora de su potencial para sacarle posteriormente beneficio, o permitir la marcha del murciano, tan irregular durante toda la temporada, siendo adelantado en la recta final por Juan Cala.