Después de empatar en casa del Atlético, poniendo al colíder contra las cuerdas, de perder en casa contra el Levante, pero dominando todo el partido, y ofreciendo una buena imagen en los encuentros anteriores, el Sevilla no pudo hacerlo peor ante el Málaga. “El Sevilla duda”, “Un Sevilla que se confió” y “Vuelta a las andadas” fueron algunos de los titulares que usó la prensa para calificar el partido, y no fue para menos.

El primero en transmitir malas sensaciones fue Unai Emery, que planteó tres equipos distintos en noventa minutos. En el inicio del partido, el Sevilla empezó con defensa de cuatro, con Fazio y Pareja como pareja de centrales. Con el paso de los minutos, y ante el aluvión de ocasiones, el técnico hizo a Iborra recular su posición, pasando a defender con cinco jugadores. En la segunda parte, el vasco metió un doble cambio ofensivo, y puso un 4-4-2, que acabó siendo un 4-1-5, una vez Bacca marcara el gol del empate y se rompiera completamente el partido. Cuando se pusieron por delante en el marcador, los sevillistas desconectaron del partido, y así hasta que llegó el 3-2.

Quizá porque cayeron víctimas de este planteamiento cambiante y de dudosa efectividad, los jugadores también mostraron una deficiente imagen. El mayor exponente fue Coke, que pudo ser expulsado a la media hora por doble amonestación. Lo más curioso fue que las dos amonestaciones pudieron venir en un minuto, aunque González González solo le mostró una de las dos. Primero, una clara falta al borde del área sobre Amrabat, donde sí vio amarilla, y, después, un penalti cometido sobre Duda, aunque, en este caso, el colegiado decidió perdonar al lateral. Debido a estas dos jugadas, y a alguna más, Emery decidió cambiarlo en el descanso, para intentar, así, terminar el partido con todos sus jugadores.

Coke no fue el único jugador que daba la sensación de que el partido no fuese con él; otra víctima de este caos fue Alberto Moreno. El joven lateral, de gran calidad pero con facilidad para meterse en líos, tuvo un encontronazo con Camacho que le costó la amarilla. Además, no mostró un buen nivel ni defensiva ni ofensivamente, y dejó un pasillo para que el Málaga pudiera llegar con cierta facilidad al área de Beto. La otra imagen negativa fue la de Vitolo, uno de los mejores jugadores en lo ofensivo ante el Málaga, pero que vio una tonta amarilla por simular penalti dentro del área blanquiazul, cinco minutos después de haber recibido gol desde los once metros.

En lo puramente futbolístico, el mayor problema del Sevilla fue en la organización. En la primera parte, el equipo rojiblanco se dedicó únicamente a defender, mientras que Bacca, Reyes y Vitolo se convirtieron en tres turistas ajenos al resto de sus compañeros. Tan solo recibían balones largos e imposibles, y no tuvieron prácticamente ninguna ocasión de levantar el resultado adverso. En el descanso, Emery metió a Gameiro, un cambio que le ha funcionado muy bien en otras ocasiones.

De nuevo, parecía que iba a funcionar la estrategia, y Bacca solo necesitó tres minutos para empatar el partido. Después, el partido se convirtió en un correcalles, donde el centro del campo no existía. Iborra retrasó su posición para meter, de nuevo, a tres centrales, y Rakitic fue el único jugador capaz de hacer de unión entre la defensa y el ataque. En un balón aislado llegó el 1-2, gracias al centro del capitán sevillista y el posterior remate de Fazio, y eso fue lo último que hizo el Sevilla en el partido, a excepción de una buena jugada personal del centrocampista croata y otro remate de Fazio. Esa pasividad dio carta blanca al Málaga para venirse arriba y remontar el partido, siendo los jugadores sevillistas meros espectadores del espectáculo rival.

Finalmente, el partido terminó 3-2 para el Málaga, más por el consentimiento del Sevilla que por los méritos locales; no solo hicieron un mal partido, sino que sembraron muchas dudas para recibir al Barça la próxima semana, un equipo con mucho potencial y que, actualmente, tiene una gran necesidad de ganar para no descolgarse de la lucha por el título de campeón.

Imagen 1: Sevilla FC