Después de recibir a Levante, Barça y Valencia, y de visitar a Elche, Atlético de Madrid y Málaga, sin ganar en ninguno de esos partidos, el Sevilla pudo conseguir su segunda victoria en 2014. El escenario era el ideal: el equipo estaba ofreciendo buen juego en las últimas semanas, y el penúltimo venía muy tocado tras recibir seis goles en el Camp Nou la última semana. Todo el mundo preveía un partido donde los andaluces serían dueños y señores de la pelota y las ocasiones, pero nada pudo ir más lejos de la realidad.

Paco Jémez, a pesar de los pésimos resultados de esta temporada, nunca ha dejado de apostar por el fútbol asociativo, sacando el balón jugado desde atrás; además, hoy añadió una nueva variante: pegar un pelotazo cuando su equipo se siente asfixiado, como ocurrió hoy en varias ocasiones. Sabiendo esto, Emery decidió regalar la pelota al conjunto rayista, para poder aprovechar la pólvora que el equipo sevillista tiene arriba. 

Pero, como ya es habitual, al técnico vasco no le salieron las cosas como él esperaba. Con la consigna recibida de esperar atrás al Rayo, los jugadores sevillistas cometieron el error de recular demasiado en su propio campo. Esto sirvió a los de Jémez para manejar la primera parte, llegando a ahogar al rival en algunas fases del partido. Seguramente, Emery contaba con los fallos defensivos habituales en el equipo madrileño, que lo ha llevado a la decimonovena plaza de la clasificación; sin embargo, el conjunto rayista jugó su partido más serio defensivamente hablando.

Otro clásico en los partidos del Sevilla es la charla del entrenador en el descanso, la cual provoca que el equipo salga más enchufado en la segunda parte. Aun así, el atasco en el centro del campo sevillista era enorme, y solo podían alcanzar la portería de Rubén mediante jugadas a balón parado y pelotazos a la contra. Precisamente, fue así como llegó el gol de Coke, en una falta que botó Rakitic, y que el Rayo defendió estrepitosamente mal.

A partir del gol, las fuerzas se igualaron, y los rayistas parecían algo desorientados en el terreno de juego. El Sevilla comenzaba a ganar metros, y el equipo de Jémez reculó la defensa hasta dar plena comodidad a los atacantes visitantes. Aun así, una pésima defensa, donde solo Fazio destacó por cosas positivas, dio oportunidades al Rayo para igualar el marcador.

Por si al caos sevillista le faltaba algo, el conjunto rojiblanco recibió una expulsión de lo más absurdo, que también se ha convertido en un habitual. El valenciano Iborra, que tenía una amarilla, precisó de asistencia médica en los últimos diez minutos. El médico del Sevilla indicó que había que atenderle, así que Delgado Ferreiro les invitó a salir por la línea de fondo. Después de que el colegiado le advirtiera en dos ocasiones de que estaba perdiendo tiempo, este amonestó al mediocentro por segunda vez.

De nuevo, el Rayo embotelló al conjunto hispalense en su propio campo, que solo vio a Rubén en una jugada aislada de Gameiro. A pesar de la victoria, el conjunto administrado por Unai Emery volvió a mostrar muchas carencias de juego, algo de lo que, en esta ocasión, no pudo aprovecharse el rival. A pesar de que el Maribor no debería mostrar mucha oposición en el Sánchez Pizjuán el próximo jueves, partidos como este solo sirven para crear muchas dudas de cara a la eliminatoria.

Imágenes: Dani Mullor / VAVEL