El XVIII Trofeo San Roque voló hacia la capital hispalense después de un mal partido entre ambos contendientes -el viento, que empezó a soplar con fuerza a partir de la segunda parte, dificultó la práctica del fútbol-. El primer partido de los hombres de Alejandro Ceballos en el Ciudad de Lepe no sirvió para que la afición sanroquista viera la primera victoria de su equipo en esta pretemporada.

Prieto adelanta a los leperos

El choque entre dos equipos que se verán las caras en el grupo IV de Segunda División B comenzó bastante parejo, donde ambos equipos demostraron tener bastante respeto por el contrario. No fue hasta el minuto 20 cuando se rompió el guión establecido con unas posibles manos dentro del área del centrocampista rojiblanco Beto que el árbitro no consideró penalti a pesar de las reclamaciones por parte de futbolistas y afición aurinegra. 

El conjunto de Diego Martínez era el dueño del esférico, pero fue le conjunto local el que se adelantó en el marcador. Un disparo mordido de Alex Gracia desde la derecha fue recogido por Juan Gómez en el área chica, su disparo lo atajó David Soria, pero el rechace fue lanzado hacia la red por un oportunista Prieto, que adelantaba a su equipo con su segundo gol como aurinegro.

Con un disparo sin peligro de Jony por parte sevillista se llegó al descanso.

Empate visitante en la postrimería del pitido final

La segunda mitad siguió siendo aburrida. Sólo una internada de Juanje que acabó con un acrobático disparo alto de Juan Gómez y otro lanzamiento lejano de Jony lograron que la parroquia no se durmiera. La expulsión del sevillista Garrido tras derribar al jugador del filial sanroquista Pepe Mejía parecía poner punto y final al encuentro e indicar que el primer trofeo lepero se quedaba en casa -el trofeo de La Bella se disputará el próximo miercoles con el RC Recreativo de Huelva como invitado-, pero aún los hispalenses no habían dicho su última palabra. En el descuento, Abel puso la igualada rematando un centro desde la derecha, enmudeciendo a los pocos aficionados que habían asistido al recinto lepero y obligando a que el Trofeo San Roque se decidiera desde los once metros. Fue ahí donde el guardameta madrileño David Soria exhibió su recital particular deteniendo los tres lanzamientos aurinegros con los que resolvió la tanda, y se convirtió así en el hombre del partido.