A pesar de la victoria, no fue buena la imagen que dio el Sevilla en la previa de la Europa League, donde defenderá el título. El equipo de Unai Emery trabajó mientras hizo falta, en función de la resistencia que oponía el rival. El vasco repitió la alineación de las dos primeras jornadas, dejando en el banco a hombres como Deulofeu y Banega. Además, el entrenador sevillista, aunque acertó con los cambios, tardó mucho en hacerlos.

El ritmo de partido siempre fue bajo. Con el empate a cero, los rojiblancos buscaron el gol y gozaron de muchas oportunidades para ello. Eso sí, la mayoría de ocasiones llegaban en centros aislados, córners y jugadas a la contra. Como viene siendo habitual, el único futbolista que parecía estar un nivel por encima de sus compañeros era Vitolo, quien mantuvo su juego eléctrico y veloz los noventa minutos.

En la segunda parte, ya con el 1-0, el equipo hispalense desapareció del campo. Lejos de cerrar el partido, salvo en algunas jugadas aisladas, se puso a tocar y a dejar pasar los minutos. Gracias a esto, el Getafe, sin hacer un juego muy brillante, tuvo varias ocasiones de gol. Al equipo azulón le faltó acierto de cara a portería y alegría en su juego, ingredientes con los que podría haber peleado el partido al Sevilla.

Los cambios, además de tarde, no aportaron demasiado al equipo. Tan solo Banega dio un poco más de pausa al partido, eso sí, en favor del Sevilla. Forzó faltas para detener el juego y movió con tranquilidad la pelota. Por lo demás, ni Iago Aspas ni Diogo, que entró por el lesionado Coke, supusieron una gran revolución. Esta pasividad, igual que pasó en la primera jornada contra el Valencia, casi le cuesta un empate en los últimos minutos. El remate de Freddy, repelido por Sergio Rico, debió ser el aviso de que los partidos hay que cerrarlos.

Imagen: Getty Images

Esta situación está empezando a convertirse en una tónica habitual. El Sevilla ataca y juega de forma soberbia hasta que anota un gol. A partir de ahí, si el resultado es bueno y el rival no le crea problemas, los jugadores desconectan y esperan a que la inercia les favorezca. Pasó contra el Valencia, y acabaron empatándole al final del partido, y pasó, en menor medida, contra el Espanyol. El jueves comienza la competición europea, y esta manera de jugar puede pasarle factura.

Un estilo discutible

Desde la pasada temporada, el estilo de juego del Sevilla se podría definir como ‘acción-reacción’. El mayor ejemplo sería la trayectoria de las eliminatorias de Europa League. Contra Betis y Oporto, tuvo que perder el partido de ida para reaccionar en la vuelta; en semifinales, hasta que el Valencia no remontó la eliminatoria, no fue a buscar el gol que le metiera en la final.

Por el bien del fútbol, cuando Deulofeu entre en escena y conecte con Vitolo, Denis Suárez y Bacca, Unai Emery debería meter esa presión a sus jugadores que se ha visto en algunas ocasiones, pero que, por diversas razones, no es la tónica general del equipo. Habrá que esperar a que la plantilla termine de acoplarse para comprobar el resultado final. Sin duda, la calidad tanto defensiva como ofensiva de este equipo es esperanzadora.