La Europa League dio el pistoletazo de salida en el Sánchez Pizjuán para Sevilla y Feyenoord en un partido donde los hispalenses ni se despeinaron para sacar los tres puntos. Haciendo honor a los mejores momentos de este equipo, los dos goles hispalenses llegaron a balón parado. A la media hora de partido, el marcador ya estaba 2-0, lo que permitió a los rojiblancos bajar el ritmo, aunque no la superioridad. El conjunto holandés bajó los brazos a la primera de cambio y no consiguió poner la suficiente presión para frenar al vigente campeón.

El encuentro arrancó sin dominio claro. Aunque los españoles querían tener la pelota, las ocasiones cayeron en ambas porterías; esta situación no duró más de diez minutos. En el minuto ocho, Deulofeu, uno de los mejores en el partido, colgó al área una falta que él mismo había provocado. El centro era perfecto para que Krychowiak, el nuevo cazador hispalense, rematara a la red. Solo era el primer gol, y el marcador era perfectamente remontable, pero el Feyenoord bajó los brazos en seguida. A partir del tanto, las ocasiones tenían color andaluz, algunas muy peligrosas, casi todas en balones colgados por faltas que concedían los visitantes.

En un nuevo tiro libre, esta vez provocado por Reyes, Deulofeu tenía aprendida la lección de lo que tenía que hacer. Colgó un balón muy peligroso al segundo palo que M’Bia remató totalmente solo a menos de tres metros de la línea de meta. Un tanto muy parecido al que anotó el africano en la vuelta de la semifinal del año pasado ante el Valencia.

El partido se convirtió, hasta el descanso, en un rondo donde, a veces, la posesión no era del Sevilla. Aunque los de Nervión jugaban sin demasiada intensidad, la desidia de los holandeses les permitió campar a sus anchas por el terreno de juego. Al filo del descanso, el Feyenoord tuvo la única ocasión peligrosa por su parte. Una falta botada desde el pico del área confundió a todo el mundo y, directo a portería, pegó en los dos palos antes de salir fuera.

Sergio Rico sigue imbatido tras 180 minutosTras el descanso, los hispalenses seguían manejando los hilos. El balón corría de un lado a otro del campo, y, de vez en cuando, un jugador del Sevilla se quedaba solo contra el portero. Con la tranquilidad del resultado, Reyes aprovechó la segunda mitad para soltarse la melena y demostrar a Emery que puede volver a la titularidad, a pesar de la competencia. Tuvo varias ocasiones de gol; la más clara, en los últimos minutos, con el portero batido tras un rechace, aunque mandó el balón a las nubes.

Primera titularidad para Banega y Deulofeu

En un alarde de fondo de armario, Unai Emery aprovechó el partido para dar descanso a hombres como Pareja, Suárez, Iborra o Aleix Vidal. Por el contrario, Kolo, Banega y Deulofeu, que no pudieron hacer pretemporada con el equipo, aprovecharon para probarse. Éver Banega tiró de veteranía cuando hizo falta, sobre todo en el segundo período. Con la entrada de Iago Aspas, el exvalencianista pasó al centro del campo, donde se encargó de distribuir el juego con muy buen criterio.

Por su parte, Deulofeu fue el gran protagonista de la noche. Arrancando en la banda derecha, fue un auténtico quebradero de cabeza para los defensores del Feyenoord. Su velocidad y técnica le permitían hacer lo que él quería con la pelota, aunque, a veces, pecaba de egoísta. También dominó las jugadas a balón parado, sacando, entre otras, las dos faltas de los goles.