Cuando las cosas van mal, o muy mal, hay una frase que reza: “esto no es como empieza, sino como acaba”. Como ejemplo, el Sevilla pasó, en la misma temporada, de luchar por la permanencia a meterse en competición europea ganando un título. Un caso parecido fue el de este mediocentro camerunés. M’Bia, en apenas seis meses, pasó de la torpeza más absoluta y la inseguridad personificada a ser una pieza clave en el equipo hispalense.

Aunque experiencia en equipos de primer nivel no le falta, el mediocentro africano no daba sensación de seguridad alguna. Tenía mucha facilidad para desconcentrarse, e, incluso, para calentarse y terminar discutiendo con los rivales. En el derbi contra el Betis, quizá el partido más completo del Sevilla en la primera vuelta, M’Bia fue el peor valorado por VAVEL con un 5, destacando que estuvo condicionado desde muy pronto por una amarilla. Solo su gol salvó la actuación.

Su día más negro fue en la Copa del Rey. En el partido de vuelta contra el Racing, donde el equipo en general estuvo horrible, el camerunés destacó especialmente. Ya estaba incómodo teniendo que jugar de central debido a las bajas, y los continuos desajustes no ayudaron. Su fugaz actuación acabó con penalti y expulsión para el mediocentro, en una jugada que fue el comienzo del desastre. Sin duda, el pasado enero no parecía que M’Bia fuera a convertirse en lo que es ahora.

Sevilla 4-1 Deportivo

La metamorfosis

Sin que nadie imprimiera ninguna confianza en el mediocentro, el cuerpo técnico y el propio jugador se pusieron manos a la obra para voltear la situación. Calidad nunca le ha faltado. A mediados de temporada, el internacional dejó de cometer errores impropios de un profesional, haciéndose notar cada vez más. Aunque, de vez en cuando, hacía una de las suyas, su presencia en la solidez del equipo y en el juego aéreo ya era positiva.

Su protagonismo en el tramo final fue determinante, destacando el archiconocido episodio de la semifinal de la Europa League ante el Valencia. Aunque el gol más recordado siempre será el de la vuelta, que suponía el acceso a la final de la competición en el último minuto, también marcó en la ida. De hecho, si no hubiera anotado aquel tanto, su gol en Mestalla hubiera sido una mera anécdota.

Tan importante llegó a ser que, eclipsado por el abandono de Rakitic, la noticia de que M’Bia no renovaba su cesión con el Sevilla fue también muy sonada. En lugar de ello, todo apuntaba a que su futuro estaba en el QPR inglés. Sin embargo, casi al final del mercado de fichajes, la situación dio un vuelco, y el camerunés acabó firmando por el Sevilla, siendo propiedad, única y exclusivamente, del club hispalense.

Y vaya si ha venido bien su regreso. Este comienzo de temporada ha marcado muchos goles, uno de ellos a su estilo: en el último minuto, a balón parado y para salvar un punto decisivo. Su último show, en la séptima jornada de Liga contra el Depor; el africano hizo doblete y dio un recital tanto en el centro del campo como en el juego aéreo. Y esto solo es el principio. Si le respetan las lesiones, puede entrar en el selecto ‘Club de los Imprescindibles’, donde han quedado algunas vacantes tras el verano.