Otra temporada, otro mercado de verano y otra vez a renovar el equipo. Esta es una situación que se nos ha hecho habitual en la última década del Sevilla. Cada año, los fichajes que dan la talla durante el transcurso de la temporada llaman la atención de los grandes equipos de Europa, y esto provoca la continua salida de los baluartes del equipo.

A pesar de las claras consecuencias negativas de la pérdida de estos jugadores, existe un aspecto beneficioso: la caja que hace el club con sus ventas. El director deportivo nervionense consigue sacar increíbles beneficios a las compras que realiza. Es el caso de jugadores como Dani Alves, Keita, Negredo, o el propio Rakitic, que han logrado dejar en las arcas del club más del doble de lo que costaron.

Este mercado estival no ha sido diferente a los anteriores, y los rumores que acaecían sobre la salida del club de las tres columnas del equipo  se hicieron efectivos. Era el turno de buscar recambios para intentar lograr el objetivo establecido para este curso: la clasificación para la Champions League.

Lo primero era encontrar un sustituto para la el centrocampista croata, quien dirigió la batuta del equipo durante toda la temporada. Ésta fue una tarea relativamente complicada, pero ha sido bien solventada por dos hombres. En primer lugar tenemos al canterano del Barça Denis Suárez, quien llegó en calidad de cedido en la misma operación de Rakitic. El internacional sub- 21 aporta al equipo desparpajo, control de balón y, sobre todo, creación de juego, características necesarias para suplir el hueco que dejó el ex del Schalke en el aspecto ofensivo.

Por otro lado, las labores defensivas las está abordando con sobresaliente el polaco Krychowiak. El mediocentro de 24 años llegó por unos cinco millones de euros a la entidad hispalense desde el Stade Remis francés como un completo desconocido para los seguidores de la liga, pero que, sin lugar a dudas, se está convirtiendo en el timón del colectivo rojiblanco. Entre sus cualidades podemos destacar una gran potencia física, la contundencia a la hora de cortar balones y la estabilidad que el equipo necesita para salir al ataque.

Además, quedaban dos huecos importantísimos que cubrir, como eran el lateral izquierdo que ocupaba el joven Alberto Moreno, y el centro de la zaga, puesto que desempeñó la campaña pasada el argentino Federico Fazio. La primera posición se entregó a Benoit Trémoulinas, un atrevido francés proveniente del Saint-Étienne que cumplía todas las características del sevillano (velocidad, creatividad y llegada al área rival).

Por otro lado, el elegido para el centro de la defensa no llegó de otro club, simplemente reconvirtió su posición y pasó de centrocampista defensivo a central, dada la gran polivalencia que demostró en todas las competiciones. Este jugador es Daniel Carriço, quien está cumpliendo gratamente las expectativas que Emery le asignó.

En resumen, el director deportivo del Sevilla ha vuelto a cumplir su función con nota y, por ahora, el nuevo conjunto rojiblanco va bien encaminado para conseguir los objetivos de la temporada. Monchi ha recibido numerosas ofertas de grandes clubes de Europa, pero su corazón sevillista prevalece para suerte de todos los hispalenses.