Tras la derrota frente al Espanyol por 3-1, a buen seguro, todos los integrantes de la plantilla sevillista habrán llegado a la capital andaluza con caras largas y con ganas de dejar este partido atrás, comenzando a pensar cuanto antes en el encuentro frente al Valencia del próximo domingo.

Entre todos esos futbolistas habrá uno que en especial esté más enfadado que el resto. Ese es Iago Aspas. El de Moaña, un habitual en los encuentros de Copa del Rey, siendo titular en los dos partidos frente al Sabadell y en la vuelta de octavos frente al Granada, y sumando un total de siete goles en el torneo del KO, hoy no ha contado con los minutos que se podría esperar en 'su competición.

Podría ser hasta cierto punto previsible que Unai Emery incluyera rotaciones en el once, y así fue. Vidal ha jugado de lateral, Sergio Rico ha vuelto a ocupar la portería, Coke ha acompañado a Iborra en la zona ancha y Gameiro ha sido la referencia arriba. Estas rotaciones no han sido para Iago Aspas, que una vez más ha visto el partido desde el banquillo hasta que el técnico vasco le ha dado entrada a falta de un cuarto de hora.

De plan ‘B’ a plan ‘C’

En la primera parte el Sevilla se marchaba al vestuario con un resultado adverso de 1-0 y se esperaba que Emery moviera el banquillo en la segunda parte. El momento de Aspas podía volver a llegar y tendría la oportunidad de demostrar todo el fútbol que lleva en sus botas, ese que sorprendió al Liverpool cuando militaba en el Celta y que le hizo recalar en la Liga inglesa.

Pero nada más lejos de la realidad. Unai Emery decidía dar entrada a Carlos Bacca, el delantero que habitualmente lo juega todo en la Liga y casi más de lo mismo en la Europa League. Emery le daba un revés a la confianza depositada en Aspas y el de Moaña se quedaba en el banquillo, siendo la solución el de Barranquilla y terminando el gallego como una acción a la desesperada desde el banco.

Iago Aspas salió cuando faltaban 15 minutos, y a pesar de disponer de tan poco tiempo, volvió a demostrar las ganas que tiene por triunfar en el Sevilla y volver a ser un jugador admirado en toda Europa. Corrió, peleó y fue el más listo tras el gol de Bacca. Le birló el balón a Arbilla para ir rápidamente a colocarlo en el círculo central y no perder así ni un segundo de juego, no sin antes recibir una lluvia de críticas por parte de los jugadores del Espanyol que le recriminaron las formas, discutibles por otro lado.

Por tanto, Emery sabe mejor que nadie gestionar este tipo de situaciones, pero la paciencia se le acaba a Iago Aspas, que como ya se pudo ver hace algunas semanas, está cansado de “siempre los mismos cambios”. El técnico, por su parte, elogia el trabajo y la profesionalidad del jugador en cada entrenamiento. El tiempo dirá.