Llegaba el Sevilla al Petrovski Stadium con un once titular que presentaba seis novedades respecto al partido de ida. La más llamativa se encontraba en la portería. Tras haber confiado en los últimos partidos en Sergio Rico, Emery decidió darle la vitola de titular de nuevo a Beto, portero que se convirtió en uno de los héroes en la pasada edición de la Europa League. En esta ocasión, la punta de ataque la ocupaba Bacca, ahora le tocaría a Gameiro esperar en el banquillo su oportunidad.

Primera parte para no despegar los ojos del juego la que se vivió en Rusia. El Sevilla quiso llevar a su máxima expresión el dicho de “la mejor defensa es un buen ataque”, desde el primer instante del partido parecía que el equipo que tenía que remontar era el andaluz. Presión arriba y un juego rápido por las bandas para hacer daño a un Zenit que se encontraba a contrapié con esta situación. En el minuto seis, una internada por el lateral del área de Vitolo, acababa en un penalti que cuanto menos era dudoso. Carlos Bacca lo ejecutaba a la perfección la pena máxima y dejaba helada las gradas del Petrovski Stadium.

Imprevisto defensivo

Cuando el Sevilla parecía que tendría una primera parte plácida, Nico Pareja caía lesionado rozando el primer cuarto de hora. Hasta que se pudo realizar el cambio, ya en el minuto 21, los de Nervión jugaron con 10 hombres y se produjeron los peores minutos para los blanquirrojos. Las imprecisiones y la precipitación en los pases hicieron que el Zenit diera un paso al frente y encontrara con facilidad las inmediaciones de la portería de Beto. Con la entrada de Iborra y la llegada de Krychowiak al centro de la defensa la calma se recuperó aunque el susto perduraba en el cuerpo.

El cuadro hispalense le dio el balón al conjunto ruso, se agazapó atrás y espero su oportunidad a la contra. El último cuarto de hora transcurrió con un Sevilla que no quería precipitarse y un Zenit que encontró en Danny a su mejor futbolista, el venezolano mandó un balón al palo cuando la primera parte casi tocaba a su fin, esta vez, la suerte se alió del lado de Beto.

Segunda parte de infarto

No empezaba nada bien la segunda parte para el Sevilla, de la peor de las formas se podría decir. En un centro aparentemente sin peligro a las manos de Beto, el guardameta luso se hace un lío, no acierta a atajar el balón y se la deja botando a Rondón en la línea de gol y el delantero no falla para hacer el 1-1. El Sevilla había perdido parte de su renta en la jugada menos pensada.

Hulk demuestra su calidad

No había aparecido demasiado en el encuentro y su equipo lo requería para poder meterse de lleno en el partido. El brasileño Hulk veía a Beto adelantado y desde 40 metros, escorado en la banda derecha saca un disparo que no acierta de nuevo a atajar Beto y el posterior bote ya está dentro de la portería sevillista. El Zenit igualaba la eliminatoria y el Sevilla pasaba sus peores momentos de todo el cruce. El nerviosismo de Beto le había hecho vivir con el miedo hasta última hora a los andaluces.

Contragolpe hacia semifinales

Todo apuntaba en dos direcciones, o un gol del Zenit o una prórroga en la que el Sevilla, con cabeza fría tendría que jugar sus bazas para poder meterse en la siguiente ronda. Pero el conjunto de Nervión está empeñado en encomendarse a la heroica en esta competición con la que parece que tiene un idilio. El contragolpe, santo y seña del Sevilla esta temporada, fue la mejor aliada para los andaluces. Gameiro recibía un balón en la frontal del área en el 85 y con una sangre fría pasmosa, chutaba y batía a media altura al portero ruso. El 2-2 llegaba al marcador y las semifinales estaban en el zurrón.