Nueva victoria del Sevilla en el Sánchez Pizjuán, que sigue siendo el único estadio imbatido de todo el campeonato. Esta vez fue el Rayo el que sucumbió en Nervión ante un Sevilla al que le bastó la primera mitad para dejar finiquitado el envite.

El partido, viendo el juego de ambos equipos, llevaba al pensamiento de que podía ser bastante ameno para el espectador, guión que secundaron desde el comienzo ambos equipos, sin un dominador claro y con alternancia de ocasiones.

El primero en probar fortuna fue Tremoulinas, cuya volea desde el pico del área salió alta. A éste le respondió Kakuta con un lanzamiento que tuvo que palmear Rico para enviarlo a córner. A la salida de este Quini también probó desde fuera, y con la misma mala fortuna.

Golpes en segunda jugada

No obstante, serían los de Emery los que darían en la diana primero, por medio de Iborra, que culminó una jugada calcada a la de hace siete días en Granada. Esta vez el asistente fue Diogo, asociado a la perfección con Banega hasta llegar a la línea de fondo y servir en bandeja el tanto al valenciano.

Partido de cara bien pronto para los sevillistas, aunque eso no les despistó y continuaron atacando hasta encontrar el gol de la tranquilidad. Este lo pudo lograr Gameiro, que estrelló su disparo en Toño, en una posición similar en la que atinó el pasado jueves en Rusia.

Carriço aumenta la ventaja

Sí que estuvo acertado Carriço, que peinó de cabeza un centro lateral de Denis Suárez tras una segunda jugada de un lanzamiento de esquina. El portugués, como ya hiciera Iborra anteriormente, dedicó su gol al lesionado Nico Pareja.

Así se llegó al entretiempo, con todo aparentemente resuelto, aunque el Rayo no pensaba lo mismo. Como siempre, sin complejos, y con la permanencia bien atada, subió las líneas en busca de una temprana reacción. Y con ese planteamiento llegaron a anotar -Krychowiak en propia puerta-, pero el colegiado anuló la acción por fuera de juego de Abdoulaye.

Tan solo siete titulares respecto al once del jueves en RusiaEmery decidió mover ficha y sacar del campo a Banega, de los pocos titulares que repitieron con respecto al choque ante el Zenit. En su lugar ingresó Deulofeu, que no jugaba desde el 22 de febrero en Anoeta. El catalán trajo de cabeza a la zaga vallecana en los contragolpes, sirviendo el tercero a un Reyes que marró la oportunidad en el mano a mano ante Toño.

Pasaban los minutos y con ello se iba apagando un encuentro en el que Sevilla tenía el control de la situación y veía con buenos ojos el resultado. El Rayo, por su parte, comenzaba a asimilar la derrota, minado por los continuos disparos desde fuera del área y ninguno entre los tres palos. El colmo fue un contragolpe de tres atacantes y un defensa que Pozuelo mandó alto desde la frontal.

Denis y Deulofeu pudieron sentenciar -más si cabe- el choque, pero ninguno estuvo fino en el cuerpo a cuerpo ante Toño, ambos disparos repelidos por el arquero. Sergio Rico, en el descuento, palmeó también un disparo para dejar su puerta a cero. Fue lo último de un choque que concluyó entre palmas del respetable, que ven a su equipo, a esperas del partido del Valencia, como cuarto clasificado.

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Sobre el autor
Florencio Peña
Periodismo en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla. Apasionado del deporte con información objetiva como principal lema. Un futuro: Periodista Deportivo #Nolimits