Nadie puede dudar que la Europa League es la competición predilecta del Sevilla. Así lo atestiguan las cuatro ocasiones en que ha levantado el título, convirtiéndose en el club que más veces lo ha conseguido y con un cien por cien de efectividad en las finales.

Y todo ello en menos de una década, durante la que los sevillistas se han ido consagrando como uno de los equipos más laureados del panorama continental, solo superado por el Barça en cuanto a títulos internacionales a lo largo de estos diez años.

Campeón 'casi' invicto

Por primera vez, el conjunto sevillano ha conseguido la Copa después de permanecer invicto durante la fase final de la competición. De hecho, han ganado todos los partidos menos el de la vuelta de cuartos ante el Zenit, que finalizó con un sufrido empate a dos.

Si se cuenta la fase de grupos, sí se encuentra una derrota, ante el Feyenoord. El resto de ocasiones en que el resultado ha sido adverso, ha logrado igualarlo o remontarlo, la última de ellas en la pasada final, la primera que ha ganado empezando por debajo en el marcador.

Otro dato que demuestra el dominio en la competición es el de los goles. En los últimos ochos partidos en Europa, los de Unai Emery han marcado dos goles o más. Esta capacidad goleadora le ha servido para batir su propio récord de goles anotados en una temporada, situándolo ahora en 119. Contando todas las competiciones, por supuesto.

Las claves de la final

El primer gol del Dnipro parecía que iba a ser un jarro de agua fría por la manera que llegó: al principio y con cierta falta de concentración de la defensa, que no estuvo bien en el marcaje. Los ucranianos se encerraron y la tarea de empatar se antojaba difícil. Sin embargo, la maraña que formaron atrás solo sirvió para que el Sevilla los avasallara una y otra vez, mostrando su superioridad. Y así llegó el 1 a 1, la oportunidad perfecta para ponerse por delante.

Con el empate, el Dnipro no tuvo más remedio que salir , lo que favoreció a su rival para tener más espacios arriba por los que moverse con fluidez, como se demostró en el 1-2. Con ese resultado, los sevillistas tenían todo a su favor para matar el partido o, al menos, dormirlo hasta el descanso. Pero pecó de relajación y no fue capaz de acabar la primera parte con un resultado a favor. La falta que marcó Rotan sentó peor que el primer gol.

En la segunda mitad llegó la sustitución que lo cambió todo. Salió Reyes y entró Coke, por lo que Aleix Vidal iba a jugar más adelantado. Esto revolucionó el partido y desplazó el juego sevillista hacia la derecha. Aleix podría romper la defensa rival con su velocidad y tendría a Coke respaldándolo atrás. Y si el vallecano subía, pasaría lo contrario. Aunque no mostraba clara superioridad, el Sevilla se estaba haciendo con el control del partido de manera definitiva.

Con el tercer gol, el equipo hizo lo que debió hacer antes, dormir un partido en el que ya se veían campeones porque el rival no daba más de sí. A Emery le salió bien la jugada del primer cambio y se lleva su segunda Europa League consecutiva, igualando la hazaña de Juande Ramos con el propio Sevilla y de Luis Molowny con el Madrid.

Un trabajo en equipo

Anoche hubo más de un jugador que se doctoró en finales europeas en el más alto nivel, demostrando un gran rendimiento. A destacar, Aleix Vidal, tanto arriba como atrás. Defendiendo hizo lo que mejor sabía y parece que se va adaptando cada vez más al lateral. Pero cuando jugó en ataque era otra cosa, ahí es un auténtico peligro para sus rivales y anoche lo fue una vez más. La salida de Coke, comentada antes, fue beneficiosa para él y ambos formaron un gran tándem por la banda derecha.

Tampoco hay que olvidar al anfitrión, Krychowiak, quien quiso marcar en casa para orgullo de los aficionados polacos. En el estadio Nacional de Varsovia se sintió cómodo y motivado, una combinación perfecta para el partido que llevó a cabo en favor del equipo.

Luego está Banega. Qué gran estado de forma el suyo al final de la temporada. Su juego ayer fue memorable. Emery ha conseguido lo que buscaba de él y ayer llegó el culmen a ese trabajo, haciendo un partidazo que le valió el MVP de la final.

Y por último, el mejor jugador de esta Europa League que acaba de finalizar, Carlos Bacca. Desaparecido al principio, acabó siendo la clave de la remontada con una asistencia y un doblete, primer jugador que consigue marcar y asistir en una final de la competición durante la última década.

A estos nombres hay que sumarles los de Sergio Rico, Carriço, Kolo, Trémoulinas, M'bia, Vitolo, Reyes, Gameiro e Iborra, artífices del éxito de ayer, el mismo que ha servido para pasar a la historia del fútbol europeo y mundial. Todos ellos y el resto de la plantilla y cuerpo técnico forman un bloque sólido que, esta vez, no debería desmembrarse cuando se ha conseguido también la clasificación para la Champions. El Sevilla tiene en su mano continuar esta etapa en otro nivel para seguir creciendo tanto como lo ha hecho hasta ahora.