En concreto, con los presidentes del Atlético de Madrid y del Getafe, Enrique Cerezo y Ángel Torres, respectivamente. Así como con Emilio Butragueño (Real Madrid), Carlos del Campo (LFP), Luis Gil (AFE) y Jorge Pérez (RFEF).

En dicho encuentro organizado por la agencia Europa Press, Castro ha querido transmitir y trasladar la forma en la que se ha llevado a cabo desde dentro del club el cambio de presidentes, toda su transición: "Un cambio en la cúpula de cualquier institución, sobre todo si es inesperado, siempre genera turbación. Es normal, incluso razonable. Y aún más si el que se va goza de un currículo casi inigualable. Tenemos ejemplos muy recientes de lo que ha ocurrido en los dos grandes de nuestro país, Madrid y Barcelona, cuando hubo relevos en la presidencia durante el transcurso de una temporada".

Dicho esto, para él cuando tomó el mando, su principal objetivo era: "evitar un descabezamiento de la entidad. Generar un clima de tranquilidad entre todos los empleados de la casa, tanto de carácter deportivo como no deportivo, aislarlos de las turbulencias, por mínimas que fueran, que se generaran con el cambio en la dirigencia. El objetivo era que cada uno se dedicara a realizar su trabajo de la mejor forma y  que no cundiera el pánico. Porque de ahí, a la tragedia, hay sólo un paso. Suena bonito, e incluso fácil, pero todos sabemos, fundamentalmente en un mundo tan voluble como el del fútbol, que no lo es. Sin embargo, evidenciamos que el Sevilla FC tenía unas estructuras fuertes, con pilares sólidos".

En esta línea, Castro afirma orgulloso: "Lo que en otros clubes podría haber supuesto un cataclismo, en el nuestro fue un relevo natural. Con el cambio en la presidencia ni se acabó el mundo ni se derrumbó el Sevilla, todo lo contrario. En realidad, la entidad salió muy reforzada, porque se demostró que nuestra institución estaba por encima de sus mandatarios. Y, especialmente, porque hicimos las cosas con una notable naturalidad".

Primeras movimientos como máximo mandatorio sevillista

Castro recuerda el momento de dar el paso hacia adelante, lo que le llevó a hacerlo: "Cuando se presentó la oportunidad de dar un paso al frente avancé sin dudar. Y lo hice no por salir en la foto, sino movido por un amplio sentido de la responsabilidad. Eran momentos difíciles que requerían la experiencia de un hombre de fútbol, de un sevillista y un dirigente con trayectoria y veteranía. Entré afirmando lo que sigo diciendo hoy, que estaba al frente del club sin ningún afán de protagonismo, que mi objetivo era servir al Sevilla con todos mis conocimientos, y que en el momento que no me sintiera útil sería el primero en dar un paso al lado".

Y también remarca, sus tres decisiones más trascendentes y hasta ahora las de mayor éxito, todas ellas consensuadas: "En lo deportivo seguí confiando en el mejor director deportivo del mundo, al que además nombramos director general deportivo de su área. Renovamos Unai Emery en un instante complicado, con el equipo atravesando una situación deportiva delicada. Finalmente, en lo institucional, apostamos con firmeza por traer de vuelta a uno de los mejores ejecutivos del fútbol internacional, nuestro actual director general, José María Cruz de Andrés, que había salido del club a finales de 2012 por su propia voluntad. Ahí están, por decirlo de forma resumida, los tres pilares sobre las que se sustenta el éxito de nuestro proyecto deportivo-económico. Estos pilares se ensamblan con las claves que marca este presidente: con ambición, con humildad, con ilusión y sobre todo con unión". 

Unión como clave del éxito

El presidente Castro no se cansa de repetir y de constatar que sin unión no hay éxito: "Pese a los debates internos que haya podido haber en las dos últimas temporadas, este presidente siempre ha apostado por generar paz y sinergias en positivo. Y creo que mi esfuerzo en este capítulo no ha sido en vano, porque el Sevilla sigue siendo sólido y fuerte tanto en lo estructural como en lo deportivo. Pero sobre todo, es un club tremendamente estable. Y, créanme, sólo desde la estabilidad llegan los éxitos".
 
De esta unión surge: "esa fortaleza y estabilidad, y nos permitimos mirar al futuro con ilusión. Tenemos el reto de disfrutar y competir la Champions como lo que somos, un campeón de Europa. Somos conscientes que tenemos un presupuesto inferior al de la mayoría de rivales de esta competición, pero esa deficiencia la suplimos con nuestra ilusión y ambición, siempre máximas, debido fundamentalmente a la propia idiosincrasia de nuestra afición, que es cariñosa y justa, pero que no se conforma con el notable, porque siempre quiere y pide el sobresaliente". 

Aspiraciones

"Somos el Sevilla FC, una marca fiable, una marca de éxito"

En cuanto a los objetivos deportivos respecta, el presidente reconoce que: "en esta temporada, en la que no hemos comenzado de la mejor forma, vamos a pelear por todos los objetivos, como siempre, compitiendo como si no hubiera mañana, porque yo desde la presidencia no permito que sea de otra forma... No voy a vender humo, porque no es mi estilo. Pero estoy convencido de que al final de temporada estaremos arriba, porque el fútbol, pese a que no es una ciencia exacta, es como la propia vida. Si haces las cosas bien, si trabajas con rigurosidad y con un método definido, si le pones cariño a tu desempeño, por lo general te irá bien, o muy bien". 
 
Y para terminar, hizo alarde de la historia de la ciudad y sus riquezas antiguas y actuales: "La plata a Sevilla llegó por primera vez con Cristóbal Colón. Ahora la trae el Sevilla FC, que en la última década se ha convertido en un acorazado victorioso, navegando con grandeza por los grandes océanos y resistiendo con empaque virulentas tempestades. Nuestro único rumbo es el triunfo y para llegar a buen puerto nos valemos de un armazón sólido y consolidado. Somos el Sevilla FC, una marca fiable, una marca de éxito".