Al acabar la época estival, la terna de golpeadores del conjunto dirigido por Unai Emery desprendía ilusión en el seno de Nervión. El Sevilla había conseguido encontrar grandes sustitutos para los puestos vacantes, que habían quedado libres tras las marchas del colombiano Bacca – uno de los grandes artífices del triunfo del Sevilla en el anterior curso – y del guerrero Iago.

La magistratura de artillero en el feudo de Nervión es, cuanto menos, cotizada. Tras la gran ilusión, generada antes de comenzar esta nueva campaña, hubo críticas del pueblo porque los artilleros no cazaban con facilidad pero finalmente parece que cada vez más afinan sus armas para dar rienda suelta a sus instintos goleadores.

Ahora llegaba el momento de que Monsieur Gameiro, el único artillero veterano que quedaba en la triunfador ejército de Emery, adquiriese mayor protagonismo.

El artillero francés, incansable como nadie, veía como llegaba un compañero procedente de una región alemana, pero de nacionalidad italiana, para ser más concretos, del sur de la "bota", de Nápoles. El napolitano se apellidaba Immobile pero era conocido por todos como Ciro. Ambos pensaban que toda la responsabilidad caería sobre ellos, pero, finalmente, justo antes de comenzar la actual campaña, llegó un artillero de gran envergadura para complementarse con los demás golpeadores. Este artillero se había criado en el norte de la Península Ibérica, en Lezama, y era conocido como el Rey León.

El general Emery veía como sus artilleros eran temidos por casi toda Europa. Por un lado, contaba con Ciro y Monsieur Gameiro, quienes eran dos artilleros incansables, luchadores, con facilidad para fijar el blanco y matar, por otro lado, contaba con un luchador experto, especializado para los ataques aéreos y más directos, además de poseer una gran habilidad. Este último era temido por contar con un gran rugido y había trabajado para el ejército de Turín, un histórico de Europa.

Realmente, al principio de campaña el General hacía recaer toda la responsabilidad en el luchador más veterano de las tropas de Nervión, en el ágil Gameiro. Sin embargo, en el seno del pueblo se preguntaba por los demás artilleros, quienes llegaron con un gran cartel. Es cierto que esta campaña el ejército del de Hondarribia empezaba con dudas y con dificultad para cazar. Eso sí, poco a poco los nuevos artilleros van destapándose y se augura que más pronto que tarde formen una artillería de gran calibre