El fútbol es un deporte que no atiende a razones, que no tiene recuerdos, ni tampoco piedad, el aficionado que hoy te adora, mañana te pita; el directivo que hoy te ratifica, mañana te destituye; o quizás hoy puedes ser un fracasado y mañana estar en la élite mundial. Así son las cosas y así son los aficionados, algo con lo que deben lidiar jugadores y técnicos.

Unai Emery no iba a ser menos, cuando llegó generaba dudas, pero también es cierto que asumió el desastroso proyecto de Míchel por lo que tampoco se le debía juzgar demasiado. Cuando él empezó la siguiente temporada triunfó, ganó la tercera Europa League y consiguió un equipo ganador que le seguía y entendía su filosofía. La próxima campaña fue el año de la confirmación, ese equipo ganador se convirtió en demoledor, arrasando todo lo que se encontraba a su paso y alcanzando la cuarta Europa League, obteniendo como premio una suculenta Champions. Fueron dos años de alabanzas, de historias que ensalzaban la figura del Sevilla FC, y de un público entregado a sus jugadores y a su técnico.

Para la temporada 2015/2016 Monchi le preparó un equipo digno de Champions al Señor Unai, un equipo que plantase cara a los más grandes. Pero esa plantilla no llega a entender a Unai Emery, no capta su filosofía y quizás no estén con él todo lo que deberían estar.

Cierto es, que Unai no es un hombre fácil, peca continuamente de cabezonería, que igual le lleva al éxito, pero que –como está pasando esta campaña- puede llevar al fracaso más absoluto.

Quizás hasta ayer mismo, se podría decir que el crédito del míster vasco era alto, pero ese crédito se diluye como sal en agua y aparecen las críticas a pasos agigantados y cada vez más duras. Críticas totalmente fundamentadas, dada la impotencia de un aficionado que ve unos grandísimos jugadores que no carburan y un técnico sin capacidad de respuesta, que además da la sensación de que intenta “torear” al respetable con declaraciones como las de ayer: "No tengo la sensación de haberme equivocado". Señor Emery lo primero para crecer es aceptar y corregir tus propios errores, encajar un 4-1 y ser eliminado en Champions es un error clamoroso.

Quizás la etapa de Unai se haya acabado, al fin y al cabo todo tiene su fin, algo parece claro, y es que el vestuario del Sevilla necesita un cambio de aires, que puede llevar a cabo el propio Emery –cambiando su propia actitud- o que puede llevar a cabo otra persona. La gran pregunta es la siguiente, ¿Merece la pena arriesgarse a cambiar a Emery por otro entrenador? Teniendo en cuenta que el mercado ahora mismo no ofrece demasiado. Por encima de Unai están los resultados, de él depende o no seguir sentándose en el banquillo del Sánchez-Pizjuán como local.