Con el año nuevo, la gran mayoría de las personas se plantean nuevos propósitos que tienen para cumplir en los ya algo menos de 365 días que quedan por delante. Perder peso, aprender inglés, viajar más, gastar menos… y ganar lejos del Sánchez Pizjuán. Este último es a buen seguro el primero en la lista de deseos de todo aficionado al Sevilla y primeramente a uno de los máximos responsables de que esto ocurra, Unai Emery.

Que el Sevilla es uno de los tres equipos de la Liga BBVA que aún no sabe lo que es ganar lejos de su estadio es una realidad que a nadie se le puede escapar y más si hablamos de un equipo hecho para pelear por las plazas de Liga de Campeones junto con Valencia y Atlético de Madrid. Los números pueden ser el mejor aval para un entrenador o su peor condena. Esas cifras empiezan a pesar como una losa en Nervión y lleva a buscar soluciones que si salen bien te encumbran y si salen mal, todos estarán esperando para atacar.

Krychowiak no es Banega

El Sevilla visitaba este domingo al peor equipo como local de la Liga BBVA, el campo parecía propicio para romper esa mala racha y empezar a sumar de tres en tres fuera. Unai Emery, sabedor de que su colega Sandoval tendría muy estudiado su sistema de juego, intentó darle un aire ciertamente distinto a su once titular. Empezando por la defensa, dio entrada a un Escudero que estuvo muy animoso en sus subidas por banda izquierda y combinó, en ciertas ocasiones con fortuna, con José Antonio Reyes.

Imagen de archivo de Banega y Krychowiak junto a Reyes y M'Bia
Imagen de archivo de Banega y Krychowiak junto a Reyes y M'Bia

En el centro del campo la revolución fue aún mayor. Banega vería el partido desde el banquillo y en su lugar actuaría un Iborra que tuvo que fajarse en labores de mediocentro defensivo y Krychowiak. El polaco no deja a nadie indiferente por su entrega en todo momento pero no tiene la misma calidad en sus botas que Banega para meter balones cerca de las proximidades del área. Asistencias de esas que hacen daño y dejan al delantero en una buena posición para el remate. Para colmo de males, el segundo tanto llegó tras un fallo de Krychowiak, su entrada no pudo cortar el balón y Peñaranda corrió sin que ningún defensor pudiera pararlo y superó por bajo a Sergio Rico. A esto hay que sumarle que el polaco tuvo que ayudar atrás para contener a Succees y el propio Peñaranda.

¿Dos mejor que uno?

Esto debieron preguntarse todos los aficionados sevillistas al término de la primera mitad. Fernando Llorente y Kevin Gameiro, dos delanteros que sobre el papel debían hacerle mucho daño a la defensa del Granada, la cual se encontraba con sensibles bajas. El riojano y el galo fueron incapaces de meter en problemas a los rivales, el Sevilla ni siquiera fue inteligente a la hora de centrar balones por la banda para que Llorente aprovechara su envergadura. Los nervionenses optaron por entrar por el centro y la mayoría de las ocasiones acababan topándose con la línea defensiva nazarí.

En la segunda parte todo cambió y Unai Emery dio entrada a Cristóforo y Banega por Iborra y Llorente. En ese instante el argentino tomó la manija del centro del campo, Krychowiak volvió a una labor de contención, más cómoda para él y las ocasiones empezaron a llegar aunque sin demasiada puntería en el caso de Gameiro. Curiosamente, el Sevilla si empezó a optar por los balones colgados pero la falta de altura en ataque hacía muy complicado que los remates se dieran.

En la segunda parte entraron Cristóforo y Banega por Iborra y Llorente

Por tanto, Emery habrá tomado buena nota sobre lo que es productivo e improductivo para su equipo. El fútbol no es una ciencia cierta y lo que hoy te da malos resultados, mañana puede llevarte a la gloria. El próximo partido lejos de Nervión en Liga es ante uno de los mejores equipos de la categoría, el Atlético de Madrid del Diego Pablo Simeone. El 24 de enero se verá porque solución opta el vasco para cumplir uno de los propósitos del 2016.