Ya lo dijo Antonio Adán, guardameta del Real Betis, al término del partido: “Están un escalón por encima, pero con trabajo y dedicación el año que viene estaremos más cerca del Sevilla”. El Sevilla se llevó el partido de máxima rivalidad estando tan solo un escalón por encima. Después de varios lustros de diferencia abrumadora, de competir en diferentes categorías, de humillaciones y de títulos, en la tarde del domingo se pudo ver un encuentro en el que la distancia que separaba a uno y otro era de un escalón. Pero, ¿ha sido el Sevilla quién ha descendido en la escalera o el Betis el que se ha encargado de recortarle distancia a su eterno rival?

En realidad el Sevilla tenía motivos para llegar a este partido al 100%. Ser el equipo que más partidos ha disputado en España, objetivo en Liga prácticamente cumplido, cita del jueves en Ucrania para las semifinales de la Europa League y un plantel sin demasiada amplitud, podían ser razones de peso para desviar la vista del encuentro; aunque un derbi siempre sea un derbi. El Betis, por su parte, con el objetivo de la permanencia virtualmente en el bolsillo y tras una racha de resultados positiva, llegaba pletórico al choque para darle una alegría a su fatigada afición. Sin embargo, al conjunto verdiblanco le sigue faltando ese algo que decante la balanza a su favor y no siempre esa ausencia se encuentra en el terreno de juego.

Pretemporada en lo climático

En lo meramente deportivo se pudo ver lo que Rami había descrito en la previa, un partido de pretemporada. Y no precisamente por la diferencia entre ambos equipos, sino por el calor infernal. A estas alturas de la temporada y a estas alturas de la primavera, un partido en Sevilla a las 16 horas es un crimen y a los jugadores les pasó factura. En muchas fases, el ritmo del choque era más de amistoso de agosto que de abril. Sin embargo, ambos entrenadores optaron por sacar todas sus armas desde el inicio. Gameiro y Banega lideraban el ataque sevillista y en el cuadro heliopolitano Joaquín, Musonda y Ceballos se encargarían de surtir de balones a su delantero referencia.

El Betis comenzó mejor el encuentro. En los primeros minutos gozó de varias ocasiones para adelantarse, pero no las aprovechó. El Sevilla tomó entonces la batuta del partido y las ocasiones empezaron a sucederse sobre la portería de Adán, que con más o menos apuros, conseguía repelerlas. La presumible diferencia entre ambos equipos seguía sin hacerse notar.

Gameiro cabecea ante la mirada de Westermann | JI Lechuga (vavel.com)
Gameiro cabecea ante la mirada de Westermann | JI Lechuga (vavel.com)

El segundo acto se inició con una de las decisiones que marcarían el transcurso del partido. Merino decide prescindir de Musonda, que estaba siendo un puñal por la derecha y amenazaba con su velocidad si el partido se rompía, para dar entrada a Cejudo. Escudero, aliviado. Con el lento transcurrir de los minutos sin que apenas pasase nada, parecía que el partido se encaminase al final del partido sin novedades en el marcador, hasta que la combinación francesa entre Steven N´Zonzi y Gameiro, deshizo el empate.

Coke sentencia

Banega conduce el balón hasta la frontal del área, cede a la llegada de N´Zonzi por la izquierda y el espigado francés cuelga el balón al segundo palo, para que su compatriota Gameiro remate de cabeza. El gol dejó muy tocado a los visitantes y expoleó a los sevillistas en busca del segundo. A falta de diez minutos, Coke se asomó al balcón del área y se sacó un derechazo a la escuadra para sentenciar el duelo. Éxtasis en Nervión. El Sevilla a diferencia de otras ocasiones se conformó con la ventaja y no quiso o no pudo hacer más sangre.

En los últimos seis derbis el balance ha sido de 14 goles a favor del Sevilla y ninguno en contra, que se traducen en cinco victorias y un empate. Los Sevilla-Betis, Betis-Sevilla se han convertido en partidos donde, a diferencia de hace décadas, siempre gana el mejor. No obstante, el conjunto verdiblanco se acerca al final de la escalera de caracol que ha separado a ambos conjuntos durante los últimos años. Ahora sí puede que sea un escalón. El Betis, que por fin parece bien gobernado, se regenera y amaga con recortar los pasos que le separan con su eterno rival. El Sevilla, instalado en la alta nobleza doméstica y europea, le espera.