Estaba siendo un partido maravilloso para todo buen aficionado al fútbol. El Shakhtar había dominado la primera mitad y a pesar del tempranero gol inicial de Vitolo, los ucranianos se habían repuesto y le habían dado la vuelta al marcador. Unai Emery veía como su centro del campo recuperaba el esférico en la segunda mitad pero aún necesitaba una marcha más para volver a poner las tablas en el marcador.
El técnico vasco decidió dar entrada al danés Krohn-Dehli. El ex del Celta es la mezcla perfecta entre talento y físico. Es capaz de contener al rival en el centro del campo y de crear ocasiones de gol, incluso de marcar tantos. Con su salida por un Konoplyanka algo intermitente, el Sevilla recuperó por completo la zona ancha con el ingreso del futbolista en el minuto 59.
El maldito número 13
Exactamente 13 minutos son los que estuvo Michael Krohn-Dehli sobre el terreno de juego hasta que en una jugada en la que era presionado por un rival ucraniano cae al suelo y las cámaras muestran instantáneamente sus gestos de dolor. En las repeticiones posteriores se ve como de su rodilla izquierda aparece un bulto que lo hace caer y retorcerse de dolor sobre el césped. El árbitro rápidamente se da cuenta de la gravedad de la lesión y avisa a los servicios médicos del Sevilla para que lo asistan.
Los compañeros del danés le ayudan para que se calme y no mire lo que ya él ha visto. Su rodilla dijo basta y tuvo que ser sustituido cuando estaba teniendo la manija del encuentro e incluso había probado fortuna con un lanzamiento desde la frontal del área. Unai Emery lo sustituyó por Coke inmediatamente.
El mejor homenaje
Tras el palo moral de la lesión del danés, el Sevilla se empeñó en dedicarle un buen resultado y se volcó aún más sobre la portería rival. El empate fue justo y ahora es el momento de que los andaluces busquen su primer triunfo lejos del Sánchez Pizjuán en la Liga ante el Espanyol. El sevillismo lo necesita y los jugadores quieren brindarle la victoria a Krohn-Dehli, y por qué no, el pase a la final de Basilea.