No es necesario ver el partido para suponer que Unai Emery no saltó a San Mamés con el once de gala; no es necesario ver el partido para saber que el Athletic se lo tomaría como una revancha; y no es necesario ver el partido para saber que los jugadores tenían las mentes puestas en Basilea, y no en Bilbao.

El partido tenía un guion escrito y programado y así fue, una crónica de una muerte anunciada. Aunque de este partido se pueden sacar numerosas cosas en cuestión, aspectos positivos y negativos, detalles muy analizados, pero que nunca está de más volver a escribir sobre ellos.

Mala imagen del equipo

Uno de los grandes problemas del Sevilla FC esta temporada es la denigrante imagen dada fuera de casa, una imagen, que haciendo balance general, perjudicaba mucho al equipo de cara a los contrincantes. Queda ya en el olvido, el Sevilla FC de la temporada pasada que fue una auténtica apisonadora, consiguiendo la mayor puntuación de la historia.

Esta temporada nos hemos encontrado a un Sevilla mucho más débil, tanto en casa como fuera de ella, pese a que ha salvado la temporada liguera gracias al Sánchez-Pizjuán, ha sembrado muchas dudas a lo largo del campeonato y eso se ha visto reflejado en los resultados.

Quizás sea el mayor aspecto por reparar, solucionar la mala racha a domicilio y volver a darle al equipo ese aire de equipo temible.

Las finales

Pese a ello solo hay palabras de elogio para Unai Emery y los nervionenses. El equipo ha conseguido meterse en una final de UEL por tercera vez consecutiva, además de colarse en la finalísima de la Copa del Rey.

Seguramente si no estuviésemos hablando de estas dos situaciones tan difíciles como extraordinarias, la temporada hubiese sido un auténtico fracaso, mala imagen tanto en Liga como en Champions, dudas en UEL… solo ha llegado sin titubear a La Final de Copa, aunque no todos los rivales eran de gran entidad.

Pese a ser una temporada floja, el equipo ha sabido salvarla, y no solo eso, si no hacer de ello una de las grandes temporadas de la historia, acudiendo a dos finales en menos de una semana.

Errores en la planificación

Monchi lo reconocía y los resultados lo confirman, la planificación no ha sido la que debiera, sobre todo aspirando a Champions.

Este es un tema muy escrito y desgastado, pero muy relevante, pues ha condicionado toda la temporada. Un equipo de Champions debe tener un buen y amplio fondo de armario. La imagen que da un equipo saltando al campo las tres últimas jornadas de Liga con tres o cuatro canteranos en el once inicial porque no dispone de fondo de armario no es de recibo. Es normal que se piense en las finales, es normal que se hagan rotaciones, pero no es normal que se plantee un partido de esa forma, delatando un grave error en la planificación del año.

Este es el condicionante, el gran error, que de solventarlo daría un lavado de cara al equipo, devolviéndolo al cuarto quinto puesto en el campeonato doméstico.

Ni un reproche

Ya no solo por las finales, el equipo ha dado todo lo que ha podido, y el entrenador ha realizado una gestión de los efectivos notable. Unai ha sabido darle la importancia suficiente a lo que lo merece, sin vacilar. Si La Liga estorba, estorba y es un hecho, por lo tanto, queda obviada, todas las fuerzas a la Europa League.

El equipo ha llegado hasta donde ha podido, los conjuntos que están por encima quizás tuviesen menos calidad, pero si más equipo, por lo que la clasificación es justa con el Sevilla. Ni un repoche hacia la temporada del club.

Parece que la permanencia de Unai Emery en el banquillo sevillista es un hecho, y se prolongará un año más. Unai ya es símbolo de títulos y finales y que su estancia se prolongue en Sevilla es una alegría tanto para defensores como reacios al técnico.