Un ciclón rojiblanco pasó por Sevilla, ciudad que en su noche más pasional se volvió a dividir en dos para presenciar el primer derbi de la temporada. La trayectoria de ambos equipos en Liga determinaba un enfrentamiento entre un Betis en pleno apogeo y un Sevilla en declive y cuatro puntos por debajo de su eterno enemigo, algo que no ocurría desde la temporada 2003/04. Pero fútbol es fútbol, y un derbi es otra historia. Un inicio arrollador por parte de los rojiblancos propició el gol más rápido en la historia de los derbis (Reyes en el segundo 13 de partido) y un desconcierto bético que le arrastró a irse al descanso con un irremontable 4-0 en su contra.  

Sorprendía Mel con la incursión de Pozuelo en detrimento de Agra en la derecha. También jugó Rubén Pérez acompañando a Cañas y dejando a Beñat el puesto de enganche. Por su parte, en el Sevilla, la novedad de Reyes, quien ocupó finalmente el flanco izquierdo. Era el partido propicio para el utrerano, que con dos goles y una asistencia levantó al Sánchez Pizjuán como antaño. 

Ni los mejores guionistas podían escribir un mejor guion para los sevillistas. Sacó el Betis de centro, ante la presión rival reculó la pelota hacia los dominios de su portero, que en un error garrafal realiza una mala entrega para que José Antonio Reyes robase la cartera y se introdujese en el área para posteriormente estrellar el balón en la escuadra de la meta verdiblanca.  No podían ponerse más de cara las cosas para los de Míchel, que siguieron presionando y aprovechándose del desconcierto bético.

Atropello sevillista

Avisó Medel desde fuera del área con un fuerte golpeo que repelió Adrián y que a punto estuvo de cazar Negredo. Instantes más tarde, una falta lateral, lejana, botada por Ivan Rakitic, encontró la cabeza de Federico Fazio, que en un nuevo fallo de la zaga bética se encontró absolutamente solo en la frontal del área pequeña para poner el 2-0 en el luminoso.

La locura estalló en las gradas de Nervión. El Betis, perdido sobre el verde del Pizjuán, no lograba enlazar una sola jugada, los sevillistas mordían cada balón en juego.  Hubo que esperar hasta el minuto 18 para ver el primer acercamiento del Betis sobre el área rojiblanca. Fue Rubén Castro quien de un disparo mordido hizo intervenir a Palop. Antes había avisado Negredo regateando a Adrián tras cazar un pase en profundidad de Reyes. Su disparo, escorado, se marchó fuera, cerca del segundo palo.

En el 25' Adrián salvó bajo palos el tercero. Un centro chut de Navas es despejado por el meta bético y recogido por Reyes dentro del área. Su golpeo impactó en el cuerpo del portero.

Pasada la primera media hora de encuentro, un balón en largo es controlado por Jesús Navas, que con el pecho se acomodó el cuero para colocar un centro medido, por arriba, a su compañero Cicinho, quien a su vez puso un magnífico centro que remató formidablemente Álvaro Negredo al larguero. El rebote iba en dirección a Nelson, quien se durmió para enfado de su técnico y fue asaltado por José Antonio Reyes. El utrerano no falló y colocó el 3-0 en el marcador, segundo en su cuenta particular, algo que le dibujó una imborrable sonrisa en su rostro. Reyes había vuelto.

El Betis se hallaba de nuevo en el fondo del mar y con los pies atados. Nervión era una fiesta, la conexión grada-equipo fue más que palpable y el deseo de hacer más sangre al eterno enemigo fue transmitido y concedido por unos jugadores que, hoy sí, se dejaron la piel sobre el césped. Avisó Negredo en el 41', cuando controló de espaldas un balón para posteriormente intentar el gol a la media vuelta. La pelota se marchó a la izquierda de Adrián. Pero tan solo un minuto después, un centro de Reyes, sin presión alguna, medido a la cabeza de Fazio, se convirtió en el cuarto gol de la noche. El defensa argentino volvía a disfrutar de una posición ventajosa para rematar ante un impotente Adrián. 

Con el pitido que señalaba el final del primer tiempo, el Sevilla encaminaba el túnel de vestuarios con un 4-0 a su favor, algo que no le sucedía  desde 1943.

Si mal acabó la primera parte el equipo de Pepe Mel, peor comenzó la segunda. Con tan solo un minuto disputado el central Mario tuvo que ser sustituido por Amaya.  Era el segundo cambio para los verdiblancos tras el de Pereira por Cañas durante el primer periodo,  en busca de una reacción.

Relax y estocada final

Durante los primeros minutos se pudo apreciar una notable bajada de intensidad por parte de los pupilos de Míchel, que durante la segunda mitad dio entrada a jugadores como Diego Perotti , Javi Hervás y Babá Diawara.  Los de Nervión se sentían cómodos con la pelota en sus pies y no tuvieron reparos en esperar una nueva precipitación del equipo de las trece barras. Pero curiosamente,  el esperado error llegó del lado local, cuando un centro desde la izquierda es mal despejado por Fernando Navarro, dejando en una inmejorable posición para el disparo al canario Rubén Castro, que logró el gol del honor y al fin pudo romper su particular sequía ante los rojiblancos.

Antes del gol, solo lo había intentado Negredo de falta directa, tras la expulsión por segunda cartulina amarilla de Rubén Pérez. El centrocampista en pocos minutos había frenado un contragolpe de Navas con un feo agarrón y posteriormente desvió un disparo del propio palaciego con la mano. El Betis estaba con uno menos pero había logrado acortar una distancia que a pesar de todo se antojaba insalvable.

A partir del gol, los sevillistas comenzaron a hacer circular el balón dentro de su propio terreno de juego, sin cometer riesgos en ataque y sin complicaciones en defensa.  La grada pedía ‘la manita’ y todos sabían que los de Míchel estaban esperando a los minutos finales para dar la última estocada a su herido contrincante.  Se acercó Perotti con un disparo al segundo palo que se marchó fuera tras una gran conducción de Jesús Navas,  quien fue uno de los más incisivos en ataque durante el segundo tiempo. 

Finalmente, fue en el tiempo de descuento cuando un contragolpe a cargo de Jesús Navas acabó con asistencia del mismo para que Ivan Rakitic, desde el punto de penalti y con suma frialdad, anotase el definitivo 5-1 en el marcador.

Final y explosión de satisfacción entre la parroquia sevillista.  Su equipo había atropellado por completo a su eterno rival justo en el momento que más lo necesitaba. Un equipo al que se le empezaba a cuestionar tras cosechar el escaso bagaje de 4 puntos de 18 en las últimas jornadas y que anhelaba un vital punto de inflexión en el partido más esperado de la temporada por todos los sevillanos.  Ahora se colocan a solo un punto de un Betis que tardará en olvidar esta horrible noche en casa del enemigo, y que, sobre todo, tendrá que trabajar bastante para erradicar los infantiles errores cometidos. 

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Foto: eldesmarque.