El Sporting había tenido una oportunidad histórica de lograr un prestigioso título como la Copa del Rey, pero un imponente Barcelona les había apartado de aquel sueño. Muchos consideraban que los asturianos habían desaprovechado una oportunidad única, que no iba a volver. Error. Tan solo un año después, el equipo dirigido por José Manuel Díaz Novoa repetía final, y de nuevo ante un equipo con mucho más dinero y estrellas: esta vez el rival sería el Real Madrid.

Un camino asequible

Si el año anterior, el Sporting se había tenido que crecer para superar a rivales de la entidad del Madrid o la Real Sociedad, la posterior campaña la fortuna fue más benevolente con los rojiblancos. Un camino no fácil, pero sí asequible para el Sporting, que para llegar a aquella final del 13 de abril de 1982, superaría a la Cultural Leonesa, Castellón, Valencia, Deportivo de la Coruña y al Rayo Vallecano en semifinales.

El Sporting había derrotado a Deportivo, Valencia y Rayo para meterse en la final.

Al Real Madrid en cambio le tocaría sufrir más, y es que se encontró en cuartos con un derbi ante el Atlético, a los que superaría por solo un gol de diferencia. Una ronda después, en semifinales, el escollo sería aquella magnífica Real Sociedad de Arconada, a la cual derrotó en penaltis tras ganar cada equipo por uno a cero en sus respectivos estadios.

El Barcelona, vigente campeón del torneo, caería eliminado de manera prematura en octavos de final, al ser derrotado por el Atlético de Madrid en El Calderón por 1-0 y no ser capaz de levantar la eliminatoria en el Camp Nou, donde el marcador no se movería del empate a cero inicial. Otro aspirante como el Athlétic tampoco superaría los cuartos, tras perder en penaltis con la Real Sociedad.

Un equipo de estrellas

El Real Madrid presentó en el Estadio José Zorrilla en Valladolid un once plagado de estrellas, y es que el técnico blanco Luis Molowny contaba en su plantilla con jugadores de la talla de Camacho o Santillana. El once del Madrid para aquella gran cita sería: Agustín, San José, Sabido, Stielike, Camacho, García Hernández, Del Bosque, Juanito, Ito, Santillana y Cunningham. Más tarde entraría en el choque Rafa García Cortés y Angel de los Santos.

Del Bosque, Camacho, Santillana o Juanito eran algunas de las estrellas del cuadro merengue.

El Sporting también contaba en su plantel con jugadores de enorme calidad, y su once, aunque lejos de tener estrellas internacionales, no tenía nada que envidiar al del Real Madrid y hacía preveer un partido igualado. Díaz Novoa alineó a: José Aurelio Rivero, Redondo, Maceda, Pereda, Jiménez, Uría, Joaquín, Mesa, Andrés Fernández, Abel y Ferrero.

La desgracia ataca pronto

No se llevaban ni cinco minutos de partido cuando Juanito buscó a Ito en banda derecha con un pase en profundidad, y este, puso un centro al segundo palo. El balón, muy bombeado, parecía destinado a acabar en las manos del portero, pero Santillana con un poderoso salto le arrebató el balón a Rivero, y su chut desviado impactó en la pierna de Jimenez, introduciéndose el balón en la meta sportinguista.

Jimenez en propia puerta y Ferrero de penalti serían los autores de los goles en la primera mitad.

A partir de este momento sería el Sporting el dueño del partido. Los de Díaz Novoa lucharon para igualar el choque, y lo conseguirían a mediados de la primera parte. Joaquín regateaba a Camacho dentro del área y este lo derribaba. Penalti claro. Al lanzamiento Ferrero, que engañaba a Agustín y ponía el 1-1 en el marcador del José Zorrilla.

Nueva final sin premio

Con empate se iba a llegar al descanso. Tras la reanudación, Molowny introdujo a Angel de los Santos, el cual se convertiría en el gran heroe de la final. A los cinco minutos de haber saltado al césped, el andaluz se encontraba un balón en el área, y cruzaba sobre la salida de Rivero, que nada podría hacer. Con 2-1, el Sporting lo intentó, pero los de Chamartín resistieron y se hicieron con una nueva Copa del Rey

Un gol de Ángel de los Santos daría el triunfo al Real Madrid.

El Sporting de Gijón veía como nuevamente se volvían a quedar con la miel en los labios. Aquel equipo parecía destinado a acabar ganando algún trofeo de entidad, pero el premio nunca llegó. El Sporting no volvería a disputar ninguna final de Copa, y 33 años después, la opción de volver a luchar por un título parece más que lejana.