Pocos son los equipos afortunados que celebran el ascenso a Primera, concretamente tres al año, pero el Sporting de Gijón vivió una situación surrealista el pasado domingo, al ascencer en dos ocasiones en escasos minutos. El contexto es el siguiente: Los asturianos hacían los deberes en Sevilla, imponiéndose por 0-3 al Betis, y estaban a expensas de un milagro en Girona, ya que con un gol del Lugo, Gijón sería de Primera.

La cabeza de Caballero marcaba el camino a Primera

Los astros se alinearon, y Manolo Preciado, en el día de su tercer aniversario de su muerte, empujó desde arriba como todos los sportinguistas el cabezazo de Caballero. Becerra no llegó a pesar de su estirada, y se desataba la locura. Los jugadores del Sporting corrían hacia sus aficionados, que celebraban el gol gallego en las gradas del Villamarín como si un gol del Sporting fuera.

Caballero firmaba las tablas en Gerona y ponía al Sporting prácticamente en Primera.

En Gijón más locura aún. Las centenas de aficionados agolpados en la Plaza Mayor gritaban, reían y se abrazaban unos con otros, sin importar si se conocían o no. El milagro había llegado, el Sporting tenía más de un pie y medio en Primera División. Solo faltaba esperar a que el Girona no consiguiera batir a Jose Juan en los tres minutos que restaban para el final.

De nuevo en Segunda

El primer susto de la tarde llegó en la jugada posterior al gol del Lugo. Lejeune remataba a las redes un centro a la espalda de la zaga, aunque su posición era ilegal, fuera de juego claro. Tras la decisión arbitral, una botella impactaba en la cabeza de un asistente. El colegiado ponía fin al partido, y el Sporting ascendía por Primera vez en la tarde.

Los jugadores del Sporting lloraban sobre el césped del Villamarín, y la celebración el Gijón rozaba la locura. Durante varios minutos, Gijón fue de Primera. Entonces comenzó a especularse con la posibilidad de que el partido de Gerona no estuviera acabado. El árbitro había detenido el juego tras la agresión al linier cuando aún restaban cuarenta segundos, y estos tendrían que jugarse.

Varios jugadores del Lugo, ya cambiados, tuvieron que volver a ponerse la ropa de faena. Quique Setién, el técnico del Lugo, abandonaba su rueda de prensa al enterarse que la labor de sus muchachos aún no había concluido. En Sevilla, los jugadores del Sporting no entendían el por qué de esta decisión. El Sporting volvía a estar en Segunda, y el sufrimiento sportinguista rozaba lo inhumano.

Cuarenta segundos para la historia

El juego se reanudaba con un saque de puerta a favor del Lugo. Jose Juan rifaba la pelota, y esta cambiaba de dueño, el Girona atacaba. Con tan escaso tiempo en el marcador, los catalanes no perdieron tiempo alguno en poner el balón al área, pero su primera intentona se encontraba con la cabeza de un zaguero visitante, que despejaba el peligro.

El Lugo despejaba los centro del Girona en busca de la machada, el tiempo se agotaba y el Sporting ascendía a Primera.

De nuevo la redonda en poder del Girona. Nuevo centro al área, pero esta vez, sería su última oportunidad. Gijón temblaba al ver el baló volar a un área donde se agolpaban todos los jugadores del Girona, buscando la épica. De nuevo, una cabeza gallega salía de la nada para despejar el balón. En esta ocasión, el árbitro sí decretaba el final del partido, el Sporting estaba de nuevo en Primera.

Nuevamente, los jugadores del Sporting celebraban en Sevilla por segunda vez su ascenso, mientras que en Gijón, la efusividad era aún mayor ante los segundos de tensión vividos. Gijón volvía ser de Primera, y una temporada tan brillante y grandiosa como la del Sporting, no podía tener un final más apropiado, de unas condiciónes épicas. Un ascenso que ningún sportinguista olvidará jamás.

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Sobre el autor
Jorge Tuñón
Filología en Oviedo, enamorado del Periodismo y el deporte. Secciones del Sporting de Gijón y del Real Madrid