MATRÍCULA DE HONOR. Alto y claro merece ser repetido una y otra vez. Y es que está plantilla merece que se le hagan todo tipo de reconocimientos y halagos después de la campaña realizada. Para los aficionados al fútbol, el periodo estival es sinónimo de fichajes, por ello, el pasado verano la parroquia rojiblanca esperaba con ansias las nuevas incorporaciones de la plantilla, de cara a una temporada en principio ilusionante. Tras la salida de Sandoval antes de terminar la temporada pasada y la incorporación de Abelardo para alegría de los sportinguistas, dio paso a nueva etapa que estaba llena de sueños. Pero lo que parecía de color de rosa, se volvió negro.

La impaciencia de los aficionados por ver caras nuevas con las que conseguir el asalto a la liga de las estrellas, mezclada con la incredulidad de los mismos por ver que pasaban las semanas y seguía sin haber presentaciones, la noticia bomba saltó. Los dirigentes rojiblancos no dieron la cara y pese conocer la sanción que les imposibilitaba realizar fichajes para esta temporada, no informaron ni al entrenador ni aficionados de la situación hasta que terminó el plazo de fichajes. Una más por parte del consejo, acostumbrado a no mirar más allá de su propio ego.

El capitán del barco rojiblanco. Fuente: Juanlgn.lechuga | VAVEL

Con este pequeño contratiempo, el 23 de agosto comenzaba la liga regular y el Pitu no tuvo más remedio que hacer un equipo “made in Mareo” con jugadores de la casa y esperar que diera resultado. Con la moral de los asturianos un poco tocada por este mazazo, se "decidió" por unanimidad popular apoyar a los ya conocidos como “los Guajes” pasase lo que pasase y dar un pasó más allá para alzar la voz en contra del consejo después de tantos años en silencio.

Récord tras récord

Las jornadas fueron sucediendo y los acontecimientos cada vez eran más sorprendentes. Como si la película de la liga estuviese dirigida por la persona más sportinguista del planeta, este equipo iba deslumbrando allá donde iba. Sin perder un ápice de humildad y con los pies sobre la tierra, el conjunto rojiblanco se mantuvo -contra todo pronostico- en los puestos nobles de la clasificación durante todo el año. Ni el más optimista creía en algo más allá que no fuera conseguir la salvación durante este curso.

Con el récord histórico de ser el conjunto que más jornadas permaneció sin conocer la derrota en segunda división, con 20 jornadas invicto, el Sporting recibía al Betis en su feudo. En un partido en el que los béticos hicieron valer su pegada por encima de la rojiblanca, los asturianos firmaron su primera derrota de la temporada. Esto no empañó nada, ya que los aficionados rojiblancos nada más finalizar el partido auparon a los suyos logrando que esta derrota no mermase los ánimos de los Guajes.

El Sporting tan solo perdió dos partidos esta temporada, convirtiendóle en el equipo con menos partidos perdidos desde que la segunda división está así estructurada. Otro récord.

El punto flaco llegó en el partido disputado en Pucela, donde los rojiblancos tuvieron el que quizás fue el peor partido de la temporada, con nervios y con la cabeza fuera del terreno de juego tras la lesión de Nacho Cases, se dejaron los tres puntos allí. Pero este partido fue la última piedra en el camino de los gijoneses hacía la primera división. Enlazando otros 15 partidos sin perder -desde Valladolid hasta final de liga- la estela rojiblanca fue dejando rivales en la cuneta hasta arrebatar en los últimos segundos de liga regular, el ascenso directo al Girona.

También hubo tiempo para los récords hogareños. El empate frente el Llagostera en El Molinón, otorgó a este equipo el récord de imbatibilidad de 14 partidos consecutivos en la historia rojiblanca, superando así al de Vujadin Boskov de la temporada 1982/83. También fueron de récord los 82 puntos con los que finalizaron la liga los asturianos, siendo la puntuación más alta de la historia.

Ndi, de la gloria al olvido

Ninguna temporada es de principio a fin de color de rosa y esta, no iba ser diferente. Lo que supuso una noticia llena de felicidad como la convocatoria del jugador rojiblanco Daniel Ndi con la selección absoluta de su país se convirtió en una pesadilla. El camerunés viajó para disputar dos encuentros con su selección y poco más se supo de él. Sin una explicación lógica a estas alturas, el jugador no volvió a Gijón en el plazo previsto y las alarmas saltaron. Con la excusa principal del deterioro de su pasaporte, pasó tres semanas en paradero desconocido sin dar señales de vida. Como si nada hubiese pasado Ndi aterrizó en Gijón y tras las pertinentes explicaciones al mister se decidió que abandonase la disciplina del primer equipo.

Abelardo: "Los jugadores han tomado una medida y es que Ndi no se vista en el primer equipo porque vestirse en el vestuario del primer equipo tiene unos valores que son los del Sporting"

El más tocado en está historia, por raro que parezca no era el propio implicado, sino el Pitu Abelardo. El gijonés apostó este curso por él, ofreciéndole oportunidades de ser pieza importante y siendo titular habitual en los onces del equipo. Con dorsal aun de jugador de la segunda plantilla y sin aun haber disputado ni una sola temporada profesional, parece que la cabeza del jugador no correspondía a la altura que merece el club, creyéndose alguien más importante que el propio grupo.

Este comportamiento no gustó en la afición ni propios compañeros, que cerraron con carpetazo este tema, apartando a Ndi de sus pensamientos y dejando en manos de a los que les corresponde la salida del jugador en este verano.

Tu fe nunca decaiga

Si por si fuera poco la incapacidad de comunicación y de ser honestos con sus aficionados, la dirección rojiblanca no fue capaz de aportar ni una nota positiva este curso. Con Abelardo dando la cara en temas peliagudos como la imposibilidad de fichar o el caso Ndi, los dirigentes rojiblancos vivieron la temporada más tensa de las últimas.

Con la asociación de “Tu Fe Nunca Decaiga” al frente, respaldado por miles de aficionados, comenzaron a propagar las pañoladas al consejo en el minuto cinco de cada partido que se disputase en el municipal gijonés. Con dos manifestaciones, la primera en octubre con un seguimiento más “pobre” y la más multitudinaria en febrero, donde cerca de 6000 voces jalearon a favor del cambio poniendo al consejo entre la espada y la pared, y poniendo voz al sportinguismo que espera la marcha de quien hace daño a su equipo.

Manifestación "Salvemos al Sporting". Fuente: Laura Castro | VAVEL

Si bien es verdad, el tema en Gijón parece que se ha ido diluyendo con el paso de los meses. Con parte de la afición centrada en la salida del máximo accionista y otra parte que aun no se han enterado de los problemas económicos reales que existen, la división de la afición entre si misma, llegó en un momento donde el equipo no atravesaba su mejor racha. Con demasiados empates de continuo, sensación de bajón fisco y muchas lesiones al mismo tiempo, los más aprovechados achacaron este bajón a las pañoladas y cánticos durante los partidos, por lo que la gente que no está de verdad informada de la situación extrema que vive el club, dejó a un lado las protestas para centrarse en lo meramente futbolístico.

Lo que parecía el verdadero logro de esta temporada, que no era otra cosa que devolver el Sporting a sus socios y aficionados, quedó en un remar para morir a la orilla una vez más.

Impagos reiterados

Si este Sporting ha logrado dar el salto a la máxima categoría, el consejo rojiblanco se ha quedado un escalón o dos por detrás. Tras regalar a los amantes del fútbol una temporada para enmarcar llena de lecciones, los jugadores rojiblancos terminaron la temporada con cuatro meses de deuda en sus fichas. El capitulo más sonado sucedió en el mes de diciembre. Con Iván Hernandez como portavoz de la plantilla rojiblanca, el capitán rojiblanco advirtió de las posibles denuncias al club, ante la imposibilidad de cubrir las fichas que se les debían en aquel momento

Iván Hernandez: «Nos deben un mes y la ficha del año pasado»

Después de cobrar parte de las fichas, la vuelta a la realidad de estos últimos meses ha sido la misma. Con continuos retrasos de impagos, los jugadores rojiblancos han tenido que esperar a nuevos ingresos para solucionar la papeleta. No es grato que después de lo aportado al club este curso, la plantilla tenga que pasar por estas situaciones. El apoyo de la afición es máximo, tanto que el mismo día de la celebración del ascenso, se mostró el malestar con los dirigentes por no mantenerles al día de cobro.

Pese reconocer públicamente que entre compañeros se han tenido que ayudar económicamente, o que había problemas para pagar el día a día de los más jóvenes, esta situación ha servido para hacer aun más piña a está plantilla. Quien no saca algo positivo hasta de lo más ruin, es que no quiere.

Actores secundarios a escena

En una plantilla corta y joven, los problemas llegarían tarde o temprano. Gracias a alguien tan importante como Gerardo Ruiz, que preparó a conciencia a un grupo de chavales que en su mayoría no habían completado aun partidos en liga profesional o habían disputado algunos minutos, el problema fue menor. Un handicap más con el que luchar durante la temporada y que sería superado con un sobresaliente.

El preparador físico hizo que los Guajes aguantasen los partidos a un ritmo altísimo, siendo en la mayoría de partidos superior en el tramo final de partido que sus rivales. Está condición sirvió para tapar otro tipo de carencias. Las lesiones llegaron y de que forma, con la medular rojiblanca mermada en el tramo más complicado de liga.

El primero en caer lesionado fue Alex Menéndez. El lateral rojiblanco tras cumplir sanción por amarillas, se lesionó el tobillo, manteniéndole semanas apartado de los entrenamientos. Su sitió lo suplió una de las revelaciones de está temporada, Isma López. Cuando en plena pretemporada se le ofreció la oportunidad de irse a otro club y el jugador decidió pelear por un hueco en el once a sabiendas de que el mister no contaba con él, muchos lo tacharon de loco.

Con descaro, y esa esencia de extremo que no olvida, el jugador navarro sorprendió con sus actuaciones desde el flanco izquierdo convirtiéndose en uno de los nombres propios de está temporada. A partir de ahí, el once del Sporting pasó a estar formado por los 26 integrantes de la plantilla. Jugase más o menos, cualquiera que saliera a formar al césped era una garantía de calidad y buen hacer.

La lesión de Nacho Cases fue la más sonada. El centrocampista y pieza angular de este equipo, rompió su menisco en Valladolid dejando al equipo muy tocado en su parcela de creación. El Pitu probó con Sergio, Mandi y Rachid para suplirle, pero parecía que siempre se echaba en falta ese pasé final que Nacho porta en sus piernas. El que más hizo olvidar su ausencia fue este último. El centrocampista argelino se destapó poco a poco -también influyó que volvía de una lesión de larga duración- dando un golpe sobre la mesa de lo que es capaz de cara a un futuro. La vuelta del gijonés tras la lesión, coincidió con otra buena racha del conjunto gijonés en liga con 15 encuentros sin conocer la derrota y el asalto final al ascenso directo.

Sobrepasando cualquier obstáculo

Alberto, Jorge Meré, Hugo Fraile, Rachid y Mandi son algunos de los actores que partían como secundarios o incluso extras, y que terminaron por tener su momento de gloria en la temporada. El cancerbero Alberto se ganó a pulso el respeto de los aficionados rojiblancos, convirtiéndose en un muro con la lesión de Cuellar. Precisamente, su entrada en el once coincidió con el pequeño “Tourmalet” que les tocaba vivir a los rojiblancos en ese tramo de liga, pero dejando en todo momento el pabellón bien alto.

La competencia entre ambos en los entrenamientos, fomentó este gran nivel en la portería, que se vio reflejado en las actuaciones durante los partidos de ambos guardametas. Alberto, terminó está temporada como uno de los más queridos por la afición y eso solo se consigue con esfuerzo, humildad y sacrificio, tres palabras que el cancerbero lleva grabadas a fuego desde su llegada a Gijón.

Al desparpajo del joven Meré poco mas se puede añadir. El joven central irrumpió en un momento clave de la temporada, con las sanciones de los centrales por acumulación de tarjetas, respondiendo a un nivel que poco tiene que ver con su corta edad. La progresión que se espera de este jugador hace que se le vea como un central de futuro, pero de futuro más bien cercano.

Solo dos penaltis a favor

La faceta ofensiva fue la que más sorpresas albergó. Con Carlos Castro -procedente del DH- y Guerrero -sin haber disputado apenas minutos la pasada temporada- las dudas en ataque eran palpables. Pero finalmente callaron bocas. Pese no registrar un acierto goleador muy alto -con 9 y 11 goles respectivamente- las labores de desmarques para abrir hueco a la siguiente línea y goles en momentos clave, ambos jugadores terminaron siendo imprescindibles para el Pitu.

Pablo Pérez ayudó con siete goles -algunos tan importantes como el doblete en Mirandes, o el empate in extremis frente el Albacete- para sumar en el registro de esos 57 goles con los que terminaron los rojiblancos este curso. El gijonés otro de los debutantes este año pecó de falta de físico en el último tramo de liga, pero dejó huella de su calidad en el primer tramo cuando aun la gasolina estaba a tope.

Hasta 365 días tuvo que esperar el equipo rojiblanco para poder tirar de nuevo un penalti a favor

La relación con los colegiados este año ha sido más bien nula. Las continuas caídas en el área de los atacantes rojiblancos quedaban sin sanción terminó la paciencia de los rojiblancos cada vez más al límite con el estamento arbitral. Tras ver que en hasta siete ocasiones no se sancionaba con la pena máxima al equipo rival, Abelardo decidió protestar en una ocasión para que esto cambiase. Esto solo sirvió para que el míster pidiera perdón días después por sus declaraciones, arrepentido por las formas, ya que lo que es en el ambito arbitral, todo continuó igual.

En el partido frente a Las Palmas en el municipal gijonés fue el primero de los dos que dispusieron esta temporada. Juan Muñiz fue el encargado de lanzar la pena máxima que ponía a los rojiblancos por delante en el marcador. El otro encargado de disparar desde los once metros fue Hugo Fraile frente al Mallorca, gol decisivo para la victoria local por 1-0.

Un muro defensivo

Si algo hacía falta desde hace varias temporadas era conseguir solidez defensiva. En una categoría donde los resultados abultados no son comunes, mantener la portería a cero o con pocos goles en contra se antoja primordial para luchar por cualquier objetivo. Esto es lo que ha conseguido este curso Abelardo, un equipo donde la defensa la forman desde el primer delantero hasta el portero, y donde es más importante defender, que atacar. Con esta filosofía el equipo ha logrado contrarrestar con su poca faceta goleadora, finalizando el campeonato con 27 goles encajados tan solo. Esto significó que a titulo individual, el cancerbero Iván Cuéllar se alzase con el Zamora de la categoría.

El zamora de la categoría de plata. Fuente: Silvia Aguado | VAVEL

Con Bernardo y Luis Hernández como pareja de centrales inamovibles y destacados ambos firmaron la que quizás, fue su mejor campaña como profesionales. Con tan solo un ciclo de tarjetas cumplido cada uno e imprimiendo una seguridad atroz en cada ataque visitante, disputaron la totalidad de minutos que estuvieron disponibles. Incluso, se compenetraban a la perfección en ataque. La cabeza del colombiano era la elegida para peinar los balones sacados de banda por “el catapultero”, siendo artífices de varios goles este curso con esa jugada de estrategia. El capitán Alberto Lora, una vez más, firmó una temporada de lo más regular, recordándonos su mejor versión en el año de su debut con Preciado en esa demarcación. Ejemplo de regularidad es lo que mostró la defensa pero para conseguir algo así, es necesaria la ayuda del resto de compañeros.

Una segunda línea de oro

La impresionante campaña de Sergio Álvarez no pasó desapercibida para nadie. El mediocentro fue el equilibrio de este equipo complementándose a la perfección con su compañero de zaga Nacho Cases. La historia del avilesino es conocida por todos. Tras su paso fugaz por el primer equipo y vuelta al filial de la mano de Abelardo, desarrolló la que había sido su mejor temporada en el club, posibilitándole así, formar parte del primer equipo de nuevo. Con un pie fuera del Sporting con la llegada de Sandoval, finalmente decidió quedarse e intentar luchar por un puesto. El final es por todos conocido. El centrocampista se ganó poco a poco la titularidad -en un partido frente el Lugo en el Anxo Carro realizó su re-debut- y a partir de ese momento no volvió a soltarla. Con el Pitu a los mandos del Sporting, Sergio gozó de la confianza necesaria para convertirse en el jugador más destacado de este curso.

Con 31 goles de 57, el centrocampismo tuvo su aportación estelar esta temporada

El más sacrificado esté curso de sus labores ofensivas para ser un descubrimiento en defensa fue Carmona. El balear no mostró su mejor cara de medio campo para arriba, con demasiadas ocasiones falladas a lo largo de las jornadas que pudieron ser lamentadas a final de liga. La otra cara fue su nuevo rol en el once, y es que Abelardo ordenó al extremo que estuviese más atento a recuperar y ofrecer una buena defensa que atacar, y en ese aspecto cumplió con nota.

La irregularidad castigó a Jony. Siendo el mejor jugador de la primera vuelta, se fue diluyendo poco a poco en la segunda parte del campeonato. Verticalidad y explosión son las marcas de la casa. En su primera temporada como titular en le primer equipo, dejó ocho goles y 11 asistencias, lo que hace pensar que será parte importante de este Sporting durante muchos años.

Broche de “Lugo” a la temporada

Lo que comenzó siendo un sueño, un pasito a pasito hacía la permanencia y un conformismo de “pase lo que pase, la temporada es de sobresaliente” terminó con algo inimaginable. Atrás quedó la imposibilidad de fichar, los continuos errores arbitrales, las lesiones, los impagos, la fuga de Ndi, las manifestaciones contra el consejo y todos los escalones durante la temporada para llegar al cielo.

Cuando el ascenso dejó de ser una hipótesis o algo lejano, para ser el objetivo real y cercano la afición aparcó todo para apoyar más que nunca a los suyos. Las continuas quedadas de aficionados locales para el recibimiento del autobús de los rojiblancos en las previas de los partidos en el municipal y las mareonas para acompañar a los jugadores se sucedieron como en los buenos tiempos. Todos a una, nada mas existía.

Último recibimiento en casa de la liga. Fuente: Silvia Aguado | VAVEL

Y con esa unión llegó el premio final. Con una lucha reñida con el Girona hasta el último instante de liga, un gol en el minuto 92 del delantero del Lugo, Pablo Caballero, lo cambió todo. Aun retumba el gol en las esquinas de la ciudad, ese fue el gol que validó la victoria en Sevilla y que cambió el rumbo del ascenso para los asturianos.

Por un instante los problemas se borraron de un plumazo en las cabezas de toda una ciudad, dando paso a un mar de lagrimas para celebrar este "Preciado ascenso" que regaló al sportinguismo uno de los días más felices en una fecha tan señalada. Con aun el recuerdo de “los 40 segundos más largos de la historia” en la memoria de los aficionados rojiblancos, el Sporting colgó el broche de lujo a esta temporada donde ha tenido que tirar de épica de principio a final. Desde tener que hacer un equipo a base de jugadores canteranos hasta el gol del Lugo en Montilivi. Consiguiendo esto como más presta. Un ascenso a la épica.

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