El titánico desgaste de un equipo puede venirse abajo en un solo instante adverso. En primera división los errores se pagan con sangre, y el Sporting, trufado de canteranos inexpertos en la máxima categoría, no tardó en darse cuenta de ello en Vallecas. El encuentro comenzaría igualado, huérfano de ocasiones claras y con dos equipos de similar corte. Sólo Halilovic parecía aportar la magia necesaria para decantar el partido con una de sus acciones. Dentro del repertorio del croata siempre destacaron sus internadas desde la banda derecha, dejando atrás jugadores rivales con una facilidad escandalosa.

Bernardo, en apenas dos minutos, se vería involucrado en sendas acciones que pondrían en franca desventaja al conjunto gijonés

El protagonista inesperado del duelo sería Bernardo, que en apenas dos minutos se vería involucrado en sendas acciones que pondrían en franca desventaja al conjunto gijonés. Con la media hora de juego ya consumida, el colombiano, presente en área contraria para probar suerte a balón parado, acabaría arrollando desproporcionadamente a Llorente tras llegar muy tarde a la disputa del esférico. En la jugada inmediata, un remate lejano de Javi Guerra acabaría golpeando en el brazo del central que, si bien no pudo hacer nada, supuso su segunda amarilla y penalti para los locales. Trashorras convertiría y Vallecas se regocijaba con un partido que parecía volverse del revés para los asturianos.

Lora saltó al terreno de juego para reforzar un flanco derecho sin dueño, ya que Luis Hernández volvió a situarse en el centro de la zaga para ocupar el hueco del colombiano. El sacrificado sería Sanabria, bigoleador la pasada jornada y que se retiraba lesionado aumentado, aún más si cabe, el infortunio sportinguista. El Rayo aprovechó para subir una marcha, tratando dar la estocada final a un Sporting desorientado y sin estructura definida. La mejor noticia para los de Abelardo, que aguantaban con lo justo achicando balones, llegó con el descanso.

Coraje sportinguista tras la reanudación

Tras la reanudación, los asturianos saltaron al césped con la intención de poner las cosas difíciles a un Rayo crecido por las circunstancias. Guerrero quedaría solo en punta tratando de pescar algún balón entre los centrales del conjunto madrileño. Por su parte, Jozabed y Bebé, salieron decididos a no bajar el ritmo para dejar el partido visto para sentencia. Sería sin embargo Javi Guerra, mostrando sus dotes de delantero hábil y oportuno, el que remacharía a la red una gran intervención de Alberto, que sólo fue capaz de rechazar el cuero dentro del área pequeña. Un duro golpe para las aspiraciones rojiblancas. Cuando todo pintaba negro para los asturianos, apenas unos instantes después, un error de bulto en la salida de balón rayista habilitó a Jony para robar en campo contrario y, tras conducir el esférico por la banda izquierda, batir la tímida salida de Toño con un fuerte disparo.

Debido a la inmediatez, el peso del gol se tradujo en oro para los rojiblancos, que volvían a ver un atisbo de vida sin apenas haber asimilado el mazazo de la ventaja rayista. Envalentonados por el tanto, los rojiblancos adelantaron líneas y trataron de cortar el juego local desde su origen. Asimismo, la salida de Sergio y Carlos Castro, sirvieron para aportar ideas y aire fresco a un conjunto cada vez más falto de recursos y que reclamaría penalty en una jugada muy similar a la que supuso la expulsión de Bernardo en la primera parte.

Con el paso de los minutos, los asturianos dieron el do de pecho y acorralaron al Rayo gracias a su empuje. Sin embargo, sus transiciones no terminaban de cristalizar en ocasiones evidentes de gol y Jémez, consciente del peligro que supone la velocidad de la línea ofensiva asturiana, alinearía a Manucho con la intención de cazar balones lejanos y contemporizar el partido. La estrategia le salió perfecta al técnico canario, que durmió el partido en su tramo final, alejando el balón de su portería y certificando una victoria que sigue manteniendo al Rayo en franca línea ascendente.