El Sporting vivió un partido de contrastes en Cornellà, con dos mitades muy diferenciadas y un gol que, sobre la bocina, valió tres puntos preciosos para las aspiraciones rojiblancas. El partido parecía venir marcado por el duelo entre dos de los jóvenes con mayor proyección de la Liga BBVA. Asensio y Halilovic no defraudaron y mostraron gran parte de su inagotable repertorio, guiando a sus equipos en la faceta ofensiva en un compendio de velocidad, técnica y desborde.

Los primeros compases mostraron un Sporting dominante, cediendo pocas oportunidades a un rival que confiaba en el duende de Asensio y la presencia de Caicedo como únicos argumentos ofensivos. Los de Abelardo, verticales en sus transiciones y con ganas de llevarse el partido, se apoyaban constantemente en Sergio, imperial en la medular rojiblanca, que robó y repartió balones a su antojo, anulando el juego perico y consiguiendo decantar la balanza del lado visitante.

Con este guión se adelantaría el Sporting. En un balón dividido cerca de la medular, un hábil Lora se anticipó a su par y dejó con espacio al pequeño genio croata que, tras conducir brevemente el balón y acomodárselo a la pierna izquierda, lanzó un disparo teledirigido a la portería de Pau. El gol hacía justicia a lo visto sobre el terreno de juego y colocaba al Sporting en una posición de tranquilidad respecto a un Espanyol que no acertaba en las zonas de peligro.

Los de Abelardo se mostraron verticales en sus transiciones, con ganas de llevarse el partido

La ventaja no pareció peligrar hasta la media hora de juego, cuando Caicedo se dejaba caer dentro del área tras forcejear con Bernardo. El árbitro concedió penalti y el ecuatoriano, asumiendo la responsabilidad, erraría el lanzamiento al encontrarse con un inspirado Alberto. La ocasión despertaría parcialmente a los catalanes, que sumarían aproximaciones —poco definidas— hasta el descanso.

Cambio de roles tras el empate local

El Espanyol saltó tras la reanudación con la convicción de empatar, llevando el peso del juego y llegando asiduamente a los dominios de Bernardo y Luis, que se mostraron bastante acertados en todos los tramos del encuentro. Sería, sin embargo, el Sporting el que pudo sentenciar el partido. Un córner botado por Jony en jugada de estrategia habilitó a Sanabria, solo y con todo el tiempo del mundo frente a él, para mandar al larguero la ocasión más clara del partido. Casi sin tiempo para asimilar el fallo, una eléctrica combinación perica entre Cañas y Duarte por la banda izquierda descosería la defensa gijonesa, todavía desconcertada por la ocasión fallida. Caicedo, esta vez sí, remacharía el pase de la muerte y metería a los blanquiazules de lleno en el partido.

Los asturianos se volvieron intrascendentes tras el empate blanquiazul. El Espanyol, espoleado por el repentino cambio de suerte, decidió asediar la meta de Alberto para dar la vuelta al marcador lo antes posible. La defensa rojiblanca, desbordada continuamente desde los laterales, se encomendaba a la Santina para no repetir el mismo guión de la pasada jornada. El fantasma del Betis sobrevolaba la conciencia gijonesa como un presagio de cara al resto del encuentro. Los cambios introducidos por Abelardo pasaron desapercibidos. Guerrero, Mascarell y Pablo Pérez salieron con la cabeza puesta en amarrar el resultado, corriendo tras los pases pericos y dejando poco margen a la creación de ocasiones.

Los asturianos se volvieron intrascendente tras el empate blanquiazul

Cuando la afición perica comenzaba a abandonar el estadio, recriminando a Lora su parsimonia a la hora de poner la pelota en juego, surgió el milagro que, hasta la fecha, no había caído del lado sportinguista. Tanto en Vallecas como contra el Valencia, la mala fortuna había rondado a un equipo al que se le acusaba de poca madurez para la categoría. Tendría que ser Álex Menéndez, al igual que en Riazor —y con un tanto de parecida factura—, el que decantaría el encuentro con el tiempo cumplido. Nada pudo hacer Pau ante el latigazo seco del gijonés, que llegaba libre de marca desde la izquierda, y que provocó el delirio en el banquillo de Abelardo. Uno de los días menos propicios para la victoria sportinguista, en vistas del devenir del encuentro, se convirtió en la segunda victoria de la temporada, dejando al Sporting en la zona templada de la clasificación y con la moral alta de cara al encuentro que medirá al Sporting en dos semanas al Granada.