Allá por el año 1995 nacía en Ujo, un pueblo de Mieres, uno de los que tiempo después se covertiría en uno de los héroes que consiguieron el ascenso soñado a Primera de un club humilde, como el Real Sporting, en su año más difícil en Segunda División. Sin dinero, con sus dirigentes contra las cuerdas por una gestión nefasta pero eso sí, con la ilusión de unos guajes, como Carlos Castro, que se conviritieron en hombres.

El mierense no está pasando por una etapa fácil, la dura competencia con Sanabria y Guerrero está llevando al canterano a ser el tercer delantero del míster pero, como hemos podido comprobar frente al Betis, calidad y clase no le falta para asociarse, jugar y ,sobre todo, marcar goles. A veces el fútbol tiene estas cosas, aunque esten seguros de que Castro será un grande de este equipo en unos años.

Sus inicios

La historia de Carlos comienza en su instituto, en el colegio de los hermanos de La Salle de Ujo. Allí, el pequeño ratón del área comenzará a dar sus primeros pasos como futbolista en los equipos base del centro, hasta incorporase a equipos como el Caudal Deportivo y el Real Oviedo. Tras pasar por el equipo de la capital asturiana, Carlos se incorporó al máximo rival de los azules, el Sporting. En las categorías inferiores del club gijonés consiguió anotar la escalofriante cifra de 167 dianas.

Amargo debut con el filial

El delantero vistió por primera vez la elástica del segundo equipo sportinguista el 29 de abril de 2012, curiosamente el año del descenso del primer equipo a Segunda División. El encuentro del Sporting B fue frente al Coruxo, partido el que cayeron por 1-0 lejos de Mareo.

Otra de los datos interesantes es que ese 29 de abril de 2012, el hombre que le haría debutar la Segunda División B sería el mismo que lo hiciera en Segunda y en Primera. Sí, señores y señoras, el hombre que hizo debutar al delantero fue Abelardo Fernández.

En la campaña 2013/14 firmó su incorporación a la plantilla del filial gijonés pero ese mismo año, una fractura en el peroné durante una de las sesiones de entrenamiento, hizo que el diamante en bruto de "El Pitu" estuviera cuatro meses de baja.

Su vida en el primer equipo, no ha sido fácil

El Sporting tocado y pracitcamente hundido como el Titanic económicamente, sin poder hacer ninguna incorporación a la plantilla, obligado a vender a sus principales estandartes ofensivos y con una plantilla plagada de jóvenes canteranos. Este es el plantel que se encontraron Abelardo y sus hombres en el inicio de temporada.

Carlos, como uno más, acudía a los entrenamientos en Mareo sin saber lo que él y sus compañeros iban a lograr meses después. El punta debutó con el primer equipo el 10 de septiembre de 2014, frente al Real Valladolid en Copa del Rey, choque en el que los asturianos salieron derrotados por 1-3.

Su debút en Segunda División se produjo frente al mismo equipo y en el mismo lugar, Castro saldría en la segunda parte para sustituir a Carmona aunque su gol no llegaría hasta el encuentro frente al Leganés, donde dio la victoria a los suyos con un gol en el último minuto de partido para hacer estallar de jubilo al feudo gijonés. Castro obtendría nueve goles y una asistencia, que le harían vivir un idilio con la parroquía sportinguista.

Hace un par de semanas debutó en Primera División frente al Real Betis, en un partido que tuvo luces y sombras para él y su equipo. El asturiano anotó el único tanto de los suyos, que es un auténtico golazo, pero los andaluces remontaron y se llevaron los tres puntos gracias a los goles de Joaquín y Rubén Castro.

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