La aciaga noche gijonesa deparó justicia para Deportivo y Sporting, que cosecharon un empate justo e insatisfactorio a partes iguales. Para los coruñeses, abonados al empate desde hace varias semanas, el punto no es suficiente para engancharse a la lucha por Europa. El descenso, sin embargo, sigue lejano y no supone una amenaza para los de Víctor, que siguen tirando de sus virtudes para ir sumando poco a poco. Las tablas tampoco son mal resultado para los rojiblancos, que siguen confirmado su mayoría de edad firmando partidos notables ante rivales de gran envergadura en esta segunda vuelta.

Como cabía esperar, ambos conjuntos basaron su estrategia en una presión alta, incomodando la salida de balón rival y tratando de ser certeros con el esférico en los pies. Así lo hicieron Ndi, Jony y Rachid, tres de los infantes sportinguistas que siguen sumando méritos para triunfar en el equipo asturiano. Su aportación fue vital para igualar las prestaciones de Mosquera y Bergantiños, dos hombres fuertes de la medular y grandes culpables de la solidez de los coruñeses en a lo largo de esta liga.

Sacrificio e intensidad a partes iguales

Para romper la igualdad reinante sobre el césped del Molinón apareció Jony, omnisciente en todo el peligro que su equipo generó durante los noventa minutos. Transcurrida la media hora de juego, el cangués aprovecharía un rechace a la salida de un córner para empalmar una volea que, tras impactar sobre un rival, acabaría alojándose en las redes de Lux.

El tanto decantaba el encuentro y exigía una reacción a los gallegos, que se mostraban hambrientos cuando el cuero superaba la línea medular. Así, las líneas blanquiazules se estiraron y empezaron a correr más riesgos, buscando un empate necesario antes de encarar el túnel de vestuarios. Sólo quedaba buscar la referencia anímica del deportivismo para encontrar el empate, que pese a no anotar volvió a ser decisivo, una vez más, para los suyos.

Lucas, clarividente en todo momento, volvería a resultar esencial para su equipo poco después del golpe local. El gallego, arrastrando a la zaga rojiblancos a su antojo, construiría una jugada brillante por la banda izquierda. Primero se deshizo de Carmona con facilidad, anulando su intento de anticipación e incidiendo en el área rojiblanca con instinto asesino. El estandarte deportivista volvió a decidir lo justo en el momento preciso, habilitando a Luis Alberto para que reventase las mallas de la portería de Cuéllar.

Ningún equipo pudo imponerse

La segunda parte ofreció un guión similar al de la primera, con los dos equipos derrochando esfuerzos y ayudas en todas las zonas del campo. Sin apenas ocasiones claras pero con un ritmo muy alto se volvió a ver un duelo de concentración y disciplina. El objetivo, el de no perder la posición sobre el campo y el de valorar la seguridad colectiva por encima de todo.

Lucas, clarividente en todo momento, volvería a resultar esencial para su equipo poco después del golpe local

Las mejores ocasiones estuvieron protagonizadas por jugadores rojiblancos. Sanabria bregó y funcionó como socio de los jugadores de ataque sportinguuista. Sus últimos minutos, sin embargo, estuvieron marcados por la falta de acierto y por el cansancio, fruto del sacrificio que Abelardo pide a todos y cada uno de sus hombres. Los minutos también pesaron sobre las piernas de Lucas y Fajr, acostumbrados a tratar las posesiones con cabeza y acusando el sobreesfuerzo que demandaba la siruación.

El final llegó relativamente plácido, con los dos equipos dando la igualada por buena y conscientes de que durante febrero se vivirán las batallas decisivas a la hora de situar sus aspiraciones en su justa medida. El Sporting encara con confianza el segundo tramo del campetonato, consciente de que los duelos directos en el Molinón serán vitales a la hora de mantener la categoría. El Deportivo, por su parte, navega en un mar tranquilo en el que puede convivir. Europa, que se perfiló en el horizonte tras unas jornadas de gracia, parece ahora lejana tras la mala racha de resultados. El tope del equipo parece estar marcado por el propio Lucas y su duende. Pese a la ocasión perdida,todavía no es tarde para aspirar a lo más alto.

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