Todo comenzó ante el Villarreal, cuando el cuadro de Luis Enrique se dejó empatar un 0-2 para perder dos importantes puntos. Semanas más tarde, tras el parón por selecciones, las cosas iban a peor, y es que un descafeinado Real Madrid ganaba en el Camp Nou con unos geniales 20 minutos finales, pero otros 70 primeros mediocres. La crisis siguió en la Champions, donde los blaugranos vencieron al Atleti por 2-1, gracias a una roja a Torres, ya que hasta el momento de la expulsión, los colchoneros eran muy superiores.

Villarreal, Real Madrid, Real Sociedad, Atlético de Madrid y Valencia, los pinchazos culés.

Siguió la caída en picado en Aneota, campo maldito para los culés, donde Oier hizo el 1-0 final a los cinco minutos. Lo peor estaba por llegar. El Atlético de Madrid en la vuelta de los cuartos de Champions, esta vez sí, iba a pasarle por encima al Barça en el Calderón. 2-0 y la sensación de que el problema era ya evidente. Le tocaba al Barsa levantarse en la Liga, pero el Valencia jugó bien sus cartas y se llevó los tres puntos de un Camp Nou atónito.

Cuando todo parecía perdido, el Barcelona ha dado muestras de levantarse. El 0-8 ante el Deportivo de la Coruña es síntoma de un equipo con problemas pero que se niega al fracaso. Estas muestras de recuperación se dan justo antes de recibir al Sporting de Gijón, equipo que debe ir a ganar a Barcelona al estar metido en la lucha por el descenso. La pregunta es, ¿está el Barça recuperado de su bajón, o el partido de Riazor simplemente fue la calma que precede a la tormenta? Una tormenta que busca despertar el Sporting con un triunfo que ponga la Liga "patasarriba". 

La MSN, coja

Lo cierto es que el Barcelona depende enteramente de su tridente ofensivo. Su defensa nunca ha sido la mejor, y es que los culés se defienden con el balón. Si el Barça tiene la bola, el rival no ataca. Ahora bien, con la imprecisión de las últimas semanas, aparecen los errores en la entrega y las facilidades para que el contrario salga al contragolpe. La presión tras pérdida tampoco está haciendo efecto, con Rakitic y Busquets en un mal momento físico.

Luis Suárez es el único de la MSN que está dando el nivel en las últimas semanas.

Iniesta es uno de los pocos jugadores que se salva en las últimas semanas, aunque el mejor está siendo Luis Suárez, que no suele fallar a su cita con el gol. Sin embargo, sus compañeros de ataque están más desaparecidos que nunca. Neymar, el desborde en persona, no tiene chispa, no se va, no arranca en velocidad, y por si fuera poco, ve la portería diminuta cuando la redonda está en sus pies, y el carioca tiene chances para el golpeo.

Al otro costado, Messi, el talento, está menos talentoso que nunca. La Pulga está pero no está. Aparece, trata de inventar, pero el conejo ya no sale de la chistera. El argentino preocupa, y es que no es que su estado físico sea malo, o que no se le vea en el campo como en otras ocasiones. Preocupa porque lo intenta, busca ser el de siempre, pero está empeñado en fallar en la zona de tres cuartos. Ha anotado dos goles sí, pero el primero, ante el Valencia, de poco sirvió, y su tanto ante el Depor, un regalo de Luis Suárez.

De esta manera, el Sporting de Gijón, si juega bien sus cartas, tiene una gran oportunidad de hacer algo grande en el Camp Nou. Si a los culés no les salen bien las cosas, si se les echa el tiempo encima, la falta de red de seguridad en la tabla podría hacer aparecer los nervios. O quizás, el Barcelona haya olvidado fantasmas del pasado ante el Depor, y el Sporting pague los platos rotos de varias semanas haciendo las cosas muy mal.

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Sobre el autor
Jorge Tuñón
Filología en Oviedo, enamorado del Periodismo y el deporte. Secciones del Sporting de Gijón y del Real Madrid