Las peores pesadillas del sportinguista se confirmarían esta semana. Poco duraría la alegría por la permanencia a una afición que lidia con unos directivos un tanto incompetentes. Una vez más, desde las oficinas de Mareo, se deja escapar, y a coste cero, a uno de los principales baluartes de este Sporting de ensueño con el que se identifica el aficicionado gijonés. Con la marcha del madrileño solo queda dar las gracias a un jugador que se ha dejado cuerpo y alma por unos colores, demostrando que con trabajo y sacrificio todo es posible.

Luis Hernández debutaría con el Sporting en la temporada 2012/2013, ganándose la confianza de Jose Ramón Sandoval. El madrileño comenzaría su andadura con el primer equipo como lateral derecho, posición en la que no acabó por convencer. Con la llegada del Pitu Abelardo al Sporting Luis ocuparía la posición de central dentro de la zaga, posición en la que comenzaría a destacar y a maravillar a la afición. Junto a Bernardo, en estas dos últimas temporadas, ha hecho de la defensa un muro infranqueable para los atacantes rivales. Luis Hernández destaca por su contundencia, y seguridad, por alto y por bajo. Siempre se encuentra bien posicionado sobre el terreno de juego convirtiéndose en un seguro y un candado para el equipo. Con estas características no parece sorprendente que al madrileño le sobren novias, futbolísticamente hablando. Su participación en la élite del fútbol español le ha servido para mostrar al mundo del fútbol sus características, por lo tanto, es normal que equipos como el Leicester se intereses por el central y lleguen a ofrecerle el doble de lo que cobraría en la capital de la Costa Verde.

Es una pena que no vaya a ser posible ver a este magnífico central vestido de rojiblanco una campaña más. El sportinguismo siempre recordará a Luis Hernández como un jugador ejemplar, dispuesto a dar la cara dentro y fuera de los terrenos de juego. Con su esfuerzo y con la inestimable ayuda de sus compañeros el madrileño se ha ganado formar parte de la historia de este club, dejando su huella en las miles de personas que le han visto crecer en Gijón.