Llegó la hora. El Pontevedra afronta el último y decisivo partido de la temporada con la necesidad de remontar los dos goles en contra recibidos en Pasarón para retornar de una vez por todas a la Segunda División B. Una empresa difícil, pero no imposible a tenor de lo visto en el partido de ida, en el que los locales llevaron el peso del partido y debieron acabar con un mejor resultado.

Los granates avasallaron a su rival en la mitad inicial del primer tiempo a base de empuje, juego vertical e intenso y ocasiones, pero no supieron aprovechar su momento y lo pagaron caro. Con el 0-2, los gallegos sufrieron un duro –e inesperado- traspié que dejó muy complicada la eliminatoria. Sin embargo, tras unos días de reflexión, el optimismo parece haber renacido en todo el entorno granate. Y es que desde la plantilla, pasando por la directiva y la afición –al menos parte de ella-, confían en la remontada. Los jugadores creen en poder hacer historia y lograr un ascenso que, por el modo de producirse, pasaría a formar parte del libro de historia del Pontevedra con letras de oro, justo 30 años después del último a Segunda División B en Éibar.

Ya avisó Manu tras el partido de Pasarón que irían a dominar y a ganar en Puertollano, y parece que ese será el plan. Así, los de las Rías Baixas viajan con la convicción de que el equipo, al igual que en la ida, tendrá sus opciones y que la remontada pasa por aprovecharlas. Defender bien y no caer en impaciencia, pérdidas de tiempo o provocaciones serán claves.

Grandes números como local

Sin embargo, si por algo destaca el Puertollano es por su fortaleza como local. Los manchegos tan solo han cedido un empate en su estadio a lo largo de la temporada. Incluso en la eliminatoria de campeones, en la que fue derrotado por el Lealtad, los asturianos perdieron en el Nuevo Cerrú. Así, muchos de los que conocen el potencial del Puertollano de primera mano aseguran que su potencial, basado en un gran nivel defensivo y un vertiginoso ataque, se multiplica cuando actúa como local.

El Náxara sembró el miedo

Pese a que los datos estadísticos no están a favor del Pontevedra, los granates confían en repetir parte de la actuación del Náxara hace dos semanas. Por aquel entonces, los riojanos acudieron al estadio puertollanense con un 0-1 en contra, pero tras el descanso, los visitantes lograron empatar la eliminatoria. Con las alarmas al rojo y sonando, los locales finalmente acabaron venciendo por 3-1, pero el caso del Náxara debe ser tomado por el Pontevedra como el ejemplo de que no hay nadie invencible. Un gol, sea en el momento que sea, hará que los granates estén a un paso de igualar el tanteador global.

Marea Granate

Una vez más, el Pontevedra no estará solo en su desplazamiento. Y es que será un autobús de aficionados el que acompañe a los de Pasarón –al que se le unirán las personas que decidieron desplazarse por su propia cuenta- en el decisivo partido en Puertollano. Así, se espera que más de medio centenar de granates pongan colorido a la grada de Preferencia del Nuevo Cerrú con el objetivo de acallar a lo no demasiado numerosa afición ciudarrealense –a pesar de que para este partido la asistencia de espectadores será mayor de la habitual-.

Viaja toda la plantilla

Ante la singularidad del choque, Manu Fernández decidió llevarse a tierras manchegas a toda la plantilla, con la única excepción de Luismi, recién operado de su rodilla y al que los médicos recomendaron reposo, algo contrario a un viaje de 1.600 kilómetros en autobús. La expedición granate partió a primera hora del sábado desde la capital del Lérez y tras parar a comer en la provincia de Valladolid, se entrenó en la Ciudad del Fútbol de la Federación Española, en la localidad madrileña de Las Rozas. Tras ello, los granates reemprendieron la marcha rumbo a Puertollano, adonde llegaron alrededor de las 21 horas, según informa el medio digital Pontevedra Viva.

Así, tras el largo viaje, los granates están concentrados única y exclusivamente en lograr la machada. Será difícil, pero los hombres de Manu Fernández son conscientes de que no hay nada escrito. Todo es posible. Enfrente estará el equipo de los 98 puntos. Pero incluso hasta los conjuntos más fuertes tienen grietas. Y enfrente está el Pontevedra, uno de los equipos más históricos de Tercera e incluso Segunda B. Es difícil, pero quedan 90 minutos. Remontar o morir en la orilla. El futuro está en sus manos. En necesario apelar al Espíritu del 84. Los héroes de Éibar pueden tener relevo con los héroes de Puertollano.