Dos partidos, seis puntos, cuatro goles a favor y ninguno en contra. Son los números del nuevo líder del Grupo X de Tercera División. El San Fernando CD. Ese club que antes de arrancar la temporada partía como principal favorito para “campeonar” y que, en los primeros ciento ochenta minutos de campeonato, ha demostrado de sobra estar capacitado para aceptar el reto.

Esta noche, en el primer encuentro como local del conjunto de Masegosa, el rival era el Sevilla C. Curiosamente, el primer líder del Grupo X al vencer en la jornada inaugural por 3-1 al Utrera en la Ciudad Deportiva José Ramón Cisneros. Al segundo filial sevillista no le sirvió el planteamiento inicial de su entrenador, Chesco Pérez Garramiola, que consistía en juntar al máximo las líneas y mantener el orden táctico por encima de cualquier otra consigna. Los hispalenses, con razón, querían evitar que el San Fernando galopase y les destrozase al contragolpe.

La idea era buena. Buenísima. Pero para salir impune del acoso cañaílla hay que estar hecho de otra pasta. Porque el San Fernando tiene argumentos ofensivos para dar y regalar. Por ejemplo, en este encuentro se permitió el lujo de dar descanso a Dani Martínez (uno de los mejores en Castilleja), para dar entrada en el once a un Ñoño ansioso por agradar pegado a la banda derecha. El cambio de cromos ni se notó. El resto, lo mismo que en el debut liguero. 4-1-4-1 con Jorge Herrero de ancla, Pablo Vázquez de central, Carlitos y Francis para generar fútbol, Tati escorado en la izquierda y Edgar Agudo en punta.

El Sevilla C, que calcó el esquema, fiaba todo su ataque a la presencia arriba de Borja (ex del Guadalcacín) y a la velocidad por las bandas de Giráldez y Torralbo. Las tácticas imperaban y solo Ñoño intentaba sorprender imprimiendo ritmo a la banda derecha del ataque azulino. Sin ir más lejos, una arrancada suya sorprendió a la zaga enemiga y Alberto tuvo que despejar un pase de la muerte que ya buscaba el remate de Edgar. El San Fernando, con el extremo isleño y Ceballos cargaba el juego por la derecha hasta que, curiosamente, la mecha que prendió los fuegos artificiales, se produjo por el flanco contrario cuando el electrónico acababa de superar el cuarto de hora.

Chispazo que abre el camino

Un detalle de calidad de Tati Maldonado disipó cualquier atisbo de duda sobre su nueva ubicación en el campo. Los grandes jugadores son camaleónicos y rinden en cualquier parte. Sin ir más lejos, Maldonado se vistió de extremo zurdo nato para, en su primera internada, romper a Neva y asistir al corazón del área.

Aquel regalo no fue aprovechado por Edgar y Francis, que entraba desde la segunda línea, se negó a dejar pasar la oportunidad. Con la testa, batió a Canedo e hizo que, por primera vez, la Marea Azulina se levantara de sus asientos con gran entusiasmo.

Con ventaja en el luminoso, Masegosa fue fiel a su librillo táctico y se refugió para ver cómo respondía el contrincante. La semana pasada, el Castilleja se liberó y comenzó a lanzar puñetazos al aire cual boxeador enrabietado. Sin embargo, esta vez, el Sevilla C se mantuvo fiel al guion inicial, tratando de evitar por todos los medios dar al San Fernando la posibilidad de sentenciar en un descuido. Solo Torralbo, con un disparo bloqueado por la defensa, y un centro lejano de Rafa avisaron tímidamente a Fran.

Aun así, el San Fernando gozó de dos ocasiones bastante claras antes del descanso, lo que demuestra que, ante Carlitos, Francis y compañía, cualquier precaución es poca. Y es que, el contragolpe que lanzó el chiclanero tras un saque de esquina fue de manual. Para enseñar en las escuelas: balón al espacio, carrera de Ñoño por la derecha, pase a Edgar que orienta el esférico para la llegada de Tati por la izquierda y derechazo de este buscando el palo largo. Solo la excesiva rosca imprimida al esférico evitó el gol.

Pocos minutos después, Canedo se erigió como protagonista. El arquero visitante estuvo muy rápido y atento para leer las intenciones de un Ñoño que se quiso aprovechar de otro pase largo de Carlitos. El bonito duelo entre extremo y cancerbero en velocidad se saldó con victoria para este último, que aprovechó que el cañaílla no tenía controlado el cuero para arrebatárselo.

A pesar de lo que puede parecer, el duelo táctico de ambos equipos propició una primera mitad bastante sosa para el espectador que, eso sí, vibró con el inicio del segundo periodo, donde hubo más destellos y ocasiones destacables. Sin ir más lejos, a los dos minutos de juego, Carlitos le tiraba a Rafa una cola de vaca escorado en banda izquierda. Únicamente el manotazo del lateral impidió el avance del crack azulino.

El San Fernando saltó al césped dispuesto a sentenciar y, en el 50’, una conexión entre Tati y Carlitos, dejó a Edgar completamente solo dentro del área. Por desgracia para él, el control se le marchó algo largo y el disparo excesivamente alto. El segundo tanto del Club Deportivo se mascaba. Y estaba claro que Francis tenía que intervenir en él.

La convicción y la impotencia

Es curioso cómo hasta una salida de balón puede terminar siendo una ocasión clara de gol cuando un equipo tiene hambre de victoria. Solo así se explica el acto de fe de Francis para presionar a David en la frontal del área, robarle la cartera y, acto seguido, ser lo suficientemente pillo como para que el propio defensa te derribe en la zona decisiva. Así se fraguó el 2-0 que Ñoño solo tuvo que mandar a la red desde los once metros.

El Sevilla C protesta el penalti mientras Carlitos felicita a Francis. Foto: deportedelaisla.com

Tras esto, el Sevilla C se vio obligado variar su esquema. Álvaro y Schuster reforzaron la retaguardia y los de Chesco comenzaron a creer algo más en sus posibilidades. Tanto que un pase al hueco de Borja dejó a Raúl mano a mano con Fran. Únicamente, Gabi trataba de incomodar al mediapunta que, en pleno forcejeo, disparó como pudo antes de caer. El banquillo hispalense pidió penalti mientras Fran, vencido, veía sonriente como la pelota rebotaba en el poste. Chesco, de pura impotencia, se autoexpulsó protestando y ahí, a falta de veinte minutos para el noventa, puede decirse que se acabó el encuentro.

Al San Fernando le valía el resultado para superar al Córdoba B en la diferencia de goles y el Sevilla se veía incapaz de hacer daño. Masegosa aprovechó para darle un merecido homenaje a Francis, que se retiró ovacionado, dio minutos a Juan Delgado y continuó probando a Mario por delante de Ceballos.

Y todo ello con la satisfacción del deber cumplido. Brillando lo suficiente para colocarse en cabeza de la clasificación. Con autoridad. Y luciendo fondo de armario. Este San Fernando quiere (y puede) hacer algo grande.