Malos tiempos para el Zamora CF. Un equipo grande en críticos momentos. Enfermo, luchando por no evaporarse, que arranca su temporada más sensible tras muchos años de solidez. Pero sea quizás este reseteo el que sane y filtre un equipo mermado. Infectado de un tiempo a esta parte y en proceso de limpieza y curación. Quizás el lema sea, “lo que no te mate, te hará más fuerte. Un Zamora más casero, más zamorano, más raso. Jugadores con corazón y con ilusión por jugar en su estadio. Quizás el dejar de mirar arriba para buscar quien defienda ese escudo, y mirar a los lados, aunque sea por necesidad, sea la solución que en los últimos años nadie quiso ni plantear.

Lo cierto es que todos esos quizás no los cree el pueblo, o simplemente se les pone impedimentos para comprobarlo. El Ruta de la Plata acogía este miércoles el ya clásico torneo veraniego del Ciudad de Zamora y la acogida en las gradas dejó una imagen desoladora, trágica. Un estadio tan grande y tan deshabitado. Hasta el sonido de las manos chocando en los saludos iniciales se podían oír con nitidez. Todo provocado por una directiva que aún tiene unas miras, en lo recaudatorio, muy alto. El alto precio fue el principal motivo para tan pobre entrada en el partido que disputaba el Zamora ante el Burgos CF.

El Burgos trae de cabeza al Zamor

Dos goles de cabeza y otro de falta directa, decidieron un partido falto de intensidad

Lo deportivo dejó sensaciones varias, pero principalmente la de que ambos equipos están proceso de mejora y preparación. El Zamora mejoró en la segunda parte para plantar cara a un Burgos que con poco le valió para ser superior. El equipo de Paco Fernández, señalado como uno de los conjuntos que puedan meterse en la pelea de arriba del Grupo I, dispuso un equipo con dos delanteros centros para buscar el juego directo. Uno de ellos, Montero, ex del Zamora, destacó por su gran repertorio de recepciones y juego aéreo.  Carlos Ramos, zamorano y canterano del equipo rojiblanco, y Ramiro fueron los otros dos jugadores que completaban el trio de antiguos componentes zamoranos.

El partido, en su primera parte, no tuvo miras ofensivas locales. Revi y Jarabo se ofrecían y se ofrecían pero no llegaban ocasiones. Diego, el jugador más talentoso del cuadro de Losada, intentaba filtrar balones y subir los metros zamoranos, pero el Burgos propuso un partido serio  y directo. Montero y Adrián dieron mucho trabajo a la zaga rojiblanca, sobre todo por el aire, y cuando el Zamora replegaba aparecían jugadores de segunda línea para sumar efectivos.

Sin embargo el equipo burgalés no acababa de encontrar finalización. Dos saques de esquina peligrosos de Carlos Ramos y varias internadas de Montero fueron lo más peligroso en este inicio, donde en una de ellas, Uxio se topó con Griñón cuando le quedó el balón franco dentro del área. El final de los primeros cuarenta y cinco minutos lo protagonizó Adrián. El 9 visitante demostró una gran garra y ser un excelente rematador y acaparó las últimas jugadas. Un balón al larguero y un gran gol de cabeza en el último minuto que hacía adelantar a su equipo. El delantero se anticipó y remató un centro de Duro con gran potencia.

La segunda parte el partido se estabilizó más y el Zamora vio más efectivo su estilo de querer jugar el balón. El canterano Barbero dejó buenos detalles  y la frescura de los cambios mejoró un poco al equipo zamorano ante un Burgos más reservón. En este segundo acto, el protagonista visitante sería Jorge. El extremo revolucionaria a un estático Burgos y además sería protagonista de los dos últimos goles. En dos faltas calcadas, cerca de la línea de fondo de la banda derecha del ataque visitante, Jorge pondría el segundo en la cabeza de Fito y marcaría de manera directa en el tercero.

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