Es normal pensar en el entrenador, en los jugadores o incluso en el presidente cuando se habla de un club, pero poco son aquellos que conocen a todos los integrantes del cuerpo técnico, del cuerpo médico o a los utilleros de la entidad, responsables del material y gracias a los cuales se pueden llevar a cabo todas las sesiones preparatorias.

Como si de una madre se tratase; Juan, Mari y Bernardo velan por que los jugadores se encuentren lo mejor posible y que a la hora de sudar la camiseta en el terreno de juego o en el campo de entrenamiento, no les falte de nada. Su labor es mayor que tan solo repartir las camisetas. Cuando aun están descansando los integrantes de la plantilla, son ellos los que ya despiertos inician su trabajo. Zapatillas, pantalón y camiseta, además de medias y ropa interior, correspondiente para cada uno de los jugadores; lo mismo para el cuerpo técnico y para el resto de personal, distinto cada uniforme dependiendo del jugador y de la función.

Todo ello hace más fácil la vida al jugador fuera de casa, como actualmente en el stage que realizan en Asturias, donde lejos de su familia no tiene ningún tipo de ayuda y por ello, además de apoyarse los unos en los otros, los utilleros rojiblancos hacen en la medida de lo posible más llevadera su estancia, consiguiendo que tan solo se tengan que centrar en el fútbol sobre el verde.

Dos habitaciones son las destinadas a almacenar todo el material llevado a cuestas hacia el norte de España y ordenado con gran exactitud por los tres miembros del equipo de utillería. Ropa limpia y variada a disposición de los jugadores a todas horas gracias al trabajo a destajo de los ya nombrados anteriormente.

Al igual que los hombres de campo, hay días con mayor intensidad para los utilleros, y es que cuando hay doble sesión de entrenamiento o una cita frente a otro club, el trabajo es mucho mayor, aumentando el nivel de estrés, para que todo quede perfectamente ordenado tras el ejercicio y disponible para el siguiente, volviendo a estar en su próxima utilización en el mismo estado que en el pasado.

No son pocos los jugadores, y si a ello se suma el cuerpo técnico y que casi todos días el entrenamiento se divide en dos sesiones, para la ropa sucia se necesita más de una lavadora y casi por arte de magia, todos los días, a todas horas, en esas ordenadas habitaciones existe ropa limpia a disposición del jugador. Además, la simpatía de los encargados del material hace que los jugadores se sientan mejor, existiendo una gran relación entre ellos y gastándose bromas continuamente, favoreciendo esto a la formación de un grupo donde todas las funciones del club estén en contacto.

Por todo ello, una importante parte de los éxitos del club es gracias al trabajo de Mari, Bernardo y Juan, que realizan un gran trabajo no siempre reconocido.