El 11 de julio de 2010, España ganaba su primera Copa del Mundo de Selecciones con un gol de Iniesta en el minuto 116 de la prórroga. El bueno de Andrés consiguió el gol soñado por todos aquellos que comenzaron chutando a una portería construida con lo que pudiera haber en cualquier papelera.

Los profesionales que trabajan en el programa de Informe Robinson de Canal+ convirtieron la gesta en epopeya, y gracias a ellos se descubrió todo lo que tuvo que pasar el manchego antes de tocar la gloria. A la trágica pérdida de su amigo Dani Jarque, capitán del Espanyol, se le sumaron numerosas lesiones que lo persiguieron durante toda la temporada hasta el inicio del Mundial. Tantas malas noticias acumuladas hicieron que Iniesta perdiese la confianza en sí mismo, llegando a dudar de su calidad.

La recaída de la lesión en los isquiotibiales en el partido ante Suiza, hizo que el de Fuentealbilla tocase fondo, y es justo en ese momento cuando entra en escena la figura de Raúl Martínez, fisioterapeuta de la Selección, y al que Iniesta considera como el gran artífice de su recuperación, tanto física como mental.

Raúl Martínez basó su tratamiento en una rearmonización de las distintas partes del cuerpo de Andrés, con el objetivo de que una vez estuvieran todas en su sitio, todo volviera a funcionar a la perfección. La noche previa a la final contra Holanda, el fisioterapeuta (y héroe no reconocido) quedó gratamente sorprendido al ver que todo en el cuerpo de Andrés se encontraba perfectamente colocado en su sitio. El final de esta historia quedó grabado en la memoria de todos los españoles.

Este trabajo de rearmonización de las distintas partes (en este caso de las distintas secciones que componen la UD Almería), es de lo que se ha encargado Sergi Barjuan desde su llegada al conjunto almeriense. Aterrizó en un equipo que había tocado fondo a nivel deportivo, con una plantilla hundida y con una afición dividida entre el hartazgo y la desidia. Pese a conseguir un cambio radical en el ánimo y juego de los suyos, el calendario jugó en su contra y no pudo conseguir el milagro de salvar al equipo. Lo que sí logró fue algo que parecía imposible: reactivar la ilusión del club en todos los niveles.

Tras tocar fondo con el descenso a Segunda División, hubo una semana de tensa espera en la que hasta el propio presidente estuvo muy cerca de arrojar la toalla. Pero, ¿qué sería de una historia de héroes y superación sin ese momento en el que todo parece perdido? Por suerte, Alfonso García recuperó el pulso y marcó el objetivo: volver a la Primera División.

Una de las claves que dieron con el Almería en Segunda División fue la falta de un director deportivo, el regreso de Alberto Benito al puesto (que sorprendentemente había estado desierto en su ausencia) suponía que la dirección deportiva volvía a tener cabeza, tanto visible como pensante.

La confección de la plantilla ha rozado la perfección. Sergi y Alberto Benito han trabajado de la mano y se le ha dado al técnico todo lo que ha pedido, tanto en entradas como en salidas. Han dicho adiós jugadores con los que el técnico no conectó durante la temporada pasada, y han llegado otros de jerarquía dentro de la Segunda División y con los que el técnico catalán ya ha trabajado. No estaban en Almería acostumbrados a un trabajo tan estrechamente ligado entre la dirección deportiva y el cuerpo técnico, una muestra más de que Sergi ha ido recolocando al club.

La plantilla ha quedado confeccionada al 90%, con gran parte de la pretemporada por delante, y es el turno ahora de los jugadores del filial de demostrar que tienen sitio en el primer equipo. A los Trujillo, Vélez, Zongo o Azeez se van a unir los Antonio Marín, Dani Romera o Iván Sánchez. El proyecto de cantera, que el Almería comenzó tiempo atrás, ha echado abajo la puerta del primer equipo y amenaza con ser mayoría en éste.

Toda esta relación de noticias positivas que se han ido sucediendo a lo largo del mes de julio, no han pasado desapercibidas para el aficionado almeriense. La plantilla formada por jugadores importantes en la categoría de plata y los de la casa, unida al fútbol atractivo y de ataque por el que apostó Sergi nada más hacerse cargo del equipo, han hecho que se dispare la ilusión entre la afición rojiblanca. Una afición ilusionada y con ganas de fútbol, una sensación que no se sentía en la ciudad desde la etapa de Unai Emery, otra muesca en el revólver para el entrenador catalán.

Desde que comenzó la pretemporada, Sergi no ha parado de repetir un mensaje: volver a la Primera División es un objetivo por el que han de pelear y por el que es obligatorio que todos remen en la misma dirección. En los despachos del club han recogido el guante y, aprendiendo de errores pasados, han acercado el club a la gente. Abonos a precios populares para que nadie deje de sumar en la lucha por el objetivo.

La Segunda División es muy larga e imprevisible, lo que hace imposible asegurar que al Almería le queden 42 jornadas para volver a la máxima categoría. Lo que sí se puede afirmar, a menos de un mes para que eche a rodar el balón, es que la llegada de Sergi ha supuesto que todo en el Almería (directiva, plantilla, afición y prensa) parezca estar perfectamente dispuesto para que así sea.