La UD Almería se presentaba a un partido lleno de dificultades. Visitaba el campo del Lugo, invicto hasta la fecha, un equipo duro y correoso atrás, y con la baja importantísima de Chuli. Por si faltaban dificultades, la lluvia hizo acto de presencia en el Anxo Carro. Y como dice la tradición en Almería, si llueve ya se sabe: toca comer migas. En este caso con tropezones, porque lo del equipo de Sergi en Lugo fue un tropezón importante, más por la actitud y por el juego que por el resultado.

Avisaba Sergi Barjuan en la rueda de prensa previa al partido que él no se casaba con nadie, salvo con su mujer, y por si había alguien que no le creía, el entrenador catalán decidió demostrarlo con actos y no con palabras. El primer aviso lo daba con la no inclusión de Dubarbier en la convocatoria, y el segundo lo dio con la alineación que presentó la UD Almería sobre el terreno de juego del Anxo Carro. Y sorprendió bastante Sergi, pues entre esas muchas novedades se encontraban varios jugadores que hace tres días jugaron los 120 minutos frente al Elche.

Primera Parte de mucho respeto

Conscientes de todos los errores acumulados en los cuatros partidos anteriores, la UD Almería se presentó en Lugo con una actitud mucho más pausada y menos ofensiva que en los encuentros precedentes. Pero como suele ocurrir, la manta se le quedó pequeña al equipo almeriense. Todo lo que la UD Almería ganó en defensa, lo perdió en ataque. Ni Iván Sánchez, ni Eldin Hazic (que sigue sin encontrar su sitio), ni Iago Díaz fueron capaces de dañar el entramado defensivo que dispuso Luis Milla.

El Lugo, que demostró por qué está aún invicto, tampoco quiso arriesgar en la primera mitad y apenas inquietó a Casto. Los dos equipos jugaron un primer tiempo plano, sin remates claros a portería y con muchísimas interrupciones. El Lugo se hacía fuerta en el medio campo, mientras que el Almería intentaba robar arriba para atacar con una contra rápida, pero no llegaban los remates entre los tres palos. En definitiva, el partido viajaba hacia un final cerrado, en el que el equipo que consiguiera adelantarse en el marcador, conseguiría la victoria.

El balón parado, otra vez.

Y así fue, pese a que la segunda mitad empezaba con un balón al palo de Iago Díaz en un saque de esquina, poco tardaría el Lugo en hacerse con el control del partido ante la actitud pasiva de los jugadores rojiblancos. Lolo Reyes, que frente al Elche mostró síntomas claros de mucho cansancio, y Corona eran absolutamente incapaces de plantar cara al medio campo gallego, y el Lugo empezó a llegar sin problemas.

Uno de estos acercamientos acabó en córner, es decir, en gol en contra del equipo almeriense. Pasan los entrenadores, pasan los jugadores, cambia la categoría, pero la UD Almería sigue siendo un drama a balón parado. Esta vez fueron Fran Vélez y Corona (sí, ha leído bien, Corona defendiendo un balón parado) los que dejaron saltar libre de marca a Carlos Hernández para que batiese a Casto y adelantara al cuadro lucense. Si la situación en estas jugadas sigue esta progresión, es posible que las casas de apuestas decidan retirar la apuesta del gol a balón parado en los partidos de la UD Almería.

Tras el gol, Sergi Barjuan movió el banquillo buscando mejorar la nula productividad en ataque de su equipo. Entró Quique por Cristian Herrera, pero poco o nada mejoró el juego ofensivo. La buena colocación y trabajo defensivo del Lugo, sumado al juego lento y errado del conjunto almeriense, hicieron que el portero del Lugo terminara el partido con un total de cero intervenciones. Por si los aficionados de la UD Almería que vieron el partido quieren conocerlo, su nombre es José Juan.

Otro partido que se le escapa al equipo almeriense en los pequeños detalles, otra vez, se le escapa el partido en el balón parado. La Segunda División es muy larga, pero no espera. Al Almería de Sergi le falta carácter para competir, el calendario corre y el carácter, conocido como competitividad en el fútbol moderno, no aparece.

Cuéllar se retiró lesionado en el descanso

Sergi Barjuan se vio obligado a realizar un cambio en el descanso. Carlos Cuéllar, con una sobrecarga, no podía continuar y dejaba su puesto a Morcillo.