Lo del Almería va para guion de película (de drama, por supuesto). Cuando todo apuntaba que la racha de once partidos sin ganar iba a verse cortada ante el Numancia, los rojiblancos sufrían un nuevo varapalo que deja pendiendo de un hilo las esperanzas de la parroquia unionista.

Pronto iban a pintar oros para los locales, que se adelantaban gracias al regalo de un ex como Óscar Díaz que, para pesar de los más impuntuales, iba a mandar al fondo de su propia portería una falta lateral colgada al área por Iván Sánchez en el quinto minuto del envite. Se adelantaba en el luminoso un Almería que después, inconscientemente, le cedería el esférico a su rival, aunque éste no acertaría a circularlo de manera óptima. Los de Joan Carrillo, por su parte, bien plantados sobre el césped, aguardaban un error del conjunto soriano.

Las imprecisiones se imponían sin que ninguno de ambos conjuntos acertara a dominar los compases del juego, lo que posibilitaba que pudieran verse ocasiones a favor de uno y otro. Y en estas, iba a llegar la más clara para el cuadro visitante, por medio de Pablo Valcarce, que remataba dentro del área un pase de la muerte de David Concha para que, con Casto batido, Cuéllar salvara bajo palos.

Avanzaban los minutos y el aficionado rojiblanco poco o nada tenía que llevarse a la boca en la gélida tarde de la ciudad sita a orillas del Mar Mediterráneo, dado que su equipo tiraba de conformismo y se bastaba de la buena colacación de sus hombres para repelir unas embestidas numantinas que no traían consigo demasiada mordiente.

Así se llegaba al final de los primeros cuarenta y cinco minutos. Con un sólido Almería imponiéndose sin grandes alardes gracias a un gol en propia meta de Óscar Díaz y un Numancia al que la intención no le era suficiente para poner las tablas en el marcador.

El buen juego, un espejimo en el desierto

Tras el break, los locales iban a inclinar de forma paulatina el campo hacia la puerta de Munir, olvidándose de especulaciones y medias tintas. Lolo Reyes, en primera instancia, y Quique González, después, iban a llevar el "uy" a las gradas con sendas ocasiones, que despertaban a la parroquia rojiblanca y hacían crecerse a los de rojo y blanco en su juego. A tenor del dominio local, Jagoba Arrasate no iba a quedarse de brazos cruzados e introduciría dos cambios ofensivos. Casos de Aquino y Álex Alegría, que incurrían al terreno de juego en detrimento de Íñigo Pérez y Óscar Díaz. Dichas modificaciones en el once del técnico vasco iban a surtir efecto, toda vez que el dominio local iba a ir diluyéndose con el paso de los minutos.

El choque adquiría entonces la misma tónica que en la primera mitad, con mucho mediocampismo e imprecisiones por parte de ambos. No obstante, con el final del mismo apremiando, las oportunidades iban a vestirse de color rojillo, contabilizándose en hasta tres las ocasiones en las que los visitantes iban tratar de perforar la meta de Casto. Un asedio que Carrillo buscaba replicar con las entradas de Chuli y Soriano para tratar de aguantar el balón.

El contraataque iba a ser el principal aliado del Almería en el último tramo de partido. Un Almería que empezaba a verse atenazado por el cansancio y el miedo a perder, acompasado por las intentonas constantes del bando numantino, que obligaban a dar un paso atrás a los de Carrillo, que tiraban de oficio en las postrimerías del encuentro, propiciando que el cuero discurriera el menor tiempo posible por las inmediaciones del área propia.

Pero nada más lejos de la realidad, la tragedia sobrevolaba el Mediterráneo de nuevo e iba a posarse sobre el césped del feudo rojiblanco. Corría el minuto 94 cuando una jugada de ataque de los sorianos iba a terminar con una falta en la frontal del área almeriensista cometida por Morcillo, dejando sin validez la ley de la ventaja aplicada previamente por el colegiado del encuentro. Aquino, con pierna izquierda, botaba el esférico dirigido entre los tres palos. Casto despejaba de manera defectuosa y el cuero quedaba en el centro del área para que David Concha enviara un pase a la red poniendo el empate en el luminoso, dejando helada a la grada del Mediterráneo.

Esa iba a ser la última acción de un partido que deja al Almería ahogado en su particular crisis y acumulando ya doce jornadas sin conocer la victoria. Este miércoles, los andaluces volverán a competir. Lo harán en Copa del Rey ante el Celta, mientras que el próximo sábado se enfrentarán en Liga al Nástic de Tarragona. El Numancia, por su parte, recibirá en Los Pajaritos al Leganés.