Como si de un gato con sus siete vidas se tratara, la Unión Deportiva Almería va muriendo y resucitando jornada tras jornada. Cuando parece que los andaluces están abocados a caer al infierno de la Segunda B, la situación cambia radicalmente apenas días después. Si tras el partido en Palamós, el futuro rojiblanco caminaba entre el gris y el negro, este domingo ha adquirido un verde esperanzador tras la victoria consumada por los rojiblancos ante el Mirandés. Victoria sufrida, como no podía ser de otra manera, gracias a los tantos de Uche y Morcillo, sobreponiéndose el del central valenciano al empate anotado por Álex García.

Se advinaba una tarde de transistores en el Estadio de los Juegos Mediterráneos. El Almería no solo jugaba en su feudo, sino que también iba a tener presente lo que aconteciera en Mallorca y en Tenerife, donde comparecían sus rivales más directos en la pelea por la salvación. La condensación del calendario -tercer partido en siete días- obligaba a que Fernando Soriano volviera a poner en liza una alineación distinta a la vista en las anteriores fechas, con Zongo y Pozo como principales novedades.

Uche golpea primero

No había lugar para especulaciones. Conceder lo más mínimo al rival, la premisa con la que salieron los locales al césped. Las urgencias,  malas compañeras de viaje, obligaban a estos a tratar de inclinar el campo hacia la meta contraria desde un principio y, fruto de ello, acumularon varias llegadas que no pudieron ser culminadas por falta de precisión, en ocasiones, o por mala fortuna, en otras. Sin embargo, ninguna de estas dos artes iba personarse a los siete minutos de la confrontación, cuando un saque de esquina botado por Dubarbier era rematado a gol por Kalu Uche en el primer palo. El guion, de momento, se cumplía y el Almería sacaba la cabeza del descenso.

Celebración del tanto inicial de Uche por parte de los jugadores de la UD Almería. (FOTO: @Almeriajuega - VAVEL)

No obstante, el tanto inicial no impidió que el cuadro visitante, con nada más que el orgullo en juego, disputara su particular partido y visitara, en ocasiones, los dominios de Casto, creando cierta sensación de peligro al sacudirse de la primera línea de presión indálica. Aun así, traspasada la primera media hora del envite, se sucedió una ristra de ocasiones lo suficientemente claras como para que la renta goleadora al descanso fuera mayor. Jonathan Zongo, Pozo y Lolo Reyes anduvieron cerca de dar la segunda alegría de la tarde a la parroquia rojiblanca, que tuvo que conformarse con el tempranero gol de Uche antes de disfrutar de los quince minutos de descanso estipulados.

La segunda mitad arrancó de la misma manera que la primera: con gol. Pero esta vez el color cambió y los de Carlos Terrazas pusieron la igualada en el luminoso, después de que Provencio, en una jugada personal por la banda derecha, pusiera el balón al segundo palo para que Álex García, ante la pasividad de Ximo Navarro, primero, y la de Casto, después, enviara el esférico al fondo de las mallas.

Quien perdona, la acaba pagando, pensarían los aficionados rojiblancos, que tras esto asistieron a un lapso de tiempo de diez minutos en el que los nervios se apoderaron de los futbolistas de la zamarra de rojo y blanco y el Mirandés bien pudo darle la vuelta al marcador en más de una ocasión. Soriano, consciente de ello, retiró del terreno de juego a un Jonathan Zongo al que, durante su camino hacia el banquillo, acompañó un ligero sonido de viento procedente del graderío. Juan Ramírez era el hombre encargado de sustituir al burkinés.

Licencia para soñar

El Almería no estaba en el partido. Jugando agarrotado, a trompicones y plagado de nervios era incapaz de inquietar a Raúl, cancerbero visitante. Pero cuando peor pintaba para los unionistas, de la nada surgió un halo de esperanza, una luz a la que agarrarse para seguir luchando por mantener la categoría. Falta lateral en el lado izquierdo del ataque local. Pozo al servicio, el cuero coge vuelo y desde el segundo palo entra Morcillo para cabecear y poner a su equipo de nuevo por delante. El Mediterráneo explota; los jugadores, también.

Morcillo desató la locura en el Mediterráneo. (FOTO: @Almeriajuega - VAVEL)

El tramo final del choque se tornaría no apto para cardíacos, con el Mirandés encerrando en su área a un Almería que trataba de matar el partido al contragolpe, pero que no sería capaz de conseguirlo. Las fuerzas no daban para más, los locales estaban extenuados y la afición adquirió entonces un papel protagonista. Cuando las piernas no respondían, el aliento desde la arena dio vida a los pupilos indálicos, que supieron manejar los últimos compases del choque y provocar que el balón estuviera en juego el menor tiempo posible.

Los cinco minutos de añadido sobre los 90 reglamentarios se hicieron eternidad para el respetable rojiblanco, que explotó de júbilo con el pitido de Trujillo Suárez que decretaba el fin de las hostilidades. Victoria sufrida de un Almería que vuelve a depender de sí mismo para lograr la permanencia, gracias al empate de la Ponferradina y a la derrota del Mallorca.

El próximo sábado, los de Soriano afrontarán en Córdoba el último encuentro de la temporada, donde una victoria les valdría para salvar el curso futbolístico. De momento, Almería respira.

Así lo vivimos en VAVEL.