Epicidad, locura, intensidad, intercambio de golpes, batalla campal. Es difícil elegir una sola palabra que defina lo que ha acontecido en el Estadio Municipal de Montilivi, donde dos equipos se han entregado al máximo para llevarse los tres puntos a casa. El primer golpe lo asestó el Almería gracias a una jugada ensayada materializada por Quique González. Sin embargo, la réplica del Girona no tardaría en llegar por partida doble con sendos goles de Pere Pons y Sandaza en tan solo tres minutos. 

Ya en la segunda mitad, Antonio Puertas lograría levantar al reducido número de aficionados almerienses de sus respectivos asientos con un gran gol desde la frontal del área. Cuando parecía que el encuentro estaba abocado al 2-2, llegó Fidel con su punta de velocidad para poner el 2-3 provisional, que rompería Samuele Longo tan solo cinco minutos después con el 3-3 definitivo. Fútbol en estado puro. 

Primera parte: tres minutos de locura

El encuentro comenzó con una igualdad más que latente y un respeto entre los dos contendientes, conocedores de la importancia de los primeros partidos para dirimir la marcha del equipo en la competición regular. La primera ocasión no tardaría en llegar por mediación del conjunto local, el centrocampista Juanpe remató un buen centro pero el cancerbero almeriensista estuvo atento para detener el cuero. 

Con el paso de los minutos, el partido prosiguió por sus fueros monótonos, gracias en parte a la ordenada defensa del Girona, formando con cinco hombres por primera vez en esta campaña. Las ocasiones brillaban por su ausencia, si bien es cierto que la intencionalidad ofensiva procedía en su mayor parte del Girona

Pasado el primer cuarto de la primera parte, el encuentro tornó agresivo con dos protagonistas principales, Cristian Herrera, exjugador del Almería y Fran Vélez, capitán del conjunto urcitano. El encontronazo entre ambos futbolistas se saldó con cartulina amarilla tanto para el jugador local como para el visitante. 

Cuando más dominio tenía el conjunto gerundense, llegó el gol de los almerienses gracias a una gran jugada de estrategia, orquestada por Fidel y Pozo. En lugar de poner el balón a la olla, Fidel cedió al malagueño en corto para que se internara por la banda derecha y pusiera un centro preciso para que Quique González asestara un buen cabezazo directo a las mallas defendidas por Bounou. 

Tan solo unos instantes después del gol almeriense, a punto estuvo de llegar la igualada por mediación del veterano Fran Sandaza, que cabeceó en solitario un acertado centro de Portu, uno de los futbolistas más destacados del partido. 

Sin embargo, el premio al esfuerzo no tardaría en llegar para el cuadro gerundense. Portu, el mejor protagonista posible de esta película, puso un balón bombeado y certero para que Pere Pons la empalara de primeras, previo toque en el poste izquierdo de la meta defendida por Julián Cuesta. Pero la película de terror no había hecho nada más que comenzar en esta primera mitad. Un centro preciso de Aday, sería rematado mejor aún por Fran Sandaza ante la cara de póker de Julián Cuesta. Tres minutos, dos goles gerundenses

Segunda parte: que el ritmo no pare

Cuando aún los espectadores estaban acomodándose en sus respectivos asientos, llegaría la pesadumbre para los gerundenses en el estadio municipal de Montilivi. Gran jugada del cuadro andaluz, que finalizaba Antonio Puertas de un disparo cruzado tras un buen pase de Quique González. Borrón y cuenta nueva. 

Con el gol de los almerienes, el encuentro adquirió un ritmo frenético por parte de los catalanes, que buscaron el gol con ahínco para darle una alegría a su hinchada. Un gran centro chut de Cristian Herrera a punto estuvo de darle una sorpresa al arquero visitante, que estuvo atento para despejar el cuero con la yema de los dedos. 

Con el gol de los rojiblancos en los primeros instantes de la segunda mitad, el guion cambió radicalmente en detrimento de los jugadores gerundenses, ya que los almerienses estaban llegando con más peligro y marcaban los tiempos con una gran presencia física en el centro del campo.

El transcurso de los minutos y el cansancio de los contendientes provocó que el encuentro adquiriera un cierto tono monótono. Tan solo los destellos de calidad de José Ángel Pozo y Portu cambiaron de forma mínima el guion del mismo. Los cambios tempraneros de Pablo Machín, Longo y Granell, en sustitución de Herrera y Sandaza, tampoco surtieron el efecto necesario. 

Pero los guiones existen para algo, para cambiarlos en este caso. Los almerienses estaban mostrando cierta superioridad en la segunda mitad y eso se transformó en goles por doquier. Una vez más, una contra dirigida por el ordenado centro del campo almeriense acabó en un gran gol de Fidel, previa asistencia magistral de Quique González desde el suelo, convirtiéndose en el héroe del encuentro con un gol y dos asistencias. 

Pero tal y como son las películas de miedo, dejan el gran susto para el final, como así se produjo en el encuentro en Montilivi. Para añadir un tinte épico a este gran envite, Samuele Longo, recién salido del horno, se aprovecharía de una sucesión de rechaces en el interior del área para anotar el tercer gol del partido para los gerundenses. 

Un cabezazo de Cifu, que a punto estuvo de convertirse en el cuarto gol de los locales, pondría el punto y final a un gran partido, alegre a la vista para los espectadores y épico para los grandes protagonistas, los futbolistas. 

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