Históricamente, el Barcelona B no ha sido un rival complicado en tierras amarillas. Desde que el filial blaugrana viajara por primera vez a Gran Canaria en octubre de 1983, la UD Las Palmas tan sólo han perdido dos encuentros en las once visitas del cuadro catalán, curiosamente en la primera y en la última vez que ambos equipos se han enfrentado.

Y es que la temporada pasada, el conjunto dirigido por Eusebio Sacristán se veía las caras con una UD Las Palmas en horas bajas, pasando quizá su momento más difícil de la temporada y sin un delantero decisivo. Aranda no tenía fortuna de cara a portería, Christantus llevaba meses sin jugar y Sergio Lobera apenas daba la titularidad a los canteranos como Asdrúbal o Héctor Figueroa. Con todo ello, eran los hombres de segunda fila como Apoño, Masoud o incluso Vicente Gómez los que, con sus tantos, sacaban al equipo adelante.

Las Palmas y el Barça B llegaron al partido con los mismos puntos, 54

Con todo ello se llegó se llegó a la jornada 36 de la fase regular. Los amarillos estaban situados con 54 puntos, los mismos que el Tenerife y curiosamente los que tenía el Barcelona B. Los de Sergio Lobera, que por aquel entonces estaban a cuatro puntos del Eibar, segundo clasificado, y a nueve del líder, el Deportivo de la Coruña, eran conscientes de que una victoria sería una buena dosis de moral de cara a las últimas jornadas, mientras que un pinchazo haría disipar las aspiraciones a alcanzar los puestos de ascenso directo.

En frente, un Barcelona B sin nada que perder pero un tanto alicaído, puesto que a lo largo de la semana se anunció el fallecimiento de 'Tito' Vilanova, antiguo entrenador del primer equipo y un emblema de los jugadores de la Masía. Con todo ello se dio inicio a un partido en el que la fortuna no sonreiría a los amarillos.

Y es que desde el minuto uno, el equipo amarillo empezó una y otra vez a amenazar la portería de Jordi Masip, que tuvo el día más acertado de la temporada y su gran actuación en el encuentro fue uno de los motivos por los cuales Luis Enrique le daría ficha en el primer equipo. Primeramente, blocando con seguridad un gran disparo colocado de Momo, y en segundo lugar, haciendo dudar a Masoud en uno contra uno, donde el iraní cruzaría su disparo por fuera de los tres palos.

Mientras tanto, el cuadro culé esperaba su oportunidad, sin precipitarse. Eusebio era consciente de que si intentaba jugar de tú a tú a los amarillos iba a salir perjudicado por lo que se limitó a reforzar su línea defensiva y buscar jugadas aisladas al contragolpe, donde el canario Sandro sería el que más peligro llevaría a la portería defendida por Mariano Barbosa.

Uno de los más activos del partido fue, sin duda, Momo. El mayor de los hermanos Figueroa estuvo incansable durante los 90 minutos buscando el gol, y de hecho lo intentaría sin prácticamente ángulo a través de un libre directo, donde se encontraría con una buena intervención de Masip. También seguía advirtiendo el cuadro visitante a la contra, y al borde del descanso sería Denis Suárez el que pusiera en aprietos a Barbosa con un disparo desde fuera del área que buscaba la escuadra y que se marcharía por muy poco.

Ya para finalizar el primer asalto, Masip volvería a desesperar al cuadro de Sergio Lobera hasta en dos ocasiones. Primeramente con un acrobático remate de chilena de Apoño que blocaría en la línea de gol y ya en el tiempo de descuento parando un remate de Javi Castellano, que se zafaría de dos defensores y remataría desde larga distancia.

No cambiaría el guión en la segunda mitad. El conjunto amarillo seguiría teniendo las mejores ocasiones y no daba cuartel a un Barcelona B que se sentía muy cómodo sin balón. Aranda, que no tendría ni mucho menos su partido más brillante, lograría sacar petróleo de la única jugada personal que dispuso para provocar el penalti de Bagnack.

En el terreno de juego, Las Palmas tenía muy buenos lanzadores de penaltis. Apoño, Masoud e incluso Valerón, pero al igual que está ocurriendo esta temporada, sería Momo el que asumiera la responsabilidad desde los once metros. Sin embargo, el grancanario vería como ejecutaría un disparo muy poco ortodoxo, que finalmente se marcharía por encima del travesaño.

Munir revoluciona el encuentro

Ya en los últimos veinte minutos de partido, Eusebio daría el jaque mate a su partida táctica con Lobera. Quitó la fuerza y el empuje de Dongou para dar lugar a la clase, el desborde y el olfato goleador de Munir el Haddadi. El interior de El Escorial revolucionaría por completo el encuentro, y nada más ingresar en el terreno de juego, daría una asistencia de lujo a Espinosa para marcar el primer gol del encuentro. Un gran pase que dejó completamente sólo al de Talavera de la Reina, que remató ante la salida de Barbosa.

El barco amarillo quedaba tocado y prácticamente hundido tras el tanto visitante, y fue entonces cuando Lobera movió banquillo y quitó a Valerón y Masoud para dar entrada a Héctor Figueroa y Benja. Los problemas llegaron cuando el esquema prestaba a confusión, dado que habían tres 'nueves' en la punta de ataque y la única solución era mandar centros al área que, o no encontraban destinatario o se marchaban desviados.

Y con numerosos espacios en la defensa rival, el Barça B tan sólo tuvo que poner un pase en profundidad a Munir para que éste se quedara completamente sólo ante Barbosa y sentenciara el encuentro. Los más de 15000 aficionados amarillos ya desfilaban hacia sus casas con el segundo tanto visitante. El partido ya estaba concluido.

Ahora, el filial blaugrana visita el Gran Canaria en condiciones completamente diferentes. Siendo uno de los candidatos a descender de categoría, el equipo llega necesitado de puntos y con el objetivo de repetir la gesta de la temporada pasada. En frente, una UD Las Palmas que, al igual que en la anterior campaña, no quiere descolgarse de la lucha por el ascenso directo y que además sabe que un pinchazo haría disipar todas sus opciones. La emoción ya está servida en el Gran Canaria.